La vuelta de Ibaka (nueve puntos, ocho rebotes y tres tapones) y el valor añadido de Lamb (siete puntos, tres robos y tres rebotes) han inyectado a Oklahoma City Thunder el punto de contundencia que necesitaban en defensa para desmantelar la disciplina de Popovich y los suyos. Gracias al revestimiento con el que envolvieron la zona, los de Scott Brooks alcanzaron a empatar el tanteador de la serie a dos, además de congratularse por la actuación conjunta de Westbrook y Durant (71 puntos, 15 asistencias, 10 rebotes y ocho robos). De esta forma, San Antonio encadena una racha de nueve derrotas consecutivas en el Chesapeake Arena y ve saltar las alarmas por la pésima imagen mostrada.

El parcial de 8-0 (3/3 en TC) que mostraron los texanos nada más empezar el partido fue un presagio erróneo de lo que se les venía encima. Durante unos momentos, sí que San Antonio dominaba por formas la pelota y la circulación de la misma, pero fue taponar Ibaka dos balones y lesionarse Reggie Jackson (entraría Lamb) y a Oklahoma le entró un escalofrío por el cuerpo que convirtió en puntos a bases de tiros flotados. Uno de tras de otro hasta que Westbrook se fue a los 11 puntos al final del primer cuarto y, Oklahoma, a cuatro tapones (sin apenas puntos de San Antonio en la pintura). Los visitantes se empecinaron en el tiro exterior ante la imposibilidad de penetrar (sólo Parker) y acumularon varias pérdidas hasta acabar con seis puntos de desventaja antes de empezar el segundo acto. A esas alturas, Lamb hacía olvidar a Jackson y Sefolosha (segundo partido consecutivo que no juega ni un segundo) con tres robos y un +12 con él en pista.

El ritmo alto continuó en el segundo cuarto: Durant calentó muñeca con cinco puntos seguidos (acabaría con 15 en el cuarto) y se aprovecharon las tres faltas personales de Ginóbili (se anulaba así el tiro de tres más eficiente del rival). Aceleró Oklahoma a sintonizar sus dos estrellas, a robar balones y a precipitar las pérdidas de Spurs, que se mostraba muy poco fiable en el tiro. Tan sólo Parker, con 12 puntos y cuatro asistencias antes del descanso, daba fe de que San Antonio se presentó en el pabellón. Las estadísticas mostraban antes de enfilar el vestuario que Durant+Westbrook sumaban 39 puntos, 11 asistencias y cuatro robos, mientras que todo San Antonio aglutinaba 43+9+2. Y en porcentajes de tiro: Oklahoma, 22/43 (51’2%); San Antonio, 17/41 (41’5%). Renta de 15 puntos para los locales y siete pérdidas para los visitantes en cuanto al redondeo de la catástrofe.

Al intermedio, San Antonio era un equipo blando, desordenado y sin ningún hambre. La presencia de Ibaka (finalizó con nueve puntos, ocho rebotes y tres tapones) y la activación de Perkins (que acabó con dos tapones y diez rebotes) les habían cerrado las puertas a la faceta que había explotado en sus dos primeras victorias: la zona. Con el muro delante, apenas lanzaron tiros libres (5/6 y en los últimos seis minutos del segundo cuarto) y acabaron ahogados con tiros exteriores. Mientras, los Thunder disfrutaban corriendo de un lado para otro, con alegría y sin freno, robando todo lo que podían.

El tercer cuarto significó una masacre auténtica: los de Brooks saltaron a la cancha con una voracidad asustadiza. Arruinaron cualquier tipo de reacción y, a mitad de cuarto, la estadística de puntos al contraataque les era favorable 21-0, ¡hasta sumaron un parcial de 12-0 en tres minutos! Estaban desatados. Y los Spurs, hundidos. La dama imperturbable que Popovich talló con mimo y disciplina se fue desmoronando como si un ataque de termitas destruyera la madera. Ni siquiera había brillo y la compostura de otros tiempos se esfumó. Tanto, que el propio entrenador decidió que fueran los reservas quienes saltaran a cancha, algo que, extrañamente, funcionó: redujeron desde -25 hasta -14 el puntaje con silenciosos pasos, lo que se entendió como un pequeño amago antes del cuarto decisivo (83-67).

Y como amago que fue, no fructificó del todo. El último tramo del partido sirvió para masacrar las expectativas de los texanos y presenciar la eclosión de Westbrook, que se fue a los 40 puntos, diez asistencias, cinco rebotes y cinco robos con un decente 12/24 en TC para presentarse como el hombre del partido. No hubo ni siquiera reacción en los hombres de negro, cuyo mayor logro estuvo en Diaw: 14 puntos, diez rebotes y tres asistencias. San Antonio fue poco más con un Ginóbili desaparecido (2/8 en TC, cinco puntos y un robo en 11 minutos, pese a convertirse en el zurdo con más puntos en los playoffs –por encima de Bill Russell) y un Duncan sin presencia (-14 con él en cancha). Así acabó hasta el 105-92.

Lo más positivo para San Antonio, que acabó con 39’8% en TC (33/83), 13 pérdidas, cuatro veces menos tapones (2) y tres veces menos robos (4) que su rival, es que la serie vuelve a su hogar para intentar voltear la situación y descifrar cómo combatir las nuevas armas de los Thunder (Lamb, Ibaka y algo de Jackson) antes de que sea demasiado tarde.

Foto: Andrew D. Bernstein