Derrick Rose en un "hijo de Chicago", o al menos eso decían en la cuenta oficial de Twitter de los Bulls después de haberle dado una patadita en el culo. Lo cierto es que cuesta asimilar a Rose sin Chicago, o a Chicago sin Rose, pero lo que está más que claro es que sus respectivos caminos se han separado. Sin duda, no ha sido la forma más emotiva y bonita de salir de la franquicia de su vida, pero así es la NBA en ciertos momentos, un mercado que no entiende de sentimentalismos y lágrimas. Chicago le dio todo a Rose y Rose dio todo por Chicago, pero circunstancias del destino han hecho que se tenga que ver a D-Rose con la camiseta de los Knicks jugando en el United Center.

Cuesta pensar que esta situación sea fácil para el MVP del año 2011. No debe de ser sencillo abandonar la ciudad que le vio crecer, que le vio lanzar sus primeras canastas y que le vio levantar su primer MVP. Los fans de los Bulls amaban a Rose y él amaba a sus aficionados. Han vivido muchas cosas juntos, Game Winners en Playoffs, lesiones, recuperaciones, momentos inolvidables... Nadie pensaba que este matrimonio perfecto se iba a romper, pero así ha sido. Todavía quedan aficionados preguntándose cómo han sido capaces de vender al "hijo pródigo" por Robin López, José Manuel Calderón y Jerian Grant. Como muchas veces había dicho el propio Rose: "La NBA es un negocio entre los de arriba y nunca sabes donde puedes acabar". ​

DRose en su instituto I Foto: betterhousekeepingvacuums.com
DRose en su instituto I Foto: betterhousekeepingvacuums.com

El dorsal '25' para comenzar un nuevo proyecto

Todos sabían que iba a estar difícil que pudiese jugar con el '1', pero Derrick ya ha encontrado su dorsal perfecto para empezar esta nueva etapa. Rose va a jugar en los New York Knicks con el '25'. Éste no es para homenajear a leyendas de la franquicia como Bill Cartwright, Doc Rivers, o Timofey Mozgov, todos los jugadores que han llevado el 25 en la franquicia de la Gran Manzana. Si no para recordar a una vieja leyenda de su instituto, Benjamin Wilson.

Hace no mucho tiempo Benjamin Wilson se ganaba a los aficionados del instituto Simeon y comenzaba lo que podía ser el inicio de una brillante y prometedora carrera. Al igual que Rose, Benji, no era de un barrio tranquilo y un día cualquiera, una persona cualquiera le dio dos disparos arrebatándole la vida. Una prometedora estrella nacida en Chicago se iba y dejaba un vacío enorme.

Rose también jugó en su instituto y también despertó las pasiones que hizo él año atrás. Derrick Rose usó ése su número, el 25 y llevó a los ‘Simeón Wolverines’ a ganar por segunda vez el Campeonato del estado tras el triunfo de Wilson en el año 1984. Han pasado muchos años de aquella etapa del instituto, pero la ilusión es la misma misma: volver a ser grande en la NBA. Una auténtica lástima que ya no sea en la ciudad donde corretaba por las calles, pero la Gran Manzana no deja de ser una interesante opción.

Derrick ya no volverá a lanzar el beso al cielo en United Center, no volverá a escuchar el característico: "¡Frooom Chicagooo!" en su presentación, pero tiene otra vez a Wilson en su espalda. Seguramente él le recuerde de donde viene, donde están sus orígenes y quién sabe si le da esa fuerza para volver a ser ese jugador que deslumbró al mundo. New York es un buen sitio para triunfar, por Benji.