En los tres últimos años, Toronto Raptors ha sido una de las franquicias reinantes en la Conferencia Este. Gran parte de su hazaña se la debe a DeMar DeRozan y Kyle Lowry, sus perimetrales estrellas. Pero este duo se puede llegar a disolver y en Canadá se encendió la alarma. Es que el base del equipo y del USA Team en los Juegos Olímpicos de Río 2016, advirtió que pretende un nuevo y mejorado contrato, similar al que firmó su amigo DeRozan, o de lo contrario buscará para la próxima temporada nuevos horizontes en los que lo reciban con los brazos y los maletines abiertos.

El exjugador de Houston Rockets y Memphis Grizzlies llegó en 2012 a los Raptors. Allí fue donde mejor se desempeñó en su carrera profesional. Actuó como factor determinante para que los canadienses alcanzaran sus primeras Finales de Conferencia en la pasada temporada y fue All-Star en 2015 y 2016. Por todo esto, Lowry cree que los 48 millones de dólares por cuatro años que figuran en su actual contrato no reflejan su valor en las canchas. Siente que, a sus 30 años, es momento de dar el salto hacia las grandes -exorbitantes- cifras que rodean a las leyendas y está dispuesto a lograrlas, aunque para eso deba alejarse de uno de los planteles más competitivos.

La directiva imagina a DeRozan como la piedra fundacional de un posible equipo campeón de NBA. La experiencia ganada en la derrota frente a Cleveland Cavaliers en junio los catapultó a ser serios candidatos en el futuro. Cierto es que las dos estrellas se catalogan como la mejor dupla de la liga y entienden que para ganar van a necesitarse el uno al otro. Son muchas las variables que pueden tomar parte en el transcurso de la temporada, pero en Toronto avecinan un problema y empiezan a pensar su solución.