Jason Kidd lleva ya dos temporadas completas al frente de los Milwaukee Bucks. La primera temporada fue extremadamente especial, ya que Kidd fue capaz de repescar a los Bucks de una temporada desastrosa en 2014 (15-67) para llevarlos de nuevo a la senda de la victoria y a los playoffs en 2015 (41-41). Muchas esperanzas estaban puestas en Kidd y en la franquicia de Milwaukee la pasada temporada, pero no causaron nada más que una profunda decepción. Tras una temporada esperanzadora como fue la 2014-2015, los chicos de Kidd acabaron con un bañance de 33-49 en un año que parecía extremadamente importante.

Pese a la desastrosa campaña y a que aún disponía de un año más de contrato (la actual temporada), los Bucks han decidido renovar a Kidd y ampliarle su contrato tres años más, pagándole una cantidad cercana a los 18 millones de dólares. La ampliación ha despertado muchas dudas en el entorno de Milwaukee, ya que parece un gasto innecesario cuando Kidd aún disponía de un año para demostrar su valía. Por otra parte, la lesión de Middleton va a afectar en gran medida a la temporada de los Bucks y eso es algo que los dirigentes de la franquicia saben y aceptan. Una vez asumen que la temporada no será tan buena como creían que iba a serlo, la franquicia quiere asegurarse la continuidad de Kidd pese a que pueda conseguir un balance relativamente mediocre. La renovación deja muy claro que los Bucks confían en su entrenador y que quieren plantear un proyecto a medio-largo plazo.

En Milwaukee pretenden formar un gran equipo bajo la tutela de Jason Kidd, y no quieren que el entrenador se les escape. Esta temporada se presume dura debido a la lesión de un jugador vital como es Khris Middleton, pero saben que deben continuar confiando. Con las expectativas bajas, todo lo que pueda conseguir Kidd este año será positivo y, si no consigue nada, dispone de mucho más tiempo para demostrar que merece el dinero que los Bucks están dispuestos a darle.