Detrás de cada leyenda de la NBA hay una gran historia que contar, con muchas curiosidades y momentos únicos que merecen ser contados. En el día de hoy revivimos la historia de uno de los jugadores más brillantes, con una visión de juego realmente única, Earvin “Magic” Johnson, Jr. Se trata de un jugador que llenaba todos los Highlights con sus jugadas, casi siempre por supuesto asistencias. No es casualidad que haya pasado a la historia conocido como “Magic”, pues literalmente es un hombre que hacia pura magia sobre el parquet. Un jugador que te hacia tener que repetir varias veces la jugada para intentar entender como había dado ese pase; era una delicia. Cinco veces campeón de la NBA, miembro del Hall of Fame y leyenda viva de este deporte. Personalmente, fue el jugador en el que me fijaba cuando comenzaba a jugar al baloncesto; quería ser como él, pasar como él y maravillar como él. Un jugador único: Magic Johnson.

Magic Johnson, eterna sonrisa de la NBA (NBA.Com)

Etapa universitaria, comienza su rivalidad y amistad con Larry Bird

En la temporada 1977-78 Magic Johnson se unió al equipo de la universidad de Michigan, en la que jugó durante dos temporadas antes de dar el salto a la NBA. En esa primera temporada, promedió 17 puntos, 7,9 rebotes y 7,4 asistencias por partido, además de ser nombrado Novato del Año. Magic ya demostraba con sus números su gran versatilidad, siendo un base que además reboteaba mucho y jugando de interior con gran facilidad gracias a su altura. Esto es algo que le acompañaría toda su vida, siendo uno de los bases más altos de la NBA, con 2’06 m. En su segundo y último año como universitario, acabó por presentar todas sus credenciales para el draft del año 1979. Ese año los Michigan State Spartans, liderados por Johnson, llegaron a la final de la NCAA, en la que se midieron a la universidad de Indiana, unos Indiana State comandados por Larry Bird, que sería elegido en sexta posición del draft de ese año. Johnson fue campeón de la NCAA, venciendo por 75-64. En su segundo año universitario, promedió 17,1 puntos, 7,6 rebotes y 7,9 asistencias y fue nombrado mejor jugador del torneo.

Dos futuros amigos, frente a frente en la universidad (Wikipedia.org)

Magic Johnson, primer número 1 del draft en no terminar los cuatro años universitarios

El de Michigan acababa de finalizar su segundo año universitario, y ya fue seleccionado en primera ronda del Draft de 1979 de Nueva York. Fue drafteado en el puesto número uno por Los Ángeles Lakers, equipo en el que disputó toda su carrera como profesional, trece temporadas que se vieron interrumpidas por la trágica noticia por todos conocida, su anuncio de padecer VIH. Con tan solo 19 años, Magic Johnson llegaba a la NBA, en un primer año en el que pasó a la historia. Ni mucho menos llegó como la estrella del equipo, que tenía como principal figura a Kareem Abdul-Jabbar. En su primera temporada en la NBA promedió 18 puntos, 7’7 rebotes y 7’3 asistencias, lo cual le permitió entrar en el mejor quinteto de Rookies de la NBA y ser titular en el All Star Game.

Johnson llegó hasta las finales de la NBA, en las que se enfrentó a los Sixers del Dr. J. Los Lakers iban bien, y en el quinto partido lograron llevarse la victoria, poniéndose arriba en la serie (3-2). Sin embargo, Kareem Abdul-Jabbar salió lesionado del partido, y los médicos decidieron que lo mejor para su salud era que no disputase el sexto partido. En el avión que les llevó a Philadelphia para enfrentarse a los Sixers, Magic protagonizó uno de sus momentos más recordados, pidió a su entrenador (Paul Westhead) que le pusiera de interior, que se encargaría de suplir a Abdul-Jabbar. Entonces, llamó a su padre y le dijo que volvería a jugar como en la universidad, que iba a volver a ser un anotador en aquel partido. Además, ante la preocupación del equipo por la ausencia de Kareem, se dirigió a todos, siendo un Rookie, y les dijo: “no tengan miedo, Magic está aquí”.

El partido que le hizo pasar a la historia

Llegó el sexto partido, y Magic Johnson luchó el salto inicial; efectivamente, iba a jugar de center. Aquel día, el mundo de la NBA asistió a uno de los mayores espectáculos que se había visto hasta ahora. El Rookie, el chaval de 20 años, volvió loco a todo Philadelphia, no existió jugador en ese partido capaz de pararle. Magic hizo lo que quiso, cuando quiso y como quiso. Fue letal desde el tiro de media distancia, imparable en la pintura, repartió asistencias de fantasía y reboteó como un pívot dominante. Acabó la noche con 42 puntos, 15 rebotes y 7 asistencias, sus Lakers vencieron 107-123 a los 76ers y Magic fue nombrado MVP de las finales, consagrándose ya como una estrella de la NBA.

A momentos duros, reacciones de leyenda

En la temporada 81-82, tras un año en el que estuvo muy mermado por sus problemas de rodilla, decidió marcharse del equipo por problemas con su entrenador, Westhead. Sin embargo, el propietario de la franquicia angelina optó por echar al entrenador y contratar a Pat Riley. Finalmente, llegó a sus segundas finales con los Lakers, de nuevo contra los Sixers de Julius Erving. Como ocurrió en las finales del 80, Magic fue MVP de las finales, y los de oro y púrpura vencieron por 4-2. Sus números en esos playoffs fueron de 17’4 puntos, 11’3 rebotes y 9’3 asistencias, prácticamente promediando un triple doble, algo de locos. En ese sexto partido en el que Magic conseguía su segundo anillo de campeón de la NBA, acabó con 13 puntos, 13 rebotes y 13 asistencias.

Los dos años siguientes fueron complicados. Johnson era el líder indiscutible de los Lakers, y logró llevarles a otras dos finales consecutivamente. En la primera, fueron arrollados por 4-0 por los Sixers, ya liderados por Moses Malone, vengándose así de los dos últimos anillos ganados por Johnson. La segunda, pertenece a la pequeña historia particular entre los Lakers y los Celtics de aquellos años.

Los años 80, el tiempo dorado de los Lakers de Magic

Magic tenía por delante los años más brillantes a nivel de títulos en su carrera. En nueve años, desde las finales del 80 hasta las del 88, Magic logró sus cinco anillos de campeón de la NBA con los que finalizó su carrera. Tras esos dos primeros contra los Sixers, llegaron los enfrentamientos con los celtics de Larry Bird. Se enfrentaron por primera vez en el 84, en la que Bird salió victorioso, pero vencieron a los de Boston en dos de los tres siguientes años. En las finales del 85 y del 87 se enfrentaron Bird y Johnson, siendo el de Michigan el que venció en ambas ocasiones, además de ganarse el MVP de las segundas finales. Al año siguiente, en el 88, de nuevo los Lakers llegaron a la final, donde se midieron a los Detroit Pistons. En los angelinos James Worthy comenzó a tomar protagonismo, siendo el MVP de las finales. Sin embargo, Magic se convertía por quinta vez en su carrera en campeón de la NBA, cinco anillos que ganó de la mano de Kareem Abddul-Jabbar, una pareja que hizo de los años 80 una década dominada por los Lakers

Un final inesperado, el coraje de una leyenda que dijo adiós al baloncesto

El 7 de noviembre de 1991 es recordado como uno de los días más tristes del mundo del baloncesto. Magic Johnson salió a dar una rueda de prensa en la que anunció que padecía el VIH y que por ello debía retirarse inmediatamente de Los Ángeles Lakers. Para muchos, fue un ejemplo de superación a partir de ese momento, en unos tiempos en los que el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) acababa de ser descubierto. En ese momento la NBA demostró por qué es un mundo fantástico. A pesar de que Magic no jugó en la temporada, fue nombrado para jugar en el All-Star Game. Lo jugó, ganó el oeste, y recibió un improvisado homenaje muy conmovedor. Ese verano, en el 82, se disputaron los juegos olímpicos de Barcelona, para los que Magic fue convocado. No estuvo a un gran nivel, pero ese equipo pasó a la historia conocido como el Dream Team, y Johnson estuvo en él.

Magic Johnson en el día que anunció que padecía VIH (Jon Soohoo)
Magic Johnson en el día que anunció que padecía VIH (Jon Soohoo)

Sin duda alguna, Magic fue un jugador de los que caía bien, siempre con una sonrisa en la cara, y al que todo el mundo quiso, independientemente de los colores, independientemente del equipo. Una leyenda, pero para otros, un ejemplo a seguir como persona.