El presente de los Boston Celtics, aunque encaminado al éxito mediante buenos resultados, presenta grietas por donde se cuelan los rumores, tan típicos de la NBA. La franquicia con más Anillos en la liga se posiciona tercera en la Conferencia Este y segunda en la División Atlántico, pero lo que preocupa a los del duende y el trébol desde hace años es la persistente deficiencia en el rebote. Las estadísticas señalan que son los séptimos peores en este rubro, con sólo 42 rebotes por partido de promedio, y las especulaciones de que los Celtics buscarán conseguir en febrero a un experto en rebotes mediante un trade tiene un nombre en la delantera: Andrew Bogut.

El australiano de Dallas Mavericks promedia 8,9 rebotes por partido en su carrera en temporada regular. Bogut, quien supo ser primera elección del Draft y luego alcanzó la gloria con Golden State Warriors, es la carta que posiblemente jueguen los directivos de Boston para inyectar de rebotes al plantel, algo que no ha podido lograr el gigante Al Horford, la reciente incorporación que promedia 6,4 rebotes por partido, por debajo de Avery Bradley, el líder de la plantilla con 7,8. Lo cierto es que ningún jugador de los Celtics se coloca entre los primeros treinta reboteros de la liga, algo que se traduce en lo colectivo. 

La negociación puede caer como un oasis en el desierto para ambos equipos. Para los Mavericks, la chance de contar con un pick en el próximo Draft y jugadores jóvenes tienta ante el desempeño en esta temporada, la peor desde la inclusión de Dirk Nowitzki en el equipo tejano. Por el lado de los Celtics, Bogut sería el componente justo para un conjunto que promete ser más que buenas impresiones. Una pareja interna compuesta por el ex Milwaukee Bucks y Horford como señuelo o sociedad para el base Isaiah Thomas garantiza resultados. Mientras tanto, los de verde se las arreglarán para bajar la pelota en la pintura.