Steph nació el 14 de marzo de 1988 en Akron (Ohio, Estados Unidos). Su padre Dell Curry fue un famoso jugador de la NBA que militó en distintas franquicias: Utah, Cleveland, Charlotte, Milwaukee y Toronto. Pero donde pasó más tiempo y disfrutó de su mejor juego fue en el equipo de Carolina del Norte.

Dell pasó diez años en Charlotte, época que coincidió con los primeros años de vida de Stephen. Por lo tanto, el estado de Carolina del Norte, sus rincones y su gente vieron crecer al MVP en 2015 y 2016 de la mejor liga de baloncesto del mundo.

Como es lógico, el padre de la actual estrella de los Golden State Warriors le introdujo a su hijo en el mundo de la pelota naranja a una temprana edad. Muchos pensarán que el simple hecho de tener un padre profesional, facilita automáticamente las cosas. Sin embargo, la historia hacia el éxito es bien distinta.

Stephen demuestra su pasión en la cancha cada día / Foto: Zimbio
Stephen demuestra su pasión en la cancha cada día / Foto: Zimbio

Steph aprendió a jugar a baloncesto viendo partidos de su padre y entrenando con él. Pero los constantes viajes de competición de Dell, hicieron que Sonya, madre del pequeño, le enseñara los fundamentos y valores de la vida y el deporte. Poco a poco fue creciendo y destacando en el instituto hasta que la universidad de Davidson le dio la oportunidad de hacerse un nombre y mejorar su juego en el panorama baloncestístico.

En el mundo hay un total de 194 países repartidos en cinco continentes: Europa, Asia, América, África y Oceanía. Por lo tanto, no cabe duda que de todas estas tierras salen año tras año grandes jugadores de baloncesto, concretamente cientos de miles cada temporada. Sin embargo, no todos tienen la oportunidad de triunfar ni las ganas de trabajar para cumplir sus sueños. ¿Al fin de cuentas, qué hace diferente a un baloncestista bueno del resto?

El camino está lleno de obstáculos

Muchos jugadores saben tirar a canasta desde ocho u nueve metros, otros tantos saben hacer mates dando volteretas, etc. Pero nada de ésto les hace únicos ni especiales. Lo que de verdad diferencia a un jugador común que se le da bien el baloncesto y a una superestrella es simplemente el espíritu competitivo y la valentía. Un jugador que quiere jugar en la NBA necesita ganar siempre, ya sea un partido de liga entre institutos o un uno contra uno frente a su hermano. Además, como cada uno tiene sus cualidades y defectos, una estrella no tiene miedo a arriesgar para mostrar lo que se le da bien ya que sabe que eso podrá empequeñecer sus debilidades.

Curry triunfó en Davidson / Foto: Zimbio
Curry triunfó en Davidson / Foto: Zimbio

Centrándonos en Stephen Curry, el de Ohio poseía mucha calidad y sabiduría del mundo de la pelota naranja gracias en parte a las enseñanzas de su padre. Curry sabía tirar a canasta y en el instituto nadie podía con él. Era capaz de hacer lo que quería con el balón y anotaba sin oposición alguna en cualquier situación. Todas estas cualidades le llevaron a disponer de una oportunidad de oro para demostrar su valía en la universidad de Davidson.

La Universidad no es cosa de niños

Por muy espectacular que parezca poder jugar en la NCAA y competir con las mejores y más prestigiosas universidades, el joven Curry era uno de los miles de jóvenes que perseguían su sueño de poder triunfar en el baloncesto profesional. En la competición universitaria, el deportista de Akron iba a necesitar toda su energía y fuerza mental para aguantar los golpes y las decepciones con el fin de poder ser grande algún día.

La temporada 2006-2007 fue la primera de Steph en competición universitaria y pudo disputar un total de 34 partidos de campaña regular. Su primer año en la liga fue espectacular, con 21,5 puntos, 4,6 rebotes y 2,8 asistencias de media logró terminar como uno de los mejores jugadores de toda la División del Sur.

Es conocido por sus canastas imposibles / Foto: Zimbio
Curry es conocido por sus canastas imposibles / Foto: Zimbio

El problema principal de Stephen, la barrera que le podía impedir dar el salto a la NBA, era simplemente su altura. Con apenas un metro y 90 centímetros de altura, prácticamente todos los demás baloncestistas era más altos y físicamente más corpulentos que él. Esta realidad en lugar de frenarle, le hizo darse cuenta que necesitaba seguir trabajando para demostrar que los bajitos también pueden llegar lejos en el universo baloncestístico.

De esta manera, la segunda temporada en la primera división de la NCAA se planteaba decisiva para los especialistas y ojeadores que observaban la evolución de Curry. Al fin de cuentas, querían comprobar si el base era capaz de aguantar físicamente y mantener el ritmo. No fue fácil, pero tras varios meses de sufrimiento y muchas horas de entrenamientos y partidos (un total de 36), el actual jugador de Golden State Warriors pudo mejorar los números del año anterior. 25,9 puntos, 4,6 rebotes y 2,9 asistencias por encuentro le llevaron a consagrarse como una de las más prometedoras perlas del baloncesto americano y pudo llevarse el Premio a Jugador del Año de la División del Sur.

Mientras el joven Curry preparaba la temporada universitaria 2008-2009, el mundo entero hablaba de la increíble Final de la NBA que se habían llevado los Boston Celtics ante Los Angeles Lakers de Pau Gasol en un global de cuatro a dos. La situación de Steph había cambiado, ya no era uno más entre los demás jugadores universitarios, ahora era uno de los mejores. Dato que le podría dar una posibilidad de poder estar en el Draft de la NBA del siguiente año.

La confianza le ha llevado a tocar el cielo / Foto: Zimbio
La confianza le ha llevado a Curry a tocar el cielo / Foto: Zimbio

Davidson pudo disfrutar de la evolución de un auténtico fuera de serie, puesto que Curry cerró su etapa en la universidad de la mejor manera posible. El base pulverizó sus registros para acabar con unos promedios de estrella mundial: 28,6 tantos, 4,4 rebotes, 5,6 asistencuas y 2,5 robos por duelo en su último año en Davidson. Con esta fantástica trayectoria, Stephen Curry logró entrar en la lista del Draft del 2009 con 21 años. Aquel año el número uno fue un tal Blake Griffin, jugador que actualmente lidera a Los Angeles Clippers en busca de su primer Anillo de campeón. La selección de este año estuvo llena de grandes jugadores que en la actualidad son superestrellas alrededor del planeta Tierra: James Harden (número tres), Ricky Rubio (número cinco), DeMar DeRozan (número nueve),... Stephen Curry fue seleccionado en el séptimo puesto de la primera ronda por los Golden State Warriors. De esta manera, en el año 2009 iba a comenzar una prometedora carrera en la mejor liga de baloncesto de todo el mundo.

Aún queda mucho trabajo por delante

Ningún comienzo es fácil para nadie y menos para un joven de 21 años con ganas de comerse el mundo, pero con mucho que aprender todavía. En sus tres primeros años en la NBA no pudo llegar a Playoffs a pesar de haber mantenido buenas estadísticas. La campaña 2011-2012 siempre será recordada por el baloncestista de Ohio ya que debido a sus problemas físicos se perdió más de la mitad de la temporada para acabar promediando 14,7 puntos, 3,4 rebotes y 5,3 asistencias.

Sin embargo, después de la tormenta llega la calma. Y tras superar el bache y la mala racha, Curry cogió experiencia en Playoffs dos años seguidos para llegar al mejor nivel posible a la campaña 2014-2015. Gracias a sus 23,8 puntos, 4,3 rebotes y 7,7 asistencias de media por noche pudo guiar a su equipo a la consecución del ansiado Anillo de campeón de la NBA.

El de Akron espera seguir mejorando / Foto: Zimbio
El de Akron espera seguir mejorando / Foto: Zimbio

El año siguiente siempre será recordado por la remontada de los Cleveland Cavaliers a Golden State Warriors en Las Finales, que pasaron del uno a tres para los californianos a la victoria final por cuatro a tres de los de la Conferencia Este. No obstante, para Stephen Curry fue una temporada de lo más sobrehumana posible.

"El Record Man Steph Curry cerrará el año 2016 con varios records"

Por un lado, el base volvió a alzarse con el MVP y por primera vez en la historia fue votado por todos los especialistas en primera posición. Su equipo batió el famoso récord del 72-10 de los Bulls de Jordan en la campaña 1995-1996 gracias a las 73 victorias por nueve derrotas que lograron los Warriors en temporada regular. Cabe puntualizar que el Record Man Steph Curry cerrará el año 2016 con varios récords espectaculares que lo definen como jugador entre los que destacan: más puntos anotados en una prórroga (17 en el cuarto partido de las semis del Oeste 2016 ante Portland Trail Blazers), más triples en temporada regular (un total de 402 en la 2015-2016), partidos consecutivos anotando al menos un triple (196 partidos entre temporada regular y Playoffs) y más triples en un partido NBA (13 triples ante los Pelicans en noviembre de 2016).

El fichaje de Kevin Durant el pasado verano ha hecho que el actual MVP de la liga tenga que adaptar su juego para seguir siendo eficaz. Pero lo único que está claro y que ha quedado demostrado es que Stephen vale para la mejor liga de baloncesto del mundo. Gracias al trabajo, a la dedicación y a la constancia el bueno de Curry es uno de los referentes de la NBA en Estados Unidos y en el resto del mundo. Steph espera seguir haciendo historia al lado de los mejores jugadores del planeta y buscará su tercer MVP consecutivo en 2017.