Año de transición en Minneapolis. Los resultados no han acompañado a una plantilla cargada de talento. Las estrellas rutilantes de este negocio progresan adecuadamente, pero sin llegar al nivel que se requiere para dominar la liga. Actuaciones tan brillantes como fugaces hacen de jugadores como Wiggins o LaVine, actores secundarios del mejor basket del planeta.

La salida de veteranos como Andre Miller, Tayshaun Prince y, sobre todo, Kevin Garnett han mermado a una plantilla falta de experiencia a la hora de gestionar una competición tan larga y densa como es la NBA. Así bien, la presencia de algún líder curtido en mil batallas puede ayudar a los más jóvenes a adoptar unos hábitos de trabajo, que a la postre pueden ser muy importantes en la formación de cualquier estrella que se precie.

Otro año sin playoffs (29-53)

Con Sam Mitchell al mando, y tras la desafortunada pérdida de Flip Saunders, el equipo no llevaba un rumbo fijo. Todo apuntaba a un cambio de dirección en el mercado estival. Hasta entonces solo quedaba sacar algo positivo del curso baloncestístico 2015/16.

Así pues, en el tramo final de la temporada pasada, Minnesota Timberwolves aprovechó su pésimo record de victorias-derrotas para desarrollar a los más jóvenes. Jugadores como Zach Lavine (33), Andrew Wiggins (35.1), Ricky (30.6) o KAT (32) superaron con holgura la treintena de minutos por encuentro.

Este cambio de la disposición de minutos coincide con los mejores meses de la franquicia de Minneápolis. Los de Sam Mitchell lucieron un récord de 5V-6D en Febrero, 6V-9D en Marzo y 4V-3D Abril. Unas cifras cercanas al 40% de victorias. Nada mal para un equipo que venía navegando a la deriva.

Si bien es cierto que las lesiones se cebaron con el núcleo veterano del equipo, se esperaba mucho más de la nueva hornada recién llegadaa la liga. Jugadores clave en pasadas campañas como Pekovic (tobillo) o Ricky (codo) se perdieron algunos meses de competición. Algo que acusó mucho la plantilla.

Retirada de una leyenda: Kevin Garnett.

Desde el año 1976 ningún jugador había llegado a la NBA directamente del instituto. En el Draft de 1999, un joven y espigado power-forward de Greenville lo hizo. Ese adolescente descarado no sería otro sino Kevin Garnett. El equipo que se hacía con sus servicios eran los Minnesota Timberwolves, una franquicia joven que no había tenido resultados deportivos decentes en sus, por aquel entonces, 8 años de vida. Con “The Kid” la cosa iba a cambiar.

Como buque insignia del equipo, KG lideró a los Timberwolves en 2004 hacia la mejor temporada de su historia, con 58 victorias y 24 derrotas. Ese mismo año, y gracias a unos números estratosféricos para los años que corrían, Kevin Garnett se alzó con el MVP de la liga regular. Le avalaron sus 24.2 puntos, 13.9 rebotes, 5.0 asistencias, 2.17 tapones y 1.46 robos por partido.

En Febrero de 2015, cuando el mercado de traspasos estaba apunto de finalizar, el malogrado y siempre recordado Flip Saunders convenció al ala-pívot de Carolina del Sur para que volviera a casa. Una vez acordado el traspaso con Brooklyn Nets, KG se convertiría en el líder de la joven manada de lobos.

Un período algo turbio para KG. Cumplió a la perfección con sus dotes de líder, pero dentro de la cancha se mostraba diezmado por la edad y las lesiones. Era el momento de dejarlo. La decisión se hizo pública el pasado 24 de Septiembre, tan sólo un mes antes de que se iniciara la competición.

A sus espaldas, Garnett deja un legado con años de carrera y 1462 partidos en la liga. una anotación aproximada de 26.000 puntos durante estos años. y un MVP en el año 2004. A esto hay que sumarle 15 nominaciones al All-Star y su anillo de campeón en el año 2007 con Boston Celtics.

Big Three

La retirada de KG fue algo simbólico en Minny. Este hecho ha marcado un antes y un después en el proceso de madurez de los líderes de la plantilla. El núcleo de la franquicia ya estaba bastante definido por aquellas fechas. El trío que forman Zach LaVine, Andrew Wiggins y Karl-Anthony Towns está llamado a ser dominante en la próxima década, y en Minnesota quieren construir en torno a ellos. Razones no le faltan. El rendimiento y mejoría estadística de estos tres fenómenos hablan por sí solos:

Zach LaVine en 2016/17: 20.7 puntos, 3.1 rebotes, 3.2 asistencias, 0.2 tapones y 0.8 robos. Acabó la Regular Season con 14.0 puntos, 2.8 rebotes, 3.1 asistencias, 0.2 tapones y 0.8 robos.

Andrew Wiggins en 2016/17: 21.9 puntos, 4.3 rebotes, 2.4 asistencias, 0.4 tapones y 0.6 robos. El alero canadiense finalizó la pasada temporada con unos promedios de 20.7 puntos, 3.6 rebotes, 2.0 asistencias, 0,6 tapones y 1.0 robos por partido.

Y es que el salto cualitativo no se reduce a estos dos grandes jugadores. Karl Anthony Towns también ha mejorado sustancialmente en númenos e importancia. 22.1 puntos, 11.0 rebotes 2.3 asistencias, 1.4 tapones y 0.7 robos avalan su excelsa mejoría.

La eclosión de Towns, rookie del año.

Llevamos años pronosticando como sería el pívot del futuro. Bueno, pues el futuro ya es presente, y se llama Karl-Anthony Towns. Siguiendo la estela de Anthony Davis, KAT ha mostrado un arsenal de recursos que le convierten en uno de los mejores pívots de la liga con tan solo 22 años.

Producto de la fábrica Wildcat, al igual que DeMarcus Cousins, Towns ha tenido un impacto inmediato en la NBA. Con un promedio de 18.3 puntos, 10.5 rebotes, 2.0 asistencias, 0.7 robos y 1.7 tapones, KAT se proclamó como "Rookie of The Year 2016" por delante de jugadores de la talla de Porzingis o Jahlil Okafor.

El center de orígen dominicano ha conseguido pese a su poco peso, dominar en ambos lados de la cancha, gracias a unos brazos larguisimos y una capacidad de salto envidiable. Además, el tiro de tres puntos no es una quimera para un pívot de siete pies como él. Aunque parezca increíble, el pasado número uno del Draft puede presumir de un 34% en T3.

A día de hoy, todo el mundo tiene claro quién es el líder de este equipo. KAT se ha ganado con sus actuaciones dicho rol, y no está por la labor de dejarlo pasar.

Draft 2016: Kris Dunn, el futuro.

Elegido en en el quinto puesto de primera ronda, Kris Dunn ha sido la gran apuesta de la franquicia en este Draft 2016. A veces comparado con John Wall, Dunn está llamado a ser uno de los bases dominantes en la liga. Sus excelentes cualidades físicas para el puesto de base le auguran un futuro NBA brillante.

Sin embargo, tal y como se presupone en un jugador tan joven, tiene grandes virtudes pero también múltiples defectos a pulir. A priori, Dunn parece ser un buen defensor, muy intenso en el uno contra uno, y gran reboteador. A su gran manejo de balón, hay que sumarle su capacidad para ser un finalizador explosivo. En la NCAA ha sido practicamente imparable en el campo abierto. Sin embargo parece algo limitado en el tiro exterior, pese a que presenta mejoría respecto a su etapa de instituto. Abusa del bote, lo que se traduce en muchas pérdidas de balón. También debe mejorar su lectura del pick and roll, ya que su conexión con Karl-Anthony Towns parece clave para su éxito en la franquicia.

Coach Thibbodeau toma las riendas.

Este verano Minnesota Timberwolves confió su proyecto a un entrenador con fama de duro, trabajador y exigente. Su estilo se basa en exprimir a sus estrellas, y formar junto a los actores secundarios un sólido núcleo defensivo. A día de hoy, las expectativas puestas en él no se corresponden con la situación real del equipo. El récord no es demasiado esperanzador, y la entidad de Minneapolis sigue recibiendo demasiados puntos por partido.

Debido a su cargo como director de operaciones, no extrañaría a nadie que Thibbs buscara una solución en forma de traspaso. Jugadores como Ricky, Muhammad o Dieng podrían ser los sacrificados en busca de un powerforward con mucho tiro exterior pero que cumpla en las dos partes de la cancha. En otras palabras, que defienda.

La nota positiva viene de la mano de jugadores que están rindiendo a buen nivel, como es el caso de Nemanja Bjelica. El ala-pívot serbio cuenta con la confianza de Thibs y ha entrado en una rotación de la que parece no salir. Algo muy importante para una franquicia que no incorporó jugadores de renombre este pasado mercado veraniego, y que confía sus posibilidades a un grupo de teenagers con ganas de ser los protagonistas de esta fiesta llamada NBA.

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