Vlade Divac, el criticado GM de Sacramento Kings, traspasó a DeMarcus Cousins a los New Orleans Pelicans durante el mismísimo All-Star Game cuando unas horas antes le confirmó que no saldría de California.

Sin embargo el regalo del gerente serbio pudo tener un final bien distinto. Y es que Divac quiso hacerse con una joven estrella antes de aceptar la oferta de Pelicans. En su radar, Nikola Jokic.

Sacramento trató de hacer un traspaso Cousins por Jokic, aunque desde Colorado rechazaron sin dudarlo.

"No había ninguna forma en la que nos hiciésemos con Jokic. Yo le quería, pero Denver rechazó," dice Divac. "Traté de hacerme con Booker y después con Ingram, pero Phoenix y Lakers rechazaron. Quería empezar desde el principio y pienso que es lo mejor."

El pívot serbio era su objetivo número uno. Durante la presente temporada el que fuese pick de segunda ronda se ha destapado como uno de los interiores más prometedores de toda la NBA. Una generación y visión de juego insultantes, catalizador del juego ofensivo de los Nuggets, buenas nociones de anotador y potencial defensivo. Jokic despierta interés en la liga y ni si quiera un activo como Cousins sirve para sacarle de Denver.

La realidad es que finalmente los Kings no consiguieron a una joven estrella. A cambio de uno de los jugadores más talentosos que ha vestido su camiseta prácticamente solo consiguen a Buddy Hield, proyectado a ser un role player de lujo.

Ademas del pick seis del último Draft los californianos recibieron a Tyreke Evans, Langston Galloway y dos rondas, una primera y una segunda.

Evans, jugador consolidado en la liga siempre que las lesiones le respetan, termina contrato este verano; mientras que Galloway, con un contrato muy económico, no pasa de jugador de rotación.

Los Kings pulsan el botón de reconstrucción. Es momento de dar minutos a jóvenes tapados e invertir en futuro, aunque los fans de Sacramento tienen sed de Playoffs tras once años de ausencia.