Los Warriors tenían la obligación. Tenían que dar la cara. Es que luego de la clínica de San Antonio sobre Cleveland en la noche de lunes, no podían ser menos. Y la oportunidad era inmejorable. Visitaban Houston para enfrentar al tercer clasificado del Oeste, con la necesidad imperiosa de vencer y distanciarse de los hombres de Popovich.

Y lo hicieron con creces. Un rendimiento muy bueno de los de Steve Kerr les dio la victoria por 113-106. Stephen Curry estuvo deslumbrante y rozando el triple-doble, con 32 puntos, diez rebotes y siete asistencias fue la bandera de un equipo que por momentos brilló y recordó al campeón de hace dos temporadas.

El primer cuarto fue un abuso de los Warriors, que fueron capaces de promediar cerca del 80% de campo y anotar 37 puntos en 12 minutos. Klay Thompson marcaría 20 de sus 25 puntos en los 16 primeros y minutos y Houston no reaccionaba. Su pésimo comienzo desde el triple lo lastraría toda la noche. Es que el equipo que más triples lanza y que promedia casi 15 conversiones de tres puntos por encuentro fue reducido a nada durante los primeros tres periodos donde finalizó con 15% de acierto.

En el segundo periodo Houston equilibró a base de penetraciones y tiros libres de James Harden. “The Beard” finalizó con 24 puntos, 13 asistencias y 11 rebotes, pero su desacertada noche en el lanzamiento (5-20 de campo y 1-9 de triples) fue demasiado para su equipo, que llegó a estar 22 puntos en desventaja y recortó hasta estar a una posesión en el segundo tiempo.

Pero cuando se venía la noche para los de Oakland y los Rockets apretaban, Stephen Curry condujo un gran aporte de la banca, como pocas veces en la temporada. Iguodala sumó 12 puntos y varias defensas exitosas, al igual que Livingston, que está recuperando su nivel y finalizó con seis puntos, seis rebotes y cuatro asistencias en 17 minutos. Casi todos los ingresados (a excepción de McAdoo) sumaron algún tanto y fueron fundamentales en el despegue definitivo de Golden State, que supo defender los embates de los de Mike D´Antoni. 

Stephen Curry, listo para playoffs

Con la llegada de Kevin Durant, se había puesto en discusión el liderazgo y la importancia del dos veces MVP en la estructura de los Warriors. La temporada transcurrió con un Curry solidario con el proveniente de los Thunder, pero sin brillar en los apartados estadísticos individuales. Aún bajando sus aportaciones en puntos, rebotes, asistencias y robos, con la lesión de KD su capacidad de liderar volvió a ser cuestionada. Y pese a una mala racha, que coincidió con el bajón del equipo y la perdida de la cima del Oeste, supo reinventarse y parece estar mejor que nunca.

Y contra los Rockets no fue la excepción. Sus 32 puntos con 11-22 de campo, diez rebotes (igualó su máxima de la temporada) y ocho asistencias fueron demasiado para los texanos. Una gran segunda mitad, donde cosechó la mayoría de sus puntos, fue importantísima para lograr la ansiada victoria y alejarse de los Spurs, próximos rivales mañana mismo.

Los Rockets, pensando en la postemporada

Poco se está jugando el equipo de D'Antoni en lo que queda de temporada. Muy lejos de los Spurs pero muy holgados con respecto a su inmediato perseguidor (Utah a seis juegos) lo cierto es que solo un milagro los hará moverse del tercer puesto, inesperado a comienzo de temporada.

El principal atractivo parece estar en el final de la carrera por el MVP de James Harden. Partiendo en desventaja en las estadísticas individuales con Russell Westbrook, pero con mejor balance de equipo y mayor eficiencia en ataque que su antiguo compañero, parece haber dos competidores para un solo premio, quizás más disputado que nunca antes. “The Beard” sumó un nuevo triple-doble ante los Warriors y a la espera de la recuperación de Ryan Anderson y la inclusión dentro del sistema de juego de Lou Williams, puede que den que hablar en la postemporada, aún sin que Harden logre su galardón.

Un final agitado para ambos

Los Rockets parece que no van a modificar su posición en la clasificación, pero si afectar a sus rivales en los ocho partidos que les quedan. Enfrentan a los dos máximos candidatos a ser octavos del Oeste (visita Portland y recibe a Denver), tiene una visita más ante sus verdugos de esta noche el próximo viernes y pueden ayudar a sellar los destinos de Clippers y Pistons, ambos con realidades muy distintas.

Los Warriors están a solo diez encuentros de finalizar su temporada regular, pero muchos partidos de alto voltaje les quedan aún. Sin el liderazgo del Oeste asegurado, su visita de mañana al AT&T Center de San Antonio parece un punto de inflexión. Pero si no alcanzara, le queda verse las caras con Houston, Washington y Utah, todos en el Oracle. Del salir ileso de esas batallas dependerá su futuro en la postemporada.