Todo comenzó en 2012. Mantener tanto talento joven no iba a ser fácil para un equipo. Un equipo que terminó cediendo. Y menos mal. Sino hoy no estarían los dos favoritos al MVP uno enfrente del otro.

Del orgullo nació todo

A comienzos de la temporada 2012/2013, los jóvenes Oklahoma City Thunder se preparaban para asaltar de nuevo Las Finales. LeBron y los Heat les pasaron por encima meses antes. Como si de un partido de mayores contra pequeños en el instituto se tratase.

Sin embargo, nada volvería a ser igual. James Harden, fundamental para OKC con su rol de sexto hombre, rechazó la oferta de renovación. Sam Presti no tuvo más remedio, o eso quiso pensar, y traspasó a la Barba a Houston.

Harden tenía un equipo a su alrededor. Los Rockets confiaron en él y el escolta les recompensó. Desde entonces el chico de Los Angeles causa estragos con su zurda vistiendo la elástica de Houston.

Pero ya nada era igual.

Un sueño truncado

Harden pensaba que jugaría toda su carrera en Oklahoma. Al igual que el resto de jóvenes estrellas y sin ser en este caso el macho alfa, James se sentía parte de algo superior.

Su traspaso marca el inicio del final de aquellos Thunder. Unos Thunder que sufrieron la estocada definitiva en verano, con las salidas de Kevin Durant y Serge Ibaka.

Ahora solo queda uno. Solo queda la bestia.

Un único macho alfa

En la jerarquía social de las manadas de lobos, el macho alfa es el jefe. El macho alfa tiene el poder. Y en Oklahoma se juntaron, aún muy tiernos, varios lobos que deseaban con anhelo ese poder.

Así, Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden se condenaron al exilio. Se condenaron a dejar de coexistir, a apoyarse y luchar por una causa en común. Cada uno necesitaba su espacio. Cada macho alfa necesitaba su coto de caza.

Tres jugadores que, de no ser por la lesión de Durant, ocuparían el podium de candidatos al MVP. Tres jugadores que un día compartieron terreno. Tres jugadores desatados en la actualidad.

Harden y Westbrook explotan por separado | Foto: USA Today
Harden y Westbrook explotan por separado | Foto: USA Today

El duelo que todo el mundo quiere ver

Sobre todo dos, dos han sido los verdaderos protagonistas de la temporada. Las dos atracciones individuales más atractivas del curso 2016/2017 tienen nombre y apellidos: James Harden y Russell Westbrook. El duelo que todo el mundo quiere ver.

El morbo está servido. Ex-compañeros y en lucha por el MVP. La relación entre ambos es buena, aunque no es su primer cruce en postemporada. En la memoria de todos está la primera ronda del Oeste de 2013. Westbrook se lesionó con Patrick Beverley, apareció Reggie Jackson de la nada y los Thunder pasaron 4-2.

Por aquel entonces Oklahoma era el claro favorito. Sin embargo, con dos jugadores de la magnitud actual de Harden y Westbrook, más los equipos que tienen en su entorno, ¿quién parte con ventaja?

Los Rockets de D’Antoni

El creador de estos Rockets ganadores no es otro que Mike D’Antoni. Técnico muy criticado por sus recientes fracasos, especialmente con los Lakers, pero con un conocimiento ofensivo del baloncesto muy por encima de la media.

D’Antoni llegó en verano y quiso montar alrededor de Harden lo que más le gusta. De momento ha funcionado. Éxito de los Rockets, con un ataque de élite, un ritmo muy elevado y las prioridades de tiro muy claras. Pero, ¿y la defensa?

Mucho se habla de que los Thunder no son buen equipo, algo que no es descabellado, y que dependen de un Westbrook que puede verse superado en Playoffs. Los Rockets pueden no andar lejos.

La defensa de Houston ha caído poco a poco durante la temporada. Ya con la regular season finalizada, los de D’Antoni son decimoctavos en defensive rating. En postemporada las defensas se acentúan. Ahí los Rockets pueden sufrir.

Pero al igual que la defensa no es su único punto débil, tampoco es el que más debe preocuparles. Al menos de momento. Los Thunder no son un buen equipo ofensivo. Son los peores de la liga en porcentaje de triples y dependen absolutamente de Russell Westbrook.

Donde de verdad pueden sufrir y sufrirán los pupilos de D’Antoni es en el rebote. Houston ha descuidado el rebote defensivo durante la temporada (22º) y Oklahoma es uno de los conjuntos que más dominio muestra en este apartado. Tanto en el ofensivo (1º), como en el defensivo (3º).

En perfiles exteriores los Rockets, como no puede ser de otra forma, tienen ventaja. Al lado de Harden aparecen dos favoritos al Sexto Hombre del Año, Eric Gordon y Lou Williams; Trevor Ariza y Patrick Beverley como 3&D; y Ryan Anderson, ejecutor exterior por excelencia.

En el interior, aunque Anderson y el lesionado Sam Dekker (le queda una, dos semanas de baja) ocupen minutos como stretch-forwards, los perfiles interiores de Houston son Clint Capela y Nene. No es suficiente para combatir al juego interior de Oklahoma. Aunque tampoco le preocupa esa lucha a D’Antoni.

A pesar de sus puntos débiles, donde deben manejar también las pérdidas de balón, los Rockets tienen que imponer su estilo. La principal ventaja de los tejanos es un estilo de juego que te envuelve. Una velocidad e imposición ofensiva imposible de erradicar y difícil de controlar.

Estrellas aparte, Houston es más equipo que Oklahoma. Los Rockets tienen más puntos débiles de los que aparentan, pero saben esconderlos y potenciar sus fortalezas.

Casi milagro la temporada regular de los Rockets | Foto: NBA
Casi milagro la temporada regular de los Rockets | Foto: NBA

Unos Thunder que no favorecen a Westbrook

Parece que el éxito o fracaso de Oklahoma en los Playoffs depende muchísimo del éxito o fracaso de Russell Westbrook. Y así es. Aunque más por lo poco que le ofrecen los Thunder a Westbrook y el trabajo extra que necesitará hacer el base en la postemporada.

El base de UCLA está en un equipo que se registra entre los cinco que menos triples lanzan por encuentro, además de ser el equipo con peor porcentaje de acierto. Cifras incomprensibles en el baloncesto actual. Un baloncesto que otorga al triple un carácter fundamental.

Los últimos cinco campeones de la NBA estaban entre los diez equipos con mejor porcentaje desde el triple. Oklahoma tira peor que cualquier equipo en la liga. Incluido Chicago.

Junto a Westbrook, hombres como Victor Oladipo o Enes Kanter realizan sólidas temporadas. Aun así no es suficiente. Westbrook no dispone de una gran segunda espada. Tampoco dispone de tiro exterior. Ya no solo para él, sino para que los Thunder aprovechen los espacios.

Un tiro exterior que James Harden si aglutina en Houston. Quizá no tanto en efectividad (15º) pero si en volumen. El conjunto que más triples lanza y anota por encuentro.

Y Oklahoma tampoco es una defensa de élite. Terminan la temporada como décimos en defensive rating. Leve mejora, ya que ni si quiera estaban entre los diez mejores registros. Insuficiente, de todos modos.

Una plantilla que cuenta con varios de los peores defensores de la actualidad, como pueden ser Doug McDermott o Álex Abrines. Pero también una defensa con un potencial elevado.

Billy Donovan ya demostró en los últimos Playoffs que sabe manejar a sus equipos en situaciones serias. Los Thunder que se vieron en semi-finales del Oeste contra los Spurs eran unos. Los que se vieron frente a los Warriors en las Finales de Conferencia, otros muy distintos.

Donovan supo gestionar a la perfección las armas de las que disponía. Ya en sus segundos Playoffs, con más confianza y conocimiento, se deben esperar aciertos del head coach de Oklahoma.

Los Thunder dependen de dos elementos: Billy Donovan y Russell Westbrook. Cerebro y ejecutor.

Estos dos deben, ya no solo rendir individualmente al mejor nivel, sino conectar al grupo. Es imposible que Oklahoma use el tiro exterior como arma durante toda la serie, si en momentos ocasionales. Deben usar la defensa y el rebote.

Westbrook, Oladipo, Roberson, Gibson y Adams, más complementos ofensivos como Kanter, Sabonis o Abrines en determinados minutos. La rotación debe ser explotada. Los Thunder tienen que recuperar esos principios defensivos existentes con Scott Brooks. Hacer de la defensa el arte y del rebote el oficio de su victoria.

La plantilla de OKC cuenta con buenos nombres, pero deben mejorar en el colectivo | Foto: TI
La plantilla de OKC cuenta con buenos nombres, pero deben mejorar en el colectivo | Foto: TI

La continuidad contra la reforma

En tiempo de Playoffs, salvo situaciones agónicas, no es momento de inventar. En tiempo de Playoffs los equipos tienen que jugar a lo que les ha llevado hasta allí.

Por esto los Rockets parten con ventaja. Además de la ventaja de campo, los de D’Antoni solo tienen que seguir jugando a lo que llevan jugando desde octubre.

Los Thunder, por otro lado, deben cambiar si quieren sobrevivir. En el baloncesto moderno no puedes vencer sin defensa o sin tiro exterior. Oklahoma debe reformarse si no quieren que los Rockets les superen. Como si de una lucha darwiniana de especies se tratase. Una lucha en la que la especie más fuerte sobrevive.

Se levanta el telón de los Playoffs. Qué mejor para ello, en vísperas de esperar hasta finales de junio para conocer al MVP, que tener a Russell Westbrook y James Harden frente a frente.

Timing perfecto, contexto ideal. Qué delicia para el baloncesto.

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Sobre el autor
Nacho Losilla
Periodismo en la URJC de Fuenlabrada (Madrid). Enamorado del baloncesto y de la escritura. Formándome poco a poco en lo que más me gusta.