En Utah llevaban años con un sueño. El sueño de un equipo, de un pequeño mercado, que ansía ser competitivo. El sueño de volver a los Playoffs.

Y la realidad golpeó de lleno

Diecisiete segundos. En diecisiete segundos pueden truncarse sueños, menos incluso. Aunque en este caso no hizo falta más para romper el hechizo de felicidad en el que viven los aficionados de los Jazz.

Rudy Gobert, el jugador más determinante del equipo, sufría una lesión en la rodilla nada más debutar en Playoffs. Un equipo perseguido por las lesiones. Un nuevo capítulo de la maldición de Salt Lake City.

¿Volverá a jugar contra los Clippers?

Podrían escribirse varios artículos y tratar en varios podcast las desventuras de los Utah Jazz. Hoy no es el caso. El protagonista es el pívot francés, Rudy Gobert,

Cuando todo el mundo se temía lo peor, los Jazz anunciaban que Gobert no sufre daños estructurales en su rodilla. Ahora la pregunta es cuándo estará para jugar y si lo volverá a hacer en estos playoffs.

De momento el center se ha mostrado motivado, quizá demasiado, al decir que espera jugar de nuevo en la serie. Su entrenador, Quin Snyder, más precavido, quiere ir día a día.

La realidad dice que Gobert no jugará el segundo partido y que el tercero peligra igualmente. Quizá para el final de la serie reaparezca Gobert. Pero, ¿y si no lo hace?

Los Jazz sin Rudy Gobert

Mucho sufrimiento. Cuando Gobert no juega los Jazz sufren. A más de uno, incluido un servidor, seguro que le sorprendió la victoria de los Jazz contra los Clippers en el Staples Center.

La baja de Gobert no solo condiciona la defensa, donde su baja es brutal, sino que también empeoran en ataque. Rudy Gobert es el eje de estos Jazz.

Con Gobert en pista, la mayoría de minutos de la temporada, los Jazz serían en comparación la mejor defensa de la liga (100'6 puntos por 100 posesiones); pasarían del duodécimo puesto en mejores ataques a ser los octavos (108'7); y, en definitiva, serían segundos en net rating, solo por detrás de los Warriors (+8.1)

No hay jugador más diferencial e infravalorado en Salt Lake City que Rudy Gobert.

Y sin él en pista sufren, por supuesto. Su defensa pasa de ser la tercera mejor de la NBA a ser la vigésima (107'5); su ataque, del duodécimo a también el vigésimo; y así en todos los apartados estadísticos. Algunos más tapados, como los pases y las asistencias, donde el francés destaca con sus bloqueos, movimiento sin balón y capacidad de pase, y otros más evidentes como el porcentaje de acierto.

Es un hecho. Utah nota la baja de Gobert más que la de ningún jugador, incluido Gordon Hayward. Y a pesar de jugar sin él el Game 1, ante un equipo de dinamita interior como los Clippers, los Jazz salieron victoriosos.

Snyder deberá ajustar para que sea Derrick Favors el center titular. Un quinteto más abierto pero menos efectivo. Un quinteto menos Jazz.

Utah debe encontrar la manera de sobrevivir sin Gobert. Al menos deben aguantar un par de partidos, alargar la serie todo lo posible y que el francés fuerce lo menos posible para llegar al final.

El sueño de los Jazz, la enésima maldición deportiva en Salt Lake City, puede haberse visto arruinado a los diecisiete segundos de su comienzo.

O quién sabe si precisamente este el inicio del sueño de Utah.