Sue Heck llegó a la Universidad desde un pequeño instituto en medio de la nada. Desde los suburbios del ficticio Orson hasta, probablemente, algún College de segunda cerca de Indianápolis. Y maduró. Poco, pero lo hizo.

Monta Ellis, aquel anotador elegante y certero diluye su madurez en las llanuras de Indiana de la misma forma en que los Pacers otean un horizonte incierto. Y es que, en este lado del país el baloncesto es una cuestión de Estado y el equipo profesional de la capital, estos Pacers de Paul George que siempre serán los de Reggie, están en la cuneta desde hace demasiado tiempo. Esperando a salir sin terminar de arrancar. “In the middle”. En tierra de nadie. En un campo de heno y trigo todavía sin germinar.

Cumplirá 32 años el próximo 26 de octubre. Y nunca acabó de despegar. Ha sido barrido por la máquina de los Cavaliers en primera ronda de estos playoff y no ha podido casi respirar. Apenas cinco minutos en el último encuentro de la serie con un mísero punto, logrado desde el tiro libre, y un triste rebote en su casilla estadística. (“en su casilla estadística”, susurraría Brick hacia el cuello de su camisa))

Ellis llegó a Indiana desde Dallas en julio de 2015. Ficharía por 4 años y 44 millones de dólares. Buen contrato para un tipo que ronda la treintena. Deja en Texas casi 20 puntos por partido que se elevan a 26 en su última participación de post-temporada con aquel equipo. Llega a Indianápolis para anotar. Para decirle a George, que acaba de salir de su escalofriante lesión: “No estás solo”. Y se da de bruces con la realidad. Con un equipo sin identidad y un estilo de juego que castiga su imaginación y su posición en el campo. Y Ellis se desmorona. Su producción se reduce a los 13’8 puntos en su primera temporada y, en la segunda, ya fuera del quinteto inicial, baja a poco más de 8 puntos por encuentro. Y le restan dos años de contrato.

Lejos quedan sus partidos en Oakland junto a Stephen Curry cuando era el líder de aquellos Warriors en los que, salvo su año de rookie, rondó los 20 puntos por encuentro y los superó con creces en sus tres últimas temporadas en el Estado Dorado. Fue líder en Milwaukee y una estadística dice que, en sus años en Texas con los Mavs, fue uno de los jugadores con mejor ratio ofensivo de la liga. Y uno de los más determinantes.

En estos playoff que acaban de terminar sólo ha producido 4’4 por encuentro y sus minutos han bajado a 20 en cada partido. Más o menos. Sue Heck en su primer año de universidad.

Huele a reconstrucción en Indianápolis. Imagino a Ellis reflexionando en el White River State Park que los ciudadanos de la capital del estado pasean arriba y abajo en primavera. Meditabundo. Como Frankie y Mike cuando los chicos se van de casa. Para madurar.