Armaron un super-equipo y cumplieron. Con la llegada de Kevin Durant tras la fallida repetición del campeonato en 2016, los Warriors partían como amplios favoritos en la temporada regular. Y lo hicieron. Manejaron los egos, terminaron una gran temporada regular, barrieron en los Playoffs y solo la derrota el pasado viernes los privó de terminar con un 16-0. Pero a diferencia del año pasado, cumplieron. Y fueron campeones.
El partido no comenzó sencillo para los locales. LeBron James quería llevar el sexto juego a su ciudad y sumaba 10 puntos de sus 41 en el primer periodo y junto a Irving anotaban 24 de los 37 puntos de su equipo, que se iba al frente por cuatro puntos. Sin embargo, lo peor para ellos estaba por llegar.
Un gran segundo cuarto y una banca productiva
38-23 fue el parcial del segundo cuarto, pero más que maquillado estuvo por parte de los Cavs. Un parcial de 21-2, con Curry y Durant encendiéndose poco a poco, hizo que terminaran arriba por 11 puntos, incluso llevando su ventaja hasta los 17 puntos. Desde allí, solo tocaba aguantar y el anillo sería suyo.
La diferencia en la aportación de los banquillos fue demasiado para los Cavaliers, que perdieron en esa batalla por 35-7, anotando cuatro tantos Jefferson y los restantes Kyle Korver. Andre Iguodala fue un factor clave junto al “Quinteto de la muerte” sumando 20 puntos en el encuentro y redimiéndose personalmente de las Finales pasadas.
En la segunda parte, los Cavs se acercaron poco a poco para acercarse hasta los cuatro puntos, apoyados en un gran JR Smith (25 puntos y 7/8 de triples) y Tristan Thompson (15 puntos y ocho rebotes) junto a LeBron, que se cargó al equipo, pero en toda la serie pareció estar demasiado solo para combatir tanto talento. Mucho dinero gastado pero poca eficiencia de la plantilla de los de Ohio,
Sin embargo, cuando recortaron ventajas y parecía que los Cavaliers se ponían en partido, el dúo dinámico de Durant y Curry demostraron de que están hechos y sentenciaron al campeón. El alero acumuló 39 puntos y se convirtió en el primer jugador desde Shaquille O´Neal en el 2000 en sumar en cinco partidos seguidos de Finales más de 30 puntos. Mientras que Curry, sin ser menos, se fue hasta los 34 puntos, 10 asistencias y seis rebotes, siendo demasiado para un Cleveland que pagó muy caro el desacierto de sus escuderos, el exceso de minutos de sus estrellas y la nula pizarra de Tyronn Lue, que perdió el duelo con Steve Kerr.
Kevin Durant, un MVP de las Finales indiscutido
Tras su polémica decisión de dejar Oklahoma City en el pasado verano para recalar en su verdugo, mucha controversia se generó con Kevin Durant. Que buscaba un anillo fácil, que no encajaría, que el problema de egos, que compartir el balón … Muchas especulaciones salieron, pero el propio Durant se encargó de enterrarlas.
Un partido para la coronación para el alero, que finalizó con 39 puntos, siete rebotes, cinco asistencias, con un sobrenatural 14/20 de campo y 5/8 del triple. Durant fue el mejor jugador de la serie y el factor diferencial, ya que Cleveland jamás pudo pararlo y siempre fue la vía de anotación de los Warriors.
Luego de terminar con promedios de 35,2 puntos, 8,4 rebotes, 5,4 asistencias, un robo, 1,5 tapones, un 55,5% de campo y un excepcional 47,3% de triples, al alero se lo vio notablemente emocionado por su primer campeonato de la NBA, el cual le dedicó a su madre al igual que su trofeo de Jugador más Valioso en 2014. Ahora, es campeón de la NBA y MVP de las Finales.
Han ganado 83 partidos y perdido solo 16 (uno en Playoffs). Fueron la mejor defensa, el mejor ataque y tuvieron los mejores porcentajes y las mejores estadísticas avanzadas. Durant, Curry, Green y Thompson son las estrellas. Jugadores como Iguodala o Livingston grandes escuderos. Un banquillo que funcionó por encima de lo esperado y un entrenador como Steve Kerr que en tres temporadas tiene dos anillos.
Por todo esto, por ser los mejores durante todo el año y demostrar que las especulaciones se demuestran en la cancha, los Warriors son los flamantes y justos campeones.