El pasado cuatro de julio, Kevin Durant tomó una decisión que marcaría el devenir de su carrera deportiva. Tras haber sido eliminado en las Finales de Conferencia por Golden State Warriors, decidió unirse al enemigo para intentar saciar su sed de campeonatos y convertirse en campeón de la NBA. Decisión muy criticada por todos. Los Warriors, que habían ganando 73 partidos en temporada regular, se convertían en un equipo casi invencible con la llegada de Durant. Tenían la misión de redimirse tras las horrorosas Finales de 2016 y necesitaban una nueva espada que sumara a ese grupo de superestrellas para derrotar a LeBron James y a sus Cleveland Cavaliers.

Comenzaron las especulaciones y las críticas a este equipo antes de que diera comienzo la temporada regular. Son muchas estrellas y van a necesitar dos balones, es lo que decían. A lo largo de 82 partidos, nos demostraron a todos, que en ese grupo no existe ningún tipo de ego y todos reman hacia la misma dirección, dirección al anillo. No hay nada que deseen más en este mundo que conseguir vengarse de lo sucedido en las pasadas Finales y sabían que la presión iba a estar sobre ellos. Era casi una obligación ganar el campeonato, algo muy complicado con lo que vivir.

67 victorias y 15 derrotas nos dejaron en el curso baloncestístico, con muchas dudas al principio, con una derrota el día de Navidad frente a Cleveland Cavaliers que hizo que muchos se sobresaltaran y dieran por favorito a los Cavs para revalidar el campeonato, sin embargo, los Warriors seguían trabajando en la sombra con un Kevin Durant que seguía soñando con alzar el Larry O’Brien. El miedo llegaba la noche del 2 de marzo. Golden State salía a la cancha a pelear contra una fuerza creciente de la Conferencia Este, Washington Wizards. A menos de un minuto de comenzar el encuentro, llegaban las malas noticias. Kevin Durant se retiró del estadio tras un golpe recibido en la rodilla por su compañero, Zaza Pachulia. Tuvo que ser trasladado al hospital más cercano y se hablaba de la posibilidad de no poder volver a jugar lo restante de temporada.

¿Qué iban a hacer los Warriors sin Kevin Durant? Mientras tanto, Cleveland continuaba armándose hasta los dientes con la incorporación de Kyle Korver, Deron Williams y Andrew Bogut. La resonancia magnética fue un soplo de esperanza para los Warriors y el propio Kevin, que quería volver a la cancha con sus compañeros. Trabajó en la sombra para estar listo cuando su nombre volviera a ser llamado. Consiguió jugar los tres últimos partidos de temporada regular, pero durante los Playoffs, el alero de Maryland volvería a sufrir una nueva lesión de pantorrilla.

Kevin Durant consiguió salir impune de mil batallas con su propio cuerpo y los Warriors seguían sacando la escoba serie tras serie; 12-0 para comenzar la postemporada. Las Finales asomaban la cabeza y, con la victoria de Cleveland en el quinto partido frente a Boston, nos preparamos para vivir un nuevo duelo entre las dos bestias de la liga que no había sido visto desde 2012. Esta vez, el 35 estaba listo para cobrarse su venganza.

Comenzaba el espectáculo, primer partido de las Finales de la NBA y Kevin Durant estaba preparado para demostrar de qué es capaz. Los Warriors dominaron a los Cavaliers al otro lado de la cancha y consiguieron construir gran parte de su ataque desde la defensa y Durant fue un auténtico martillo pilón en contraataque. Parecía un concurso de mates. Durant dominó en la pintura y los Cavs no encontraron manera de pararlo. 38 puntos, nueve rebotes y ocho asistencias. Fue el hombre del partido y su camino hacia el MVP de las Finales comenzó entregándole en bandeja de plata la primera victoria a los suyos.

En el segundo partido de las Finales, los Cleveland Cavaliers decidieron salir a la pista para intentar ponerle las cosas complicadas a Golden State. No les funcionó mal su plan, consiguieron apretar el marcador y mantener a los locales con solo tres puntos de ventaja al terminar la primera mitad del encuentro, pero Kevin Durant dio la fiesta por acabada y se dedicó a dejar todo un recital baloncestístico para los aficionados de Oakland. Su defensa sobre jugadores como LeBron James y Kevin Love fue clave para conseguir que los Warriors se desatascaran y consiguieran despegarse del marcador. Partido imperial para el alero, 33 puntos, 13 rebotes, seis asistencias, cinco tapones y tres robos que daban una ventaja de 2-0 para unos Warriors que soñaban con alzar el Larry O’Brien.

La serie viajaba a Cleveland y el verdadero reto comenzaba. Nunca había sido fácil para los Warriors jugar en Cleveland en el Quicken Loans Arena, pero Kevin Durant se encargó de pulverizar una maldición que rodaba a este equipo durante los últimos tres años. Los Cavs no podían permitirse una nueva derrota, si los Warriors conseguían poner el 3-0 en la serie, sus opciones de revalidar el título eran prácticamente nulas. Así que dieron lo mejor de sí mismos para evitar una nueva victoria de Golden State, un impresionante Kyrie Irving consiguió anotar 38 puntos mientras que LeBron James rozó el triple-doble con 39 puntos, 11 rebotes y nueve asistencias. Sin embargo, Kevin Durant sabía que tenía en sus manos la oportunidad de coronarse como campeón y no defraudó en el partido más importante de su carrera. Con a penas 47 segundos para el final del partido, se levantó sobre LeBron James y consiguió anotar un triple que valía un campeonato; ya lo dijo él mismo, “Llevo trabajando ese tiro toda mi vida”.

Golden State Warriors tenía la oportunidad de completar los mejores Playoffs en la historia de la liga. Un 16-0 hubiera supuesto un gran golpe sobre la mesa del equipo de Steve Kerr, el mejor de todos los tiempos en la postemporada. LeBron James y sus Cavs no podían dejar que eso sucediese por lo que salieron a matar y necesitaron anotar 86 puntos en la primera mitad para evitar la gran hazaña del equipo de la Bahía. Los 35 puntos de Kevin Durant fueron insignificantes para unos Warriors que tendrían que viajar de nuevo a casa para intentar hacerse con el trofeo de campeón delante de sus aficionados.

Llegó el gran día, los Warriors tenían la oportunidad de quitarse un gran peso de encima coronándose como campeones en su feudo tras una devastadora derrota en el séptimo partido un año atrás. Consiguieron mejorar sustancialmente la plantilla con la adición de Kevin Durant y en 2017 querían conseguir el quinto anillo en la historia de la franquicia, el tercer anillo en la Bahía de San Francisco. “No pude dormir durante dos días, estaba ansioso por salir a la pista y jugar”, cuando saltó al parqué del Oracle Arena, KD consiguió evitar un temprano liderato de los Cavaliers para hacerse con la máxima gloria liderando a su equipo con 39 puntos.

Fue una decisión muy criticada; nadie entendía que tras estar a un solo partido de meterse en las Finales un año antes decidiera unirse al enemigo para unir fuerzas con los mejores jugadores de la liga. Se cansó de ser el segundo, nunca fue el mejor; segundo seleccionado en el Draft, segundo mejor jugador de la liga… En Oklahoma nunca consiguió completar su carrera deportiva y eso fue lo que buscó en el norte de California. Kevin Durant es campeón de la NBA y MVP de las Finales tras un camino absolutamente magnífico.