“Sólo quedan dos minutos de partido, en un ratito voy”. Dijo nadie, nunca. Esto pasa seguido, en el mejor de los casos, con un atractivo y peleado encuentro de por medio; en otros, simplemente para cumplir los odiosos contratos publicitarios que mantienen el circo.

Algunos entrenadores (Pop) se atrevieron a denunciarlos  y otros simplemente aceptaron las reglas del juego, pero a todos nos molestó en algún que otro momento el ‘timeout’ en un partido ya acabado hace añares y otras cosas; sobre todo si uno está fuera de USA, en donde tiene que considerar la diferencia horaria y cómo ésta repercute en el día siguiente de cada uno.

Desde que se inventó la radio, la televisión y todo lo demás, los comerciales han encontrado en todas estas cosas excelentes medios para transmitir su mensaje (!Compre!), independientemente del contenido. El deporte, la NBA en este caso, no sería la excepción. “Hay que vender” y “Necesitamos algo nuevo este año” son frases que se escuchan en la mayoría de las empresas. El micrófono a los técnicos sería una de tantas.

Pero, en esta era en la cual ‘si no estás dormido, estás conectado’, algo empezaba a hacer ruido. Y lo que vaticinaba el Comisionado Adam Silver empezaba a resonar en los pasillos de la NBA. NBA League Pass permitió a la NBA capitalizar directamente el streaming de todos sus partidos de manera global, sin fronteras. Y con esto se encontraría algo más poderoso: puede saber exactamente, minuto a minuto y segundo a segundo, cómo reacciona su público. Esto es, cuándo cambia, apaga, minimiza, etc. En dos palabras: Big Data.

Dio así con algo que quizás sospechaba, pero no podía cuantificar o expresar de otra forma más que meras intuiciones, pero que sin duda ameritaba una reflexión hacia el cambio. Surgieron así unos ligeros cambios en el reglamento, que apuntan a mejorar la fluidez del juego y retener al aficionado.

A partir de ahora, los timeouts se regirán según lo siguiente:

  • 7 por equipo.
  • 75 segundos de duración para todos ellos.
  • 2 timeouts obligatorios para cada cuarto entre los 7 y 3 minutos del período.
  • 4 timeouts disponibles como máximo por equipo al entrar al 4º cuarto.
  • 2 como máximo por equipo para los últimos 3 minutos de juego.
  • 2 para cada equipo por cada tiempo extra jugado.

Sumado a eso, y para evitar demoras a veces irritantes:

  • 1. Los jugadores no podrán salir del área de tres puntos para hacer sus rituales de lanzamiento libre.
  • 2. El intervalo de medio tiempo será de 15 minutos exactos corriendo a partir de la finalización del 2º cuarto, con penalidad hacia el equipo que no esté en cancha cumplido ese tiempo.

Veremos cómo resulta, pues falta chequear cómo se comporta la variable más importante: el jugador, la persona. Recordemos que la arquitectura del Draft también se pensó para balancear a los más débiles, y eso no necesariamente ha ocurrido. O bien los topes salariales, que garantizarían no más de una o dos superestrellas por equipo, reforzando también el objetivo de emparejamiento, y ahí lo tienen, de repente hay jugadores aceptando menos dinero con tal de ganar.

Esto ya ha ocurrido con otros deportes. El voley pasó de juegos a 15 en donde debían hacer dos puntos seguidos para sumar, y hoy juegan a 25 simples. La F1 se ha repensado más de una vez atento a su público, y hasta el tenis está en discusión hoy día.

Quizás tendremos menos cortes comerciales, pero puede que tengamos que acostumbrarnos a otros tipos de publicidad… ya empezamos por las camisetas.