Los puristas del baloncesto colgarían a todo aquel que comparase el deporte que ideó James Naismith con cualquier otro, pero si encima ese deporte es el fútbol, el castigo ascendería a niveles que ni al más inspirado George R. R. Martin se le ocurrirían. Estoy preparado.

Cuando lo ves esquivando defensores para anotar de una forma increíble parece que se resquebraja, como si su cuerpo lo hiciera porque no es él quien lo domina, es agua. Esta afirmación tan exclamativa como eufórica podría servirnos para una bandeja de Irving o para un chicharro de Neymar. La manera que ambos afrontan su disciplina deportiva, alegre, eléctrica, que levanta a la gente de sus asientos, los hace ser ídolos de masas y futuras leyendas para los aficionados. Los movimientos de dribling o crossover de ambos son portadas de medios digitales y sus highlights se convierten en virales tras cada partido.

Ambos tienen 25 años. Si dudo de que sean mellizos es porque Don Drederick Irving ha sido un padre modélico, tras hacerse un nombre en el baloncesto universitario en EEUU se convirtió en una verdadera estrella de la liga australiana. Desde su retirada ha trabajado para esta competición y ha asesorado a su hijo manteniéndose siempre en un segundo plano. Al otro lado de la ecuación, Neymar Senior que ya se ha encargado él de que lo conozcamos por sus triquiñuelas y métodos de negocios pocos usuales y de discutible moralidad. Esta diferencia es una excepción.

Neymar e Irving no son solo jóvenes talentos en sus deportes sino que además son dos de los activos más importante de Nike, la mayor empresa deportiva. Son reclamos publicitarios para millones de personas y, como tales, son ejemplos para los más jóvenes. Esto ya genera una carga de responsabilidad importante a la que se le suma el hecho de ser padres a estas edades. La maduración les ha llegado de manera acelerada y es por lo que quizás alguna que otra vez, cuando no hacen lo que se espera de ellos, la lluvia de críticas que cae en sus hombros es tan intangible como dura.

Messi y Neymar en un partido esta temporada | MD

El ‘2’ de los Cavaliers y el ex ‘11’ del Barça han sido importantes en los momentos cruciales. No se han empequeñecido en las grandes citas y han demostrado que son jugadores franquicia. Recuerdo aún con minuciosa exactitud el 7º partido de la final de hace dos temporadas en Golden State. El segunda espada de Cleveland, que nos tenía acostumbrados a dejar sentados a sus rivales, dejó mudo al MVP unánime cuando encestó el triple que les daba a los de la Conferencia Este el anillo de campeones. Lo extrapolo con la clasificación del Barcelona para los cuartos de final de la última Champions League, la gran remontada se gestó con un Neymar brillante que se echó el equipo a la espalda. El todopoderoso Messi cedió por una noche, y qué noche, el mando al crack brasileño que guió al equipo de Luis Enrique a la senda de la fe, de hacer lo imposible en posible. Cuando el mejor jugador no ha estado, ellos han tomado el mando. Esta comparación nos hace ver que, en cierto modo, son actores de reparto, los mejores, pero no son los protagonistas. En el fútbol Messi es D10s y en el baloncesto The King es Lebron.

Lebron y Kyrie | El Diario de NY

Vivir bajo esa sombra es duro. David Griffin dijo esta semana que entendía perfectamente al australiano, y añadió que muy pocas personas serían tan valientes de hacer lo que él ha hecho, pedir ser traspasado de un equipo que domina el Este a su antojo. “A veces ser el mejor no vale si no te sientes de verdad realizado” comentaba el ex jefe de operaciones de Cleveland que se marchó de la franquicia este verano.

El entorno de Neymar ha puesto como excusa la necesidad del futbolista para ser líder en un equipo fuerte, aunque los petrodólares también han tenido mucho que ver en el fichaje. El salario de Irving en un futurible traspaso no se tocaría pero sí las opciones de ser el primer espada que ansía y que no conseguirá si tiene al tres veces campeón, James, en su vestuario.

Se lía

Durante las semanas que ha durado el fichaje del verano, el de Neymar, las redes sociales han jugado un papel importantísimo. Piqué, días antes de la salida del delantero, escribía en sus redes sociales “Se queda.” adjuntando una foto con el jugador. Al otro lado del charco las cosas no han sido diferentes.

Recorte de Tweet de Piqué |Twitter

Dos mensajes han sido claves en este culebrón. Por un lado está Stephen Curry que, en la boda de Harrison Barnes, era grabado imitando a Lebron James y uno de sus bailes mientras Irving reía a carcajada limpia. Los medios deportivos, sobre todo aquellos que se centran más en lo polémico que en lo puramente deportivo, han dedicado horas y horas de tertulias con profesionales de la comunicación para analizar un video de nueve segundos en los que varios jóvenes aparecen riéndose y bailando.

Otro tweet que ha generado mucha controversia es el que el martes compartía Lebron James. Comentaba: “Nunca permitas que otro navegue tu ola” y ha hecho que las dudas sobre su relación con el australiano nacionalizado estadounidense aumenten. En EEUU ya lo ven en San Antonio, Phoenix o Minnesota.

“El futuro tiene muchos nombres”. El de Irving pasa por salir de Cleveland, mientras que Neymar intentará dejar su huella en la ciudad donde está enterrado el autor de la frase. La magia no acaba, estas almas gemelas están destinadas a brillar.