En una jornada con solo dos partidos, el abanico de momentos estelares se reduce mucho. Aun así, a la igualdad en el partido disputado entre Golden State Warriors y San Antonio Spurs, le superó el partido entre Lakers y Portland Trail Blazers.

El partido comenzó reflejando el favoritismo con el que partían los de Oregon. La ventaja para los locales era de 16 puntos al término del primer cuarto. Ventaja grande pero no insalvable. Así pensaron los jóvenes Lakers que consiguieron recortar 12 puntos para dejar una ventaja de solo cuatro puntos en el descanso. La segunda parte fue mucho más igualada. Los angelinos consiguieron vencer el tercer cuarto e irse al último asalto con una desventaja de dos puntos. Todo ello con un Lonzo Ball desaparecido (0 puntos en 0/2 en tiros de campo), pero con un Kyle Kuzma demostrando por qué sorprendió en la pretemporada (22 puntos). Y, en el último cuarto, se vino la locura.

Como pez en el agua

La última jugada del partido con un marcador de 110-110 después de la igualdad de todo el cuarto. Posesión para los Trail Blazers y, cómo no, para Damian Lillard. Únicamente doce segundos en el cronómetro. Coge el balón en el medio del campo y desafía a su marcador Ingram, mucho más grande pero no más rápido. Espera que los segundos pasen y, tras botar la pelota, paso hacia atrás donde no llegue Ingram y triplazo. El Moda Center se vino abajo y nos dejó la imagen de la noche con Lillard señalándose la muñeca, el tiempo es suyo en Portland.

El base acabó con 32 puntos con 8/18 en tiros de campo, 6 rebotes y 5 asistencias. Algún día se valorará a este jugador que noche sí y noche también demuestra sus cualidades. Una de ellas, el último segundo.