Si a cualquier seguidor de la NBA se le preguntara a qué equipo relacionaría con el juego de pases, la solidaridad en el campo y el reparto de puntos, hace unos años no dudaría en mencionar a los San Antonio Spurs, el equipo de Gregg Popovich. Es que en sus más de dos décadas dirigiendo a los texanos, Pop se encargó se imponer un sello que parecía indeleble y a partir de su big-three conformado por Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker los éxitos y los récords se acumularon sin parar.

Sin embargo, desde el campeonato del 2014 pero sobre todo desde la retirada de Tim Duncan en 2016, esa marca se ha ido borrando, como si estuviera sobre la arena y el mar la taparía poco a poco. San Antonio intenta resistir a la nueva NBA que busca jugadores con buen lanzamiento, veloces y versátiles, donde las posiciones son cada vez más difusas y correr y lanzar son las máximas prioridades.

Popovich sigue apostando por jugar con dos interiores naturales y que ambos compartan muchos minutos en cancha, como LaMarcus Aldridge y Pau Gasol. Dos exponentes de la vieja guardia y la vieja NBA, donde el juego en el poste dominaba y un juego mucho más lento, cercano a lo que pregonaba el entrenador hasta hace poco. Sin embargo, este viejo modelo en extinción busca (y buscará, cuando se recupere de su lesión) con un nombre propio que los Spurs copien el juego alresto de la liga: Kawhi Leonard.

El alero es un caso de estudio en cómo ha evolucionado su juego tal como pocos lo han hecho en la historia de la liga. De ser un defensor destacado con unas buenas manos y experto en robos, poco a poco ha ido mutando a ser el perfecto caso del jugador completo en las dos áreas de la cancha: sigue defendiendo como siempre pero ha aprendido a atacar como muy pocos. Expandió su rango de lanzamiento y es capaz de anotar desde cualquier parte del campo con excelentes porcentajes pero ha sido también el causante del cambio.

La temporada 2016-17 fue la explosión de Leonard pero sin dudas muy dolorosa para la vista de los aficionados texanos, que en una parte de ellos se habrán sentido estafados. El alero empezó a confiar cada vez más en su juego pero ello conllevaba que las tres bases mencionadas (juego de pases, la solidaridad y el reparto de puntos) en el juego de los Spurs comenzaran a difuminarse. Las jugadas de diseño eran reemplazadas por los aclarados y la improvisación de Leonard, los Spurs siguieron bajando su promedio de asistencias y la dependencia del “2” se hizo muy notoria, sobre todo en Playoffs.

Leonard no se ha podido vestir aún en lo que va de temporada a causa de una lesión y con Tony Parker en fase de recuperación también, la ofensiva de San Antonio sigue buscando su rumbo. LaMarcus Aldridge parece ser el hombre a buscar, pero sus lagunas son tan grandes como su calidad anotadora. Otros secundarios como Danny Green o Patty Mills no parecen capacitados para tomar el mando y los veteranos Manu Ginóbili y Pau Gasol intentan recuperar el viejo estilo pero no son todo lo determinantes que fueron una década atrás.

Así, Popovich deberá definir el futuro de los Spurs, independientemente de lo que pase esta temporada. Seguramente entren a Playoffs y le hagan pasar sustos a más de uno, pero no parecen capacitados para destronar a los Warriors, que están más fuertes que nunca. Sin embargo, en el primer partido de las Finales del Oeste los Spurs jugaron su mejor primera mitad en mucho tiempo y vencían por 20 hasta la desafortunada lesión de Leonard. Ese día se pasaron el balón y el goleo fue repartido.

Cuando se recupere Kawhi, adaptar sus formaciones a la NBA más física pero volver a las fuentes y al estilo Spur en el juego puede ser el factor clave para seguir en la élite.

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Sobre el autor
Tobias Lairo
Argentino. Periodismo deportivo. Un apasionado de todo lo que hago.