Según revela ESPN, Trevor Ariza fue el principal causante de los altercados posteriores al partido del pasado lunes entre Houston Rockets y Los Ángeles Clippers, el cual tuvo lugar en el Staples Center. Los All-Star del equipo, Chris Paul y James Harden, tartaron de calmar al jugador, pero este insistió en ir a por Austin Rivers y Blake Griffin.

Sin embargo, otras informaciones señalan que fue el ex-clipper, Chris Paul, el que entró enfadado al vestuario del equipo local por la puerta trasera, acompañado por Trevor Ariza, James Harden y Gerald Green. La NBA ha decidido tomar cartas en el asunto y hablar con jugadores, cuerpo técnico y personal de seguridad implicado en la trifulca, con el fin de ratificar lo sucedido.

"Estábamos donde teníamos que estar", ha señalado Blake Griffin, a lo que ha añadido que "estábamos sentados en el vestuario, cada uno en su sitio, no podemos controlar lo que otras personas hacen, solo lo que nosotros hicimos. Debes preguntarles a ellos por lo sucedido".

El cuerpo técnico de los Clippers se encontraba en una habitación aparte, desde donde escucharon el alboroto y vieron como Chris Paul era empujado hacia el pasillo, en la misma noche donde su antiguo equipo le homenajeó por sus seis años de servicio. 

La contienda se originó a causa de la excesiva efusividad mostrada por el banquillo de los Clippers y Austin Rivers durante el partido. Este último no pudo disputar el partido por molestias en su tobillo, pero vibró con la exhibición de Blake Griffin, el cual promedió 29 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias. Griffin estaba siendo tan dominante que hasta provocó que el entrenador de los Houston Rockets le insultara desde el banquillo. 

Con los ánimos muy caldeados, el pívot de los Clippers lanzó un balón muerto a la espalda de Eric Gordon, lo que le costó la expulsión a falta de un minuto y tres segundos para la conclusión del partido. 

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