Garra, sonrisa y bandera. Begoña Fernández recomendaba hace tiempo a una chica que “fuera humilde, que no bajase los brazos nunca, que fuera buena compañera y que tuviera los pies en el suelo“. Así es ‘Zipi’: la sencillez y el honor encarnados en la pasión por el balonmano. La ilusión incesante, la fuerza persistente, el valiente liderazgo, el férreo carácter. Todo coraje. Todo balonmano. Toda Begoña Fernández.

La capitana de la selección española ya no vestirá de rojo. Ya se ha apagado la luz escarlata de sus ojos, aunque no la del balonmano. Fernández ha dejado de representar a España, aunque seguirá llevando su deporte por bandera algunos años más.  La puerta ha tenido que ser enorme para despedir a la gallega.

Begoña Fernández es una de las componentes de la mejor generación de balonmano femenino que ha tenido nuestro país. Ganó la medalla de plata en el Europeo de Macedonia (2008), la de bronce del Mundial de Brasil (2011) y la mayor gesta jamás conseguida: el bronce de los Juegos Olímpicos de Londres (2012). Hace dos temporadas emigró a otras ligas europeas y ahora, en el Vardar de Macedonia, pretende conseguir otro gran triunfo: la Champions.

La sencillez y la humildad caracterizan a ‘Bego’. ¿Quién no recuerda el “yo estaba muerta matada” y el “hemos sufrido como perras” después de jugar dos prórrogas en la lucha por el bronce en los Juegos Olímpicos.? Fernández es la unión del equipo: la capitana perfecta. Garra en defensa y agilidad en ataque. Confianza en las relaciones cercanas. Sonrisa en los mejores y peores momentos. Bandera llevando hasta la cima a nuestras ‘Guerreras’.

La que dirige el ‘corralillo’ ya no lo va a hacer con la selección. La hemos visto vestir la Roja por última vez en el Mundial. Pero aún nos quedan algunos años para seguir disfrutando de su balonmano: para ver garra, sonrisa y bandera. ¿Quizás en nuestro país?

Una jugadora leyenda de la que sólo podemos decir: ¡Gracias Bego!