En los albores del balonmano marcar goles era toda una odisea. En los años veinte o treinta el deporte empezaba a desarrollarse y la táctica y la técnica eran muy pobres aún. Por eso los partidos solían terminar con alguno de los dos equipos -o los dos- con guarismos de una sola cifra en el marcador. Pero la evolución lógica del balonmano hizo que los partidos vieran cada vez más goles. Hoy en día el partido estándar termina con los equipos por encima de los 20, 30 e incluso 40 goles.

Por eso es más impresionante aún lo que ha conseguido en este partido el equipo de balonmano del FC Barcelona. Recibir 11 goles en Champions League, en unos octavos de final, supone una de las mayores exhibiciones defensivas jamás vistas. Sólo en una ocasión anterior los culés recibieron menos goles en un partido europeo. Fue en la segunda ronda de la temporada 1982/83, cuando el equipo catalán arrasó por 30-8 al Happoel Rehovot.

Mucho se ha hablado de la superioridad que el Barça muestra en la actual Liga ASOBAL, donde sus partidos terminan jornada tras jornada con abultadas victorias, pero conseguirlo en la máxima competición continental es aún más loable.

El gran protagonista del encuentro ha sido el toledano Gonzalo Pérez de Vargas, que ha terminado el encuentro con 21 paradas (65% de efectividad). Al descanso el meta había detenido 12 lanzamientos y únicamente había recibido cinco goles. Para rematar su excepcional actuación, el portero internacional ha anotado un gol desde su propia área.

Rodillo

Diez minutos y 48 segundos ha tardado el Aalborg en anotar su primer gol en el partido. El autor ha sido Martin Larsen. Por entonces el Barcelona había metido ya seis goles y había puesto rumbo a una tarde histórica. Lazarov por tres veces, Sigurdsson, Sorhaindo y Karabatic habían sido los goleadores.

Jensen lo intentó a la desesperada jugando con portero-jugador

La desesperación se había apoderado del entrenador danés, Jesper Jensen, que había pedido ya un tiempo muerto y había decidido apostar por un juego siete contra seis. La decisión de jugar con Slundt de portero-jugador le hizo más mal que bien al cuadro danés, que vio cómo su ataque seguía incapaz de hacer gol, pese a la superioridad numérica, y facilitaba la labor ofensiva del Barcelona. Lazarov y Karabatic eran los grandes estiletes ofensivos. Hasta Gonzalo Pérez de Vargas se animó a lanzar a portería vacía desde la propia área. El balón entró y elevó el 3-12 al electrónico.

Sólo las intervenciones del portero noruego Ole Erevik, que salió en sustitución de Westphal, evitaron una derrota mayor al descanso para los locales. Los siete goles de Lazarov en esos treinta minutos y la portentosa actuación de Pérez de Vargas destrozaron el ánimo danés.

El mejor jugador en ataque del Aalborg, el extremo Havard Tvedten, se había ido al descanso de vacío, y así continuó hasta el final del partido. El caso del Barça fue el contrario, todos los jugadores que pisaron el parquet lograron gol (incluido el portero Gonzalo).

Tras la reanudación el guion fue parecido. El Aalborg sólo consiguió anotar un gol en los primeros 12 minutos del segundo tiempo. A base de eficacia defensiva el Barça fue elevando la diferencia hasta que pasó los 20 goles.

El Barça tiene los dos pies en cuartos

En los minutos finales Xavi Pascual dio entrada a los jugadores menos habituales, pero el nivel defensivo siguió intacto. El tunecino Wael Jallouz colocó la máxima diferencia con el 9-30, aunque la relajación final en ataque hizo que la diferencia final quedara en dos decenas.

El único que dio la cara en el Aalborg fue el meta Erevik, aunque su compatriota, el joven central Sander Sagosen, consiguió tres goles.

El partido de vuelta será un mero trámite para el Barcelona. Una derrota en el Palau por más de 20 goles es un resultado que no cabe en cabeza humana. El cuadro barcelonista tiene casi los dos pies en los cuartos de final.

Tras el partido el entrenador Jesper Jensen declaró que muchos de sus jugadores "deberán reflexionar interiormente tras este partido". Para el técnico su equipo ha tenido "excesivo respeto" por el encuentro que iban a disputar.