Corría el 11 de junio del año 2014, y tras una asamblea extraordinaria de socios, se procedía a anunciar la desaparición del Balonmano Valladolid debido a los graves problemas económicos que venía arrastrando. El crítico momento económico que estaba sufriendo el Balonmano Valladolid era conocido desde hacía algún tiempo. El club arrastraba una deuda superior al millón y medio de euros, motivo por el cual llevaban en concurso de acreedores desde marzo de ese mismo año. Un año antes, había desaparecido el Atlético de Madrid, y los vecinos del norte, el Ademar de León, se declaraban en concurso de acreedores. Dos años después, el balonmano masculino en Valladolid regresa a la élite.

Comenzaba el partido con un Artaleku lleno hasta la bandera, con la afición local volcada con su equipo, pero también con una nutrida presencia de seguidores del equipo vallisoletano, cerca de 200 aficionados y aficionadas que se había desplazado en autobúses fletados por el club, más algun otro que lo hubiera hecho de manera particular. 

Intensidad y emoción

El árbitro daba inicio al encuentro, con un Atlético Valladolid que se mostró tranquilo y concentrado en su papel. Los primeros goles de Fernando Hernández, un veterano que sigue en forma, marcaron el camino a seguir. El 3-6 del minuto 8, era toda una declaración de intenciones, marcaban el camino.Las primeras exclusiones, de Viscovich en el minuto 13 para los pucelanos, comenzaron a romper el ritmo del encuentro. En estos momentos el Bidasoa Irún se acercó en el marcador (9-9, minuto 17) igualando aún más un partido bronco y muy complicado de arbitrar. Sin embargo, los vallisoletanos consiguieron llegar al descanso, con una mínima ventaja (13-15) que daba esperanzas a los visitantes. Los iundarras habían conseguido mantener el tipo, pero justo antes del descanso, la lesión de Didac y Cristian, y Beltza con dos exclusiones les dejó tocados.

Cotocircuito en ataque

En la segunda parte, el Atlético Valladolid arrasó con las opciones de Bidasoa Irún. La defensa volvió a ser clave. Desde atrás los de Nacho González fueron poco a poco aumentando su ventaja, secando a los rivales y dejando sin opciones al Bidasoa. El ataque de los locales no encontraba vías de salida y eso lo aprovechó el veterano equipo pucelano.

En 15 minutos el partido pasó de un 13-15 a un 15-20 que encarrilaba el triunfo. Los locales se estrellaron ante los Turrado, Kramarz y un de nuevo brillante Javi Díaz en la portería. Cinco minutos después se alcanzaba la máxima ventaja, 6 goles, 18-24, y los pucelanos seguían golpeando a su rival en defensa. En ataque destacó entonces David Fernández con sus lanzamientos exteriores y Luisma Lorasque desde el pivote, ambos fueron el estilete de un equipo que a diez minutos del final ya comenzaba a saborear el triunfo y el ascenso. En veinte minutos de la segunda mitad, el Bidasoa tan sólo marcó cuatro goles, y eso le sentenció, junto con la incapacidad para desarbolar el entramado defensivo vallisoletano. Los visitantes recorrieron la fase final del choque de forma plácida, ya con el triunfo en el bolsillo gracias a su ventaja de 4, 5 y hasta 6 goles. Al final, victoria histórica por 24-29 para el Atlético Valladolid Recoletas.

Mientras que al Bidasoa le queda esperar a la final a cuatro, los pucelanos regresan a la élite, donde se reencontrarán, además de con el F.C.Barcelona y el Naturhouse de La Rioja,  con un recuperado Abanca Ademar, que tras tres años de travesía en el desierto, tiene una situación económica más desahogada, y un equipo competitivo. La temporada que viene, volveremos a disfrutar de esos derbis cargados de intensidad y emoción. Bienvenidos a la BAUHAUS-Asobal, que empiece la fiesta.