Hace tres días de la final de la EHF Champions League entre el PSG Handball y el HC Vardar, y aún sigo teniendo los pelos de punta. ¡Qué espectáculo! Dos equipos cuyos jugadores, a los cuales me atrevería a llamar espartanos, lucharon con uñas y dientes por la tan preciada y ansiada Champions.
Pero, más que el partido o el juego ofrecido por parte de ambos conjuntos, me quedo con la participación del Vardar durante toda esta edición europea: un equipo que, sin hacer mucho ruido, se plantó en su primera Final4 tras meterle un rapapolvo al poderoso SG Flensburg-Handewitt, el cual por aquel entonces iba clasificado como primero de la liga alemana.
Tras lograr el pase, en el sorteo hubo dos claros factores en contra del conjunto macedonio: para empezar, partían como el equipo más débil frente a los otros tres (Telekom Veszprém, FC Barcelona Lassa y PSG Handball), los cuales eran bastante superiores en lo que a profundidad de plantilla se refiere. El otro factor determinante fue que nunca había participado en una Final4, aunque bastantes de sus jugadores sí, con lo que, al menos, no partían totalmente de cero.
En semifinales le tocó el Barça, lo que suponía un reto extra, ya que de las once ocasiones en que se han enfrentado, la del sábado fue la primera vez que el Vardar logró derrocar al conjunto catalán, gracias a un partidazo de los hombres de Raúl González y a un último derechazo de Luka Cindric en el minuto 59 y 56 segundos.
Mientras tanto, el PSG vencía al Veszprém, lo que le daba el pase a la final. Tanto Vardar como PSG se jugaban lo que podía suponer su primera Champions League, con lo que motivación y ganas no les faltaban.
A priori, el conjunto parisino partía como favorito para ganar la final, pero desde el inicio del encuentro, los macedonios demostraron de que pasta están hechos y por qué estaban donde estaban. El final del encuentro fue de un ritmo cardíaco, ya que gracias a un gol de Narcisse en el minuto 59 y 53 segundos, al Vardar solo le quedaban 7 segundos para lograr la gloría. Raúl González pidió el tiempo muerto e ideo una jugada para lograr el gol. El resto ya lo sabéis, tanto de Ivan Cupic y el Vardar campeón ante la sorpresa del planeta balonmano.
David contra Goliat(s)
“Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”.
Seguro que todos conocen la historia de David contra Goliat, la historia de como el pequeño pudo con el grande, de como el débil pudo con el más fuerte. Pues la Final4 del Vardar se puede ver reflejada tranquilamente en esta historia.
La historia de un equipo que, con mucho esfuerzo y sacrificio por parte de cada uno de sus jugadores, logró lo que en un principio parecía algo casi inalcanzable. Este Vardar será un referente del balonmano actual para las futuras generaciones, y sí, claro que el Vardar es un muy buen equipo (campeón de liga y de la Liga SEHA), pero al llegar la competición europea, todo es más complicado.
Raúl González ha sabido formar una plantilla impresionante, un “Spanish" Vardar (Cañellas, Maqueda, Sterbik y Alex Dujshebaev) que ha sido imparable, y ahí se ve de verdad todo el trabajo hecho por el entrenador.
Este Vardar sabe lo que es escribir la historia, y esperemos que pueda ser un punto de partida para que cada vez más equipos “algo más débiles” puedan empezar a derrocar a los todopoderosos del balonmano, y así podamos seguir disfrutando de este deporte, el que para mí es el mejor deporte del mundo.