Floyd Mayweather puede pasar -y pasará- a la historia como uno de los mejores boxeadores de la historia. Sin duda, es un logro que se ha ganado por méritos propios. Pero también hay que decir que le perseguirá, como el miércoles al jueves, la coletilla de que no quiso enfrentarse al filipino Manny Pacquiao. Huelga decir que pesará más esto último.

En el año 2010, todo apuntaba a que por fin se verian las caras. El chico malo, Floyd Mayweather, había pasado por encima a todo rival que se le cruzaba en su camino con su depurada técnica y gran movilidad sobre el cuadriláter. Lanza combinaciones y desaparece sin dejar rastro, pero si logran acorralarlo, su defensa impedirá que acierten golpes con certeza. A ese boxeador casi inalcanzable se le prescribió como solución un hombre llamado Manny Pacquiao. Un boxeador que va hacia delante sin desconocer la marcha atrás, rápido y contundente, y si encaja un duro golpe, choca sus guantes, asiente con la cabeza y dirige un nuevo ataque lleno de furia. Parecía el remedio perfecto que podría estrenar el casillero de derrotas de Mayweather. Pero todo se perdió en el limbo. Problemas con el reparto de bolsas: al parecer Pacquiao requería que fueran del 50%, condición que el americano no dudo en rechazar categoricámente. Problemas en someterse a determinados test antidoping y un sinfín de 'peros' que solo llevaron a un callejón sin salida.

En junio del 2012, Pacquiao se enfrentaba a Tim Bradley, un campeón en el peso superligero que pretendía conseguir el titulo WBO welter del filipino. El combate, reñido pero quizá con Pacquiao un poco mejor, se resuelve con victoria de Bradley. La sorpresa del año, pues algo más de 7 años llevaba Pacquiao sin conocer la derrota. Un mal día lo tiene cualquiera.

En ese mismo año, pero en diciembre, llegó el campanazo definitivo. El campanazo que le propinó Juan Manuel Marquéz a Pacquiao en el sexto asalto de su cuarta guerra, dejándolo fuera de combate durante casi un año. Un año para olvidar. Y hablando de olvidar, ya nadie se planteaba el duelo ante Mayweather.

En noviembre del 2013, Pacquiao regresa en Macao ante un Brandon Ríos que encajaba pero no devolvía demasiados golpes. Aun así, Pacquiao demostró seguir en forma, y descubriendo al mundo que todavía le quedaba boxeo en sus puños. Victoria que le supuso situarse en el nº1 de la clasificación WBC del peso welter, división que regenta Mayweather. El combate vuelve a estar de moda.

Floyd Mayweather, ante tal situación, declarara que no se enfentará a Pacquiao, luego decide mofarse de él por las redes sociales, posteriormente afirma que solo se medirá a Pacquiao si abanadona Top Rank, su promotora,  y todo ello, para que al final declare que él no será la solución de los problemas de Pacquiao. El filipino tiene unas deudas fiscales desde hace unos años, pero eso es otra historia.

Floyd solo ve en su horizonte a Amir Khan y Marcos Rene Maidana como futuros rivales para su pleito en mayo de este año, aunque sigue sin señalar rival. Pero a su vez, no deja de hablar de Pacquiao. Por su parte, Pacquiao, harto de tanta burla y difamación hacia su persona, decide saltar a la palestra y le devuelve las mismas burlas y le tilda de cobarde. También sigue sin señalar rival para su regreso en abril. Una Guerra Fría en toda regla, pero parece que está lejos de que se llegue a materializar.