El sueño americano siempre se antojará complicado cuando tu bandera nace en una isla no amiga del gobierno norteamericano. Guillermo Rigondeaux Ortiz era un guerrero con ganas de escapar de Cuba, algo que ya intentó en su etapa amateur en 2007, y es que tras ganar en 2000 y 2004 dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos, "El Chacal" quería alcanzar metas mayores y otorgar a los suyos, una vida mejor.

La ambición deportiva del cubano no podía frenar la realidad, y finalmente en 2009 abandonó su patria para desembarcar en Miami, con ganas de comerse el mundo sobre el ring, peleando ante cualquiera, por hacerse un sitio en la élite del encordado.

No tardaría en debutar como profesional sobre el ring, y es que apenas el día 22 de mayo de 2009, se enfrentaría a un inexperto Juan Noriega, con 3 victorias y 2 derrotas en su palmarés. Le haría ver pronto la lona a su adversario, y es que el inalcanzable Rigondeaux disfrutó de su primera victoria como profesional en el tercer asalto. La racha de victorias del chacal continuaría hasta la actualidad, pero su imagen levantaría el vuelo combate tras combate, llegando al público estadounidense como un peleador indomable, que sometía a sus rivales a duras lecciones del mejor boxeo cubano que muchos ojos recuerdan.

Firmado por la promotora Top Rank en lo que parecía un movimiento ambicioso por parte de Bob Arum, la carrera de Rigo se estancó. El ambicioso promotor no parecía ser feliz, y es que el bueno de Guillermo le amargó el año 2013 al, de forma no muy sorprendente, sentar en la escuela a Nonito Donaire, una de las estrellas del magnate del boxeo.

La felicidad le duró poco a Arum, y es que, esperando que Nonito dejase al cubano sin su invicto y por tanto, ganando a uno de los mejores amateur de la historia, lo arriesgó todo a un combate donde el cubano tenía mucho que ganar y muy poquito que perder. El desarrollo de éste fue muy simple, y es que Nonito se dedicó a perseguir una sombra que entraba y salía sin ser vista, que le dejaba poco a la imaginación y que simplemente, lo sentó en primera fila para ver como él escribía en la pizarra, la definición perfecta de la palabra boxeo.

Ni una visita a la lona de Rigondeaux fue suficiente para que unas tarjetas un tanto cuestionables viesen una victoria del filipino, que por decisión unánime, acabó siendo derrotado ante el que en aquel momento era, el hombre más feliz del mundo. La fama había llegado de manera oficial, el mundo del boxeo podía celebrar que entre sus filas aparecía el nombre de Guillermo "El Chcal" Rigondeaux. Mientras tanto, ya en las oficinas, Bob Arum parecía tirar dardos a alguna de las fotos del cubano, y es que con su negocio hundido, Rigondeaux parecía más una molestia que una solución a nada.

"No genera dinero, su estilo no es llamativo". Curiosa forma de definir a Rigondeaux por parte de su promotor. "Me odia por ser cubano", respondía Rigondeaux y su equipo, tachando de racista al promotor. Cruces y más cruces de acusaciones que han dado lugar a una ruptura anunciada donde el contrato finaliza en este 2014, donde Guillermo quedará libre de Arum. De momento el destino le llevará a pelear en Macao ante el invicto dominicano Jonathan Guzman, con 16 victorias (16 por la via del KO) ante rivales de poca entidad.

Mientras suenan muchos nombres para enfrentarse en un futuro cercano a él, Rigondeaux pone sus miras en volver a demostrar una vez más al mundo que de momento es uno de los mejores boxeadores del panorama. Leo Santa Cruz, Carl Framtpon, el otro chacal o el español Kiko Martínez son nombres que ya suenan para el cubano.

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Sobre el autor
Daniel Martin
Encargado sección boxeo, colaborador en F1. Viajante gracias al noble arte.