En la Vuelta a España no hay días de transición. Albacete volvió a ser fiel a su cita con el viento y los temidos abanicos. Los corredores aprovecharon esta situación para fragmentar el grupo en mil pedazos, a más de 30 kilómetros de la línea de meta. Las cunetas se poblaron de pequeños pelotones de ciclistas luchando con todas sus fuerzas por no perder rueda. Un espectáculo fantástico, una batalla tremenda y emocionantísima, ciclismo en letras mayúsculas, en una jornada catalogada como de transición.

El gran triunfador del día fue el sprinter francés Nacer Bouhanni. El corredor de La Française des Jeux se llevó su segunda etapa de la Vuelta tras imponerse en un ajustado y polémico sprint al australiano Michael Matthews (Orica). El eslovaco Peter Sagan (Cannondale) fue tercero.

La Vuelta se despedía de tierras andaluzas con una jornada, la más larga de la carrera, que llevaba a los corredores desde Baeza (Jaén) hasta Albacete. 207 kilómetros totalmente llanos en los que el viento, tan tradicional por tierras albaceteñas, era la principal amenaza para el pelotón.

Una fuga tempranera

Javier Aramendia volvió a ser el gran animador en los kilómetros iniciales. El ciclista del Caja Rural-RGA, fiel a su carácter batallador, atacó en los primeros compases de la etapa y se marchó del pelotón junto a Favilli (Lampre-Merida). Pero no parecía un día propicio para los aventureros. Los equipos de los hombres rápidos controlaron en todo momento la situación. Los dos valientes llegaron a contar con una renta de siete minutos, pero tras 160 kilómetros de fuga fueron neutralizados por un pelotón que rodaba rapidísimo, siempre encabezado por hombres de la FDJ de Bouhanni y del Giant-Shimano de John Degenkolb.

Fuente: Tim de Waele/TDW Sport

Lucha contra el viento

Albacete es sinónimo de abanicos. El viento de La Mancha volvió a hacer acto de presencia a más de 30 kilómetros de la línea de meta. Los equipos, sabedores de la peligrosidad de la jornada, empezaron a pelear por la cabeza del pelotón para proteger a sus corredores del viento. La tensión era enorme y la velocidad tremenda. Ya lo decía Óscar Sevilla, uno de los ciclistas manchegos más ilustres, en la Vuelta del 2003: "Con el viento pasas tantos nervios que acabas más cansado que en la montaña. Te pasas toda la etapa en tensión, con miedo a cortarte, a caerte. Cuando llegas al hotel tienes un enorme dolor en el cuello y la espalda".

El fuerte ritmo marcado por Sky y Omega, con la ayuda de hombres de BMC, Orica, Trek y Tinkoff acabó por destrozar al pelotón. Los favoritos y los velocistas entraron delante, salvo Dani Navarro. El ritmo seguía siendo alto, cualquier error podía eliminar a alguno de los hombres fuertes de la prueba. Y así sucedió. A falta de diez kilómetros para el final, BMC lanzó un ataque que descolgó a Nairo Quintana y a John Degenkolb, entre otros. Pero el gran trabajo de Giant-Shimano permitió que el segundo grupo enlazara a cinco de meta, sacando del apuro al ciclista colombiano. El sprint era un hecho.

Omega lanzó la llegada pensando en Tom Boonen, pero Bouhanni no quería dejar pasar su oportunidad. El francés arrancó de lejos, pero Matthews le cogió la rueda y, cuando parecía que le podía superar, un bandazo de Bouhanni le cerró el paso. Una maniobra polémica que los jueces no decidieron sancionar. Segunda victoria para el hombre de la FDJ tras su triunfo en San Fernando.

Fuente: Tim de Waele/TDW Sport

La etapa de mañana

En vísperas del primer día de descanso, los ciclistas tendrán que afrontar una etapa de montaña entre la localidad conquense de Carboneras y la estación de esquí de Aramón Valdelinares. 185 kilómetros con tres puertos de montaña que servirán para ver el estado de los hombres fuertes de la carrera. Aramón Valdelinares, de 1ª categoría, consta de 8 km al 6,6 %.

Clasificaciones 8ª etapa

Vídeo de la victoria de Nacer Bouhanni

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