Pablo Lastras cree en el destino, que el futuro ya está escrito. Su caída en la pasada Volta a Catalunya también cree que estaba ya escrita. "Estoy seguro de que me caí porque me tenía que caer", recalcó a Carlos Arribas en una charla entre ambos en el mes de abril, cuando seguía con su proceso de rehabilitación en su casa. En la cuarta de las siete etapas de este año, bajando uno de los cuatro puertos que había en esa jornada que acabó en La Molina y ganó Tejay van Garderen. La cadera del madrileño, ese día, se rompió por varias partes. El fémur, fruto del duro golpe contra el asfalto, se incrustó en ella y la 'destrozó'. En el quirófano se la volvieron a reconstruir "con dos clavos de lado a lado".

Ni mucho menos pensaba en ese momento el madrileño en abandonar el ciclismo. Tampoco su equipo ni sus compañeros, que han aprendido de él, han corrido junto a él y han disfrutado con él de victorias de etapa en grandes vueltas, de triunfos en las grandes clásicas. Bajo la lluvia, sol y viento que azota en las distintas pruebas a lo largo del año. En San Martín de Valdeiglesias, donde vive, le ha tocado ver este año por televisión cómo Valverde ganaba la Flecha Valona y la Lieja, cómo Amador se convirtió en la revelación del Giro o cómo Quintana ponía contra las cuerdas a Froome en Alpe d'Huez.

La lesión se Lastras sería comparable a caerse desde un tercer piso "Los primeros cinco meses he estado cuidándome como si me fueran a dar el alta y al día siguiente me pudiera subir a una bicicleta", declaró el ciclista de Movistar al programa 'El larguero' de Cadena SER. Siete meses después de ese fatídico día a finales de marzo, Lastras sigue con una muleta, sobre todo para ayudar a apoyar su aún maltrecha pierna derecha. La tercera fase de su rehabilitación consistirá en caminar sin necesidad de más apoyos que los de sus pies. Después empezará a ejercitar los abdominales y los lumbares, una zona "bastante atrofiada después de estar tantos meses quieto".

Pablo Lastras durante un entrenamiento. (Foto: Movistar)

"Volvería a ser ciclista"

A Pablo ya le han dicho que pasará un año entero hasta conocerse si la operación de cadera de los médicos ha sido un éxito. En el caso de que todo vaya bien y no haya que volver a operar, no se descarta "tener que poner una prótesis", porque la zona afectada aún "está dañada". El objetivo que se marca el español a corto plazo es "poder ser una persona normal en enero de 2017". "La clave es fácil, tener ganas, sufrir, cuidarte un poco y motivarte cada día", admitió Lastras en la radio, que ha visto que sus 18 temporadas completas como ciclista profesional han acabado de la peor manera posible.

"Si volviese a nacer, volvería ser ciclista"Tras casi media vida en las filas de los distintos equipos de Eusebio Unzué -tiene 39 años y ha corrido casi 19 años con él-, que comenzaron en Banesto, pasaron por Illes Balear y Caisse d'Epargne y acabaron en Movistar, Pablo Lastras "volvería a ser ciclista" si naciese de nuevo. "Lo volvería a hacer, con mis huesos rotos, con todas las penas que he pasado y por supuesto todas las alegrías y satisfacciones que me ha dado este deporte".

El más fiel de Unzué

La de Pablo Lastras no ha sido la carrera más exitosa posible, pero pocos españoles se han mostrado tan fieles a un equipo, a unos compañeros y, sobre todo, a un mánager como Eusebio Unzué. Con él se formó, con él creció, con él ganó y con él se ha convertido en uno de los ciclistas más carismáticos y queridos del pelotón internacional. El de Lastras ha sido un ejemplo de fidelidad y un ejemplo como deportista. Apenas trece victorias adornan su longeva carrera deportiva, pero se han repartido la mayoría en grandes carreras como el Giro, el Tour o la Vuelta.

Su triunfo más emotivo, quizás, fue el del Tour de 2003, rematando la fuga al sprint en Saint Maixent-l'Ecole. Era 25 de julio, se celebraba la 19ª etapa y pudo dedicarle la victoria a su madre, que falleció cuatro meses antes por culpa de un cáncer, en el día de su cumpleaños. Era su última oportunidad de ganar una etapa en aquel Tour, pero "el destino ya había decidido que solo podía ganar ese día". Ahora ha querido que 'Pablo Penkas', nombre por el que también es conocido, tras media vida dando pedales, cuelgue su bicicleta.

Lastras dedicó el triunfo del Tour 2003 a su madre.