Vincenzo Nibali (Bahrain-Merida) demostró por enésima vez que en las bajadas también se ganan las carreras. Fue en la bajada del Civiglio, lugar en el que ya realizó el ataque clave de su victoria en 2015, donde se marchó en solitario para volver a triunfar en la clásica de las hojas muertas. Thibaut Pinot (FDJ), que no pudo seguirle en el descenso, acabó por desfondarse en la subida final y fue alcanzado por el grupo perseguidor. En los útimos kilómetros, de descenso, Alaphilippe (Quick-Step) exhibió su técnica y se adjudicó el segundo puesto de un podio que completó Moscon (SKY).

Primera parte tranquila

Día soleado en la región italiana de Lombardia, 200 corredores en línea de salida dispuestos a afrontar los 247 kilómetros del recorrido que les llevaría desde Bergamo hasta Como. Entre esos hombres no se encontraba el holandés Tom Dumoulin (SUN), que cayó enfermo la noche previa, y fue reemplazado por Laurens Tend Dam. Arrancó la prueba y con ella los primeros ataques, varios hombres lo intentaron, hasta que en torno al kilómetro 40 seis consiguieron distanciarse y formar la fuga. L. Rota (BRD) D. Ballerini (ANS) M. LeTurnier (COF) P. De Negri (NIP) J. Janse Van Rensburg (DDD) L. Hofstede (SUN) contaron con la permisividad del grupo y alcanzaron un diferencia máxima de 12 minutos. Con esta situación la carrera continuó hasta entrar en los últimos 80 kiómetros, donde se concentraba la mayor dureza del recorrido. A partir de aquí, el pelotón se echó encima de los fugados que fueron neutralizados en el comienzo de la subida al Ghisallo.

Últimos 70 kilómetros decisivos

En esta subida se produjeron nuevos ataques a cargo de Jesus Herrada (MOV) y Roglic (TLJ). Finalmente, tres hombres pasaron escapados por el Santuario ciclista del Ghisallo en solitario: Cherel (AG2R), De Plus (QST) y el útimo superviviente de la escapada inicial, Leturnier (COF). Tras estos, un grupo de ocho corredores, entre los que se encontraban Roglic y Anacona, perseguían al terceto líder que ya comenzaba a subir la colma di Sormano. En las durísimas rampas del Muro di Sormano consiguió distanciarse el francés Cherel, coronando con 23 segundos sobre De Plus y menos de un minuto sobre el pelotón que ya había atrapado al resto de fugados. En el complicado descenso del Sormano, Cherel tuvo algún susto, pero fue De Plus el que sufrió una terrible caída. En una curva de derechas, el belga entró pasado y acabó saltando por encima del guardarraíl precipitándose al vacío. Poco después el propio Quick-Step comunicó que De Plus no sufría heridas de gravedad e iba camino del hospital.

Cherel, Leturnier y De Plus al paso por la Madonna del Ghisallo | Foto: ilombardia.it
Cherel, Leturnier y De Plus al paso por la Madonna del Ghisallo | Foto: ilombardia.it

Dos ciclistas, De Marchi (BMC) y Gilbert (QST), saltaron del pelotón en el llano de aproximación a la penúltima subida del día. A estos se les unió después el joven corredor vasco Pello Bilbao (AST), para formar un trío que se convertiría en cuarteto cuando atraparon a Cherel. Apenas llegaron a contar con una veintena de segundos y, al comienzo de la subida al Civiglio (4,2 km al 9,7%), todos fueron atrapados. La FDJ imponía un ritmo brutal para seleccionar el grupo, y un hombre importante que cedió fue Adam Yates (ORS), faltando 20 kilómetros.

El primer corredor en probarlo, aunque en balde, fue Vuillermoz (AG2R). Le siguió un ataque de Moscon (SKY) y Oomen (SUN) que consiguieron unos metros, hasta que se produjo el primer ataque de los favoritos a cargo de Thibaut Pinot (FDJ). Ataque al que respondieron perfectamente Nibali, Quintana (MOV), Uran (CDT) y la joven promesa Bergal (ANS). Por detrás sufrían corredores como Alaphilippe, Mollema, Rosa o Aru, aunque el ligero parón por delante les permitió volver a entrar. Un parón que no duró mucho, pues Pinot volvió a la acción y, esta vez sí, consiguió abrir hueco. Pozzovivo (AG2R) saltó a por el francés, pero no parecía recortarle terreno. El que sí lo hizo fue el tiburón Nibali, que con un tremendo ataque arrancó las pegatinas a Pozzovivo y dió caza a Pinot a poco de coronar. Este dúo inició la bajada con unos segundos muy valiosos para afrontar con ventaja los últimos 15 kilómetros.

El descenso del Civiglio, territorio Nibali

Nibali, conocedor del terreno, tensó la cuerda desde el inicio del descenso, obligando a Pinot a tratar de no perder la rueda del italiano. Este descenso es el mismo donde en 2015, el propio Nibali se escapó de un grupo en el que también estaba Pinot, y le valió para ganar la carrera. Por esto mismo, Pinot trató que la historia no se repitiese y, aunque Nibali arriesgaba, el francés aguantaba cuando restaba poco para concluir el descenso. Pero precisamente en esa parte final del descenso, en una serie en curvas rápidas enlazadas, el tiburón de Mesina serpenteó por ellas de forma magistral y abrió unos metros que poco a poco se fueron ampliando hasta llegar abajo con una ventaja de nueve segundos. Una desventaja mínima, pero que a la vez era demasiado para un Pinot que veía como volvía a escaparse de sus manos la clásica italiana y otra vez por culpa del mismo hombre. Por detrás, el grupo cedía 45 segundos con el líder de la prueba. Pinot no era capaz de recortar nada a Nibali, que comenzó la última subida del día, San Fermo (2,7 al 7,2%), con los mismo nueve segundos con los que acabó el descenso anterior. Pero en las primeras rampas de la subida, las más de seis horas de carrera hicieron estragos en las piernas de un Pinot que empezó a ceder terreno de forma clara, tan clara que sería atrapado por el grupo perseguidor justo arriba.

En ese grupo se habían producido ataques de Moscon, Aru, Pozzovivo, Quintana y Alaphilippe, pero ninguno cuajó. Con 40 segundos de ventaja, la carrera estaba sentenciada en favor de Nibali, tan sólo restaba conocer quienes acompañarían al hombre del Bahrain-Merida en el podio. El primero de ellos se supo en el descenso, Julien Alaphilippe se distanció del resto gracias a sus dotes como bajador y se aseguró el segundo puesto, otro gran puesto de este gran corredor, al que le falta la victoria en una gran clásica que a buen seguro llegará. El último peldaño del podio lo ocuparía Gianni Moscon imponiendo su punta de velocidad en la llegada del grupo por delante de Vuillermoz.

Declaraciones del tiburón

Nibali quiso destacar ante la prensa italiana la dificultad del triunfo: "No fue fácil repetir lo que hice hace dos años. Esta vez fue aún más difícil porque todos me consideraban favorito", declaró a la RAI y se acordó del trabajo de sus compañeros: "El equipo me ayudó mucho y yo estaba en óptima condición en esta recta final de temporada. Al final conseguí una gran victoria, no podría pedir nada más", declaró el corredor italiano.

Podio de la 111º edición de Il Lombardia | Foto: ilombardia.it
Podio de la 111º edición de Il Lombardia | Foto: ilombardia.it

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