Hoy gana Tony Gallopin”. Con la seguridad que la experiencia de más de una década en el pelotón regala,  Haimar Zubeldia apostaba por su compañero de equipo. Probablemente solo el de Usurbil fuera quien confiara en este francés semidesconocido de Radioshack que a las cinco en punto de la tarde cruzaba en solitario la meta del Boulevard donostiarra embriagado de éxtasi y alegría. Por detrás, dos de los grandes favoritos, Valverde y Kreuziger, completarían un podio de categoría.

La Clásica de San Sebastían es la carrera de un día más importante del panorama nacional y acoge a los mejores clasicómanos del pelotón y algunos de los favoritos que aprovechan el punto de forma posterior al Tour. En su palmarés figuran nombres ilustres como Indurain, Bugno, Bettini o Armstrong, aunque el récord de triunfos lo posee el vasco Marino Lejarreta con tres. El propio americano, por aquel entonces en Motorola y sin ninguna ambición para ganar el Tour, se juró que vencería algún día en San Sebastián después de quedar último a 34 minutos de Chiappucci en el 93. 

La carrera no ha tenido mucha historia hasta el último paso por Jaizkibel. Una escapada de cuatro corredores que incluía a Javier Aramendia (Caja Rural) ha estado en cabeza durante gran parte de la carrera, pero sin opciones reales de llegar. El pelotón ha controlado la diferencia sin problemas, que no ha rebasado nunca los 5 minutos.

Pero la historia de la Klasikoa tiene su misticismo en el alto de Jaizkibel. Año tras año, ya desde la primera edición que se llevaría Marino Lejarreta en 1981, la carrera ofrece batallas y ataques en este puerto de casi ocho kilómetros. Esta edición no ha sido menos, y Gallopin empezó a escribir su gesta después que el alto hiciera la selección definitiva.

Los Movistar habían apostado fuerte por Valverde, y ya en el primer paso por Arkale el murciano se iba junto a Quintana en busca de la cabeza de carrera. Buen trabajo del mexicano, aunque algo efímero. En los momentos decisivos Valverde se ha encontrado algo solo. Junto a ellos se han unido Moser, Landa y Kreuziger entre otros. El checo, segundo en 2009 y liberado de las cadenas de un desaparecido Contador, se ha mostrado ambicioso en Jaizkibel intentando una machada imposible.

Quintana ha desaparecido demasiado rápido

El ritmo del grupo cabecero era alto, lo que eliminaba cualquier posibilidad  del pelotón para enlazar. Entre la multitud del gran grupo, las opciones de Contador, Gilbert o Molleman se desvanecían kilómetro a kilómetro.

Con Gallopin ya escapado en busca de la gloria, un quinteto formado por Valverde, Contador, Roche, Nieve y Landa intentaba reducir la diferencia, aunque los resultados eran poco visibles. El pedaleo alegre del francés y las consecuencias de llegar al sprint junto a Valverde frenaban el entendimiento de los perseguidores y mantenía intacta la diferencia. Lo intentaría Roche sin suerte a poco más de dos kilómetros de meta, cuando la distancia ya era absolutamente insalvable. La duda recaía en quién completaría el podio.

Más de 230 kilómetros después, la Clásica volaría hasta Francia once años después del último triunfo de Laurent Jalabert, regalando al joven Gallopin la mejor victoria de su carrera profesional. Valverde ganaría el sprint del grupo y Kreuziger sería tercero. Los Euskaltel, con muchas ganas y poca suerte, quedaron fuera de los puestos de honor con el cuarto puesto de Nieve, quien sigue haciendo méritos para ser Lord Snow con su gran temporada.