Pocos casos en el mundo del deporte tienen como grandes protagonistas a dos deportistas de un mismo país. Menos casos aún que hayan competido juntos durante 15 años. Y casi ninguno que haya causado una brecha tan grande dentro de una nación como lo hicieron los dos protagonistas. Una rivalidad tan mítica que hasta en nuestros tiempos perdura, una rivalidad entre dos estilos de vida, dos formas de correr e incluso dos ideologías. Esos dos hombres fueron los italianos Gino Bartali y Fausto Coppi.

Años 40 y principios de los 50. Italia estaba desmotivada, una Guerra Mundial azotó al país transalpino, haciendo perder la guerra a las potencias centrales. Italia ganó, pero como todos los países participantes, sufrió muertes, pobreza y un desánimo general en los habitantes que emergió a través de los edificios destruidos durante el conflicto. Italia necesitaba de algo (o alguien) que les de algún motivo para sonreír, de algo (o alguien) por lo que se sientieran orgullosos de ser italianos. De ese laborioso trabajo se encargaron los protagonistas de este artículo durante los casi 15 años en que coincidieron en las polvorientas carreteras de la época.

Dos corredores muy diferentes

El primer protagonista es Gino Bartali (nacido en 1914). Fue el contemporáneo de Alfredo Binda, y hacerle un poco de sombra al mítico corredor lombardo fue tarea difícil para el joven toscano. Se convirtió en el reflejo de la Italia campesina y católica, muy fiel a las tradiciones. Fue muy popular entre la gente ya desde el final de los años 30 al ganar los Giros de 1936 y 1937, además de otras clásicas como el Giro di Lombardía o la Milán - San Remo. En cambio, Fausto Coppi (1919) nació en una familia piamontesa humilde y aunque fue el rival de Bartali en las carreteras, también lo fue en gustos políticos y religiosos.

Mientras uno (Bartali) estaba a favor del fascismo de Mussolini y es apodado el "ciclista del régimen " por haber ganado el Tour de 1938 por petición expresa del mismísimo dictador italiano, el otro (Coppi) se decantaba por el comunismo. Mientras uno era católico, el otro era laico. Mientras uno se podía comer un buen plato de pasta y beber unas copas de vino el día anterior a una jornada importante, el otro seguía una estricta dieta antes de los días de competición. Mientras uno representaba la fuerza bruta escalando montañas, el otro era la elegancia personificada. Pero de cara a ganar las grandes vueltas, un detalle marcaba la diferencia entre los dos compatriotas: Bartali no iba contra el crono, mientras que Coppi era uno de los dominadores de la especialidad en aquella época. Un pequeño gran detalle que sería decisivo a partir de 1940 en sus duelos de las grandes citas con Coppi.

1940: El año donde todo comienza

El Giro de 1940 fue un punto de inflexión en la historia del ciclismo. El nacimiento de esta rivalidad. Bartali acudía al Giro con la condición de favorito y disponía de un nuevo gregario para ayudarle, un joven Fausto Coppi, desconocido hasta el momento. Pero en ese Giro la suerte no estuvo del lado de Bartali, que sufrió una caída en las primeras etapas, llevándose con él el correspondiente retraso en forma de minutos. Ante la falta del líder del Legnano en las primeras posiciones, el director deportivo tomó la decisión de dar libertad a Coppi de cara a las decisivas jornadas dolomíticas que se avecinaban en aquella edición. Y no se lo tendrían que decir dos veces al joven piamontés. En la undécima etapa, con final en Módena, comenzó a gestarse la leyenda. Victoria de etapa y maglia rosa para el piamontés, que aguantaría tan preciada prenda en la época, hasta Milán. Sorprendente victoria del joven gregario de Bartali, el primero de sus cinco Giros. A partir de ese día, comenzó la rivalidad.

En 1946 se reanudaron prácticamente todas las competiciones ciclistas, al acabar la Segunda Guerra Mundial el año anterior. Esos cinco años posteriores al Giro de 1940 se habían llevado por delante cinco años de buenos resultados para Bartali, que llegó al inicio del conflicto bélico en plenitud de edad para agrandar aún más su palmarés. En cambio, Coppi llegó al final de la Guerra con 25 años, es decir, en su plenitud deportiva. ¿Y qué hicieron los dos campeones durante el desarrollo de la Guerra? Fausto se dedicó a combatir en el norte de África al servicio de Benito Mussolini. Y Gino, por su parte, se dedicó a entrenar por las carreteras toscanas.

La rivalidad de la post-guerra

Pero en 2003 se descubrió que pedalear casi 300 kilómetros al día no era solo un simple entrenamiento. Giorgio Nissim, junto con otros monjes franciscanos, fue el encargado de crear una red clandestina de falsificación de pasaportes para que los judíos pudieran escapar del país y no ser enviados a campos de concentración italianos, y posteriormente, a alemanes. El trabajo de recorrer el camino entre el lugar donde se creaba la documentación falsa y el lugar donde se imprimía para conseguir aquellos pasaportes era para Bartali, que guardaba toda la documentación falsa para crear los pasaportes en el cuadro de su bicicleta. En total se salvaron las vidas de un total de 800 judíos, que huyeron del país durante los años de la Guerra. Una acción heroica que se llevó a la tumba. Así, "el ciclista del régimen", se aprovechó del propio régimen para dar en las carreteras toscanas sus pedaladas más arriesgadas y heroicas. Solo con el descubrimiento del diario de Nissim se pudo saber esta faceta del campeón italiano.

Finalmente llegó el año uno después del final la Segunda Guerra Mundial y el primer duelo se viviría en la Milan - San Remo. Había ganas de ciclismo. Un ataque de Coppi antes del Passo del Turchino abrió una gran diferencia con el pelotón, que tenía tiempo de sobra para neutralizarle. Los kilómetros iban pasando y Coppi abría cada vez más hueco. De nada sirvió la aceleración del pelotón en los kilómetros finales. El resultado: victoria de Fausto con dieciséis minutos de diferencia con el segundo. El hueco fue tan abismal que al cronista de la RAI que estaba comentando la carrera no le quedó más remedio que decir: "Primer clasificado: Fausto Coppi. En espera del segundo, les ponemos música de baile".

El Giro de Italia de 1946 es el Giro del retorno, de la venganza. Bartali llegaba como indiscutible líder del equipo Legnano, mientras que Coppi era el líder de su nuevo equipo, el Bianchi. Una batalla, la de ese Giro, que lo fue en todos los aspectos y en todos los terrenos: en el llano, en las subidas sin asfaltar, en los peligrosos descensos e incluso en la contrarreloj. Finalmente, victoria para Bartali por solo 47 segundos, suficientes para que la derrota de Coppi escociera y que supuso aun más morbo para la edición del año siguiente.

Los 47 segundos del año anterior hicieron que en 1947 la carrera tuviera un sonado aire de venganza, aunque al contrario del año anterior: esta vez era Coppi quién quería vengarse de Bartali. En las primeras 17 etapas, el portador de la maglia de líder es Bartali, seguido a poco más de 3 minutos de Coppi. Pero este último preparaba una obra maestra, a su más puro estilo, camino de Trento. Una escapada de un total de 150 kilómetros, una de las más largas de su carrera, pero también una de las menos fructíferas. Aunque llegó en solitario, después de tal cabalgada buscando el liderato, sólo consigue aventajar al segundo grupo en minuto y medio. Bartali cedería más de 4 minutos, aunque su ventaja fue suficiente para ganar, siete años después, su segundo Giro, donde fue apodado como "La Garza Reale".

1949: Coppi afianza su hegemonía

En 1949 se vuelven a presentar ambos en la salida del Giro. Un Giro que será recordado por la gesta de "La garza reale" en la etapa reina de la ronda italiana, en una etapa de 254 kilómetros entre Cuneo y Pinerolo. Aquel día, Fausto Coppi se escapó nada más ni nada menos que a 192 kilómetros de meta y con los puertos de La Madeleine, el Col de Vars, el Izoard, Montegenevre y, finalmente, el de Sestrière. Un suicidio si lo hubiese hecho un corredor de nuestra época. Pero no para Fausto, que ese día estaba encendido. Cuando el pelotón (donde estaba Bartali) se quiso dar cuenta, Coppi había dado un grandísimo giro a la clasificación general. El segundo clasificado aquel día (Bartali) llegó a 11 minutos y el tercero a más de 19. En la general, el más cercano al corredor piamontés llegó al final de la carrera con más de 23 minutos perdidos. No se recordaba en la historia del ciclismo una gesta como aquella.

Ganado el Giro por una diferencia abismal, tanto Coppi (por primera vez) como Bartali se presentaron en la salida del Tour de Francia, a la que Coppi iba como gran favorito, más aún que su rival Bartali, el vigente campeón. Una caída al principio de la carrera, hace que Coppi se planteara abandonar; pero gracias a su director deportivo logró seguir en la carrera. Bartali también se vio involucrado en una caída pero se mantuvo más sereno y finalmente acabó perdiendo menos tiempo en línea de meta. Los dos italianos acabaron la jornada con 23 (Bartali) y 36 (Coppi) minutos perdidos respecto al líder. Una diferencia tan abismal que les haríaá ayudarse mutuamente en la montaña para volver a meterse en carrera.

Pero unas geniales jornadas de montaña donde los dos ases se apoyaron para recortar diferencias y que culminaron con la victoria de Coppi en la etapa que finalizaba en el Valle de Aosta, enfundándose el maillot de líder y dejando prácticamente sentenciada la general. El ciclista de Castellania había hecho el primer doblete Giro - Tour de la historia del ciclismo, en un año inolvidable para él.

1952: el Tour del bidón de agua y el final de la rivalidad

Si por algo destacó Fausto Coppi (aparte de su calidad ciclista) es por su fragilidad. Sus huesos ligeros, su delgadez y un prematuro crecimiento le otorgaron una fragilidad que fue la causa de largos parones a causa de sus caídas en carrera. Los años 1950 y 1951 fueron difíciles para el piamontés. Primero porque una dura caída en las primeras etapas del Giro de 1950 dejaría vía libre para Bartali, para que ganase por cuarta vez en la carrera italiana. Pero éste se encontraría a un magnífico Hugo Koblet que se llevó su primer Giro de Italia. En ese año, Bartali solo pudo ser segundo. En 1951 las causas de su mal rendimiento fueron otras: la muerte de su hermano Serse Coppi causó una profunda conmoción en Fausto, que tardaría en ser el corredor de antes.

El año 1952 fue uno de los últimos en el que los aficionados pudieron disfrutar del duelo Coppi - Bartali. El Giro sirvió para que Fausto Coppi ganara su cuarta maglia rosa, reafirmándose por delante de Bartali. En el Tour, los objetivos eran diferentes: Coppi quería todos los gregarios posibles; Bartali, hacer su carrera. Pero Alfredo Binda les amenazó con expulsarles en caso de que no corrieran en equipo. Coppi y Bartali hicieron las paces tras esa amenaza.

Esa lucha "pacífica" dejó una de las más bellas imágenes del ciclismo y uno de los misterios más grandes de la historia del deporte en la subida al mítico Galibier: el momento del intercambio del bidón de agua. ¿Quién se lo dio a quién? Han pasado más de 60 años y aún no ha quedado nada claro entre los aficionados.

Aquel día, tanto Fausto Coppi como Gino Bartali demostraron que dos hombres que eran rivales (tan rivales que dividieron Italia en dos: los Coppistas y los Bartalistas), que más allá de la división y de la rivalidad, podía prevalecer la amistad y la solidaridad. En 1954, con 40 años, Bartali se retiró del ciclismo profesional. De esta forma, se acababa definitivamente la rivalidad. En 1959, durante un viaje de caza en África, Coppi se contagió de la malaria, y meses más tarde murió el 2 de enero de 1960.

Tenía razón Bartali cuando en el funeral de su rival y amigo dijo: "Se ha ido la mitad de mi". No le faltaba razón al toscano. Había vivido un duelo épico en las mejores montañas alpinas, pirenaicas y dolomíticas junto a un ciclista muy similar a él, pero, al mismo tiempo, muy diferente. Un duelo que se apagó ese fatídico 2 de enero en el hospital de Tortona, cuando su rival durante casi 15 años se había ido para siempre. Un duelo legendario en la historia del deporte que se terminó ese día. Pero un duelo que posiblemente nunca se vuelva a repetir en toda la historia del deporte mundial.

Hoy en día, en Italia, a finales de marzo, se celebra una vuelta por etapas que recuerda a estos dos míticos rivales: la Settimana Internazionale Coppi e Bartali. Una prueba por etapas que ha ganado mucho nivel gracias a la notable participación en forma de ciclistas que reúne cada año y al atractivo recorrido de cada edición, que ha sabido reinventarse desde 1984 hasta estos días, intentando volver al pasado para recordar las hazañas de los dos transalpinos que engancharon al ciclismo a más de una generación de aficionados.

Fotos del artículo: cycling-passion.com / haaretz.com / sapere.it / cobblesandhills.com / bicihome.com