El Mundial es siempre la cita más especial del calendario de cualquier deporte, sea cual sea. La competición más seguida, más esperada, más comentada y más difícil de ganar, al fin y al cabo de todo el año. Pero para Zdenek Stybar (República Checa) no hay nada imposible. Si ya es difícil ganar el mundial tras haber corrido toda la temporada pensando sólamente en esa prueba y con una preparación específica para ganarla, más difícil aún es ir con solo una docena de carreras en las piernas y ganarla como la ganó el checo.

Hoogerheide volvía a acoger un Mundial de ciclocross tras la edición de 2009, donde un jovenzuelo Niels Albert consiguió el arcoíris. Pero en esta ocasión el circuito se presentaba más largo, más duro y sobre todo con más pradera, de esa que con unas gotas de lluvia se embarra y ensucia a los ciclistas. De esa pradera que tanto abunda por las afueras de las ciudades holandesas y del norte de Europa y de esa pradera que tanto espectáculo dá cuando las ruedas de las bicis pasan sobre ella.

Llegó a la competición con el calendario muy avanzado (empezó en diciembre su particular preparación), y las dudas antes del inicio de la prueba eran más que evidentes. Pero Stybar es un ciclista de sorpresas y en el Mundial la dio. Pese a no haber corrido gran parte del año con los mejores, dio la cara durante gran parte de la prueba, como si se tratase de aquél ciclista de 2011 que plantó cara al monopolia belga en la especialidad. En un duelo de los mejores duelos que se recuerdan entre él y Sven Nys, el checo logró su tercer Mundial y se asentó como uno de los mejores especialistas de la historia.

Nys y Stybar marcan su territorio

No era ni el mejor situado en la salida y ni siquiera era el mejor checo situado en las primeras curvas. Pero las salidas en este deporte son importantes, pero no decisivas. Durante el primer giro el corredor de Plana remontó desde más atrás de la vigésima posición hasta estar con los mejores en el grupo perseguidor, tras la escapada de Francis Mourey. Nys, tranquilo y con buenas piernas, cazó al peligroso francés casi al finalizar la primera vuelta, y donde le seguían hasta seis hombres más. Stybar era uno de ellos. Pero el checo no esperó ni al final del primer giro. Atacó antes de pasar la línea de meta y puso seria la prueba.

Imagen: UCI

Solo pudo responder al temprano ataque de Stybar un sereno Nys, que sin prisa respondió y llegó a su rueda. Sin cesar en su ataque, momentos después se acoplaron al grupo cabecero Lars Van Der Haar, Thijs Van Amerongen (las bazas más serias de un posible triunfo holandés) y el propio Mourey, que tras su ataque inicial no quería perder la cabeza de carrera con tanta facilidad. Van Amerongen se cortó por el simple ritmo que imponía el checo y el grupo de cuatro ciclistas se consolidó en cabeza.

Nys y Stybar se intercalaban en cabeza, sin encontrar la colaboración de Mourey y Van der Haar, que ya suficiente hacían por mantenerse en ese grupo. Pero como ya se preveía, el ritmo de Nys los cortó, sin que pudiesen, a priori, reaccionar a tiempo. Sin embargo, al finalizar el tercer giro ambos volvieron a llegar al grupo de los dos consagrados ciclistas, que ya tenían al grupo perseguidor a más de 20 segundos, algo prácticamente insalvable. Cuatro belgas lideraban ese grupo, como si se tratase de los instantes finales de una crono por equipos.

Por detrás, la mayor novedad de la prueba fue la aparición en busca del pódium de Kevin Pauwels, que sin hacer ruido había remontado desde la vigésima posición al final de la primera vuelta al cuarto lugar al final del cuarto giro. Por delante, con media carrera ya disputada, el enfado de Stybar por la casi nula colaboración de Nys en el ritmo iba poco a poco en aumento. Tanto fue así que el checo intentó irse en solitario, cuyo deseo no permitió Nys, que con la misma tranquilidad y serenidad que había tenido para responder al ataque del checo en la segunda vuelta, respondió también en éste.

Imagen: UCI

¿Porqué te fuiste a la ruta, Styby?

Salía el sol en la localidad holandesa para iluminar dos vueltas de absoluto infarto y nerviosismo. Nada más empezar la penúltima vuelta, Stybar se fue al suelo. Chapa y pintura, afortunadamente para todos, que volvieron a ver que el checo se montaba en su bici rápidamente, tras ver la aceleración de Sven Nys tras ver su caída. Llegó a su rueda, sí, pero no sin haber malgastado una fuerza innecesaria tras su error en la bajada. Y tras otro error en la zona de barro, Nys volvía a poner a prueba las fuerzas del checo, esta vez de forma muy seria.

Y cuando más lejos se encontraban uno del otro, la salvación del que en ese momento iba perdiendo el duelo vino en forma de caída. Nys también se iba al suelo, y tras montarse otra vez en su bici, veía como Stybar volvía a estar detrás suyo. Una caída que podría haber costado un Mundial se había resuelto con otra caída que lo volvió a abrir. Ambos estaban igualados en todo a falta de una vuelta para el final y todo parecía indicar que un sprint resolvería aquél Mundial.

La última vuelta se marcó por la seguridad de ambos en las zonas más complicadas del circuito. Conocedores de que la victoria la iban a disputar ellos, no se molestaron en arriesgar para sacar unos metros de ventaja, porque como ambos habían demostrado, podían volver a llegar. Pero Zdenek Stybar se había reservado un potente ataque en sus piernas y lo mostró a su rival y al público. Quería que errase Nys. Ese era el único objetivo del checo, que sabía que por piernas no iba a salirse con la suya. Y como él esperaba, el error del belga llegó.

Imagen: UCI

La zona de barro volvió a ser protagonista. Stybar la pasó montado, pero Nys tuvo que pasarla a pie tras un resbalón que, como luego se demostró, le hizo perder el Mundial. Y tal y como había hecho dos veces antes, en esta ocasión Nys no volvería a estar a rueda del checo. Stybar entraría victorioso en la línea de meta y celebraría con tiempo su tercer arcobaleno, tras los de 2010 y 2011. Habría logrado lo imposible: derrotar a su máximo rival mostrando una exquisita forma física, algo impensable tras ver su corta temporada aquel año, y sin dar tregua a un Nys que apenas tuvo errores en aquella prueba. Aquel de Hoogerheide 2014 seguramente fue un duelo que perdudará durante mucho tiempo en la memoria.

Vídeo de la prueba