Al pensar en Holanda, se le viene a uno a la cabeza sin duda sus tulipanes y las bicicletas. Su pasión por el vehículo de las dos ruedas roza lo religioso y es la envidia de muchos aficionados y practicantes del ciclismo por lo que bien que son tratados.

De esta semi-religión nacieron muchos ciclistas profesionales que dieron grandes alegrías al país neerlandés. Con una orografía prácticamente llana hombres como Jaan Raas, Michael Boogerd, Jean Paul Van Poppel, Adri van der Poel son historia del ciclismo tras sus triunfos en pruebas de un día. Pero también han destacado en las grandes vueltas por etapas con los triunfos de Jan Janssen y Joop Zoetemelk en Vuelta a España en 1967 y Tour de Francia en 1980.

Pero desde 1980 no suena el himno holandés en una gran vuelta, es ahí cuando comienza la 'maldición oranje'. Una larga sequía que hombres como Steve Rooks (segundo en el Tour'88) y Erik Breukink (tercero Giro'87, segundo Giro'88 y tercero Tour'90) o el reciente de Tom Dumoulin en la Vuelta de 2015 no han conseguido paliarla.

Kruijswijk buscaba ser el primer holandés en ganar el Giro

En este Giro recién terminado todo indicaba tras el paso por los Dolomitas que el holandés Steven Kruijswijk sería el vencedor final de la Corsa Rosa. Con dos exhibiciones consecutivas en el 'tappone' del Giro y la cronoescalada en Alpe di Siusi, el del LottoNL-Jumbo era el primer líder consistente de la carrera con tres minutos de ventaja sobre su adversarios.

La cronoescalada catalpultó a lholandés al triunfo final | Foto: Giro de Italia
La cronoescalada catalpultó a lholandés al triunfo final | Foto: Giro de Italia

Criado en la inagotable cantera holandesa de Rabobank, ahora LottoNL-Jumbo, pocos dudaban ya de su triunfo, el primero para el ciclismo holandés en la Corsa Rosa. Sin embargo no conocían la 'maldición oranje'.

El Agnello destruye el sueño de Kruijswijk

Quedaban tres etapas, dos de ellas de montaña. Llegaba la primera etapa alpina con final en Risoul con la Cima Coppi de por medio. El helado Col del'Agnello fue la 'tumba deportiva' del bueno de Kruijswiijk. Una mala trazada en una curva en pleno descenso hace que el líder holandés choqué contra un muro de nieve y de una vuelta de campana.


Risoul fue el lugar donde cambió el Giro

Se levantó rápidamente viendo que el Giro se le escapaba, a la misma velocidad que bajaban sus adversarios. Un cambio de bicicleta y con la parte izquierda del cuerpo magullado afrontó como pudo la subida final a Risoul. La estación francesa fue el lugar donde el Giro cambió drasticamente: cavando la tumba de Kruiswijk para resucitar a Vincenzo Nibali.

Destrozado física, debido a una costilla rota, y mentalmente, sabedor de que había perdido 'su Giro'. "Sabía que había perdido tiempo pero traté de seguir, sin embargo, todo había acabado, hoy he perdido el Giro" declaró a los medios tras entrar desmoralizado en línea de meta.

Al final sin Giro y sin podium

Aun así el holandés estaba todavía en la 'pomada' por el Giro pues solo perdía un minuto sobre el líder en tercera posición. Quedaba la etapa final con la incógnita de si Kruijswik obraría el milagro de volver a vestirse de rosa o de abandonar. El holandés aguantó la etapa pero los golpes del Agnello todavía perduraban en la musculatura del esbelto escalador neerlandés y perdió su posición en el cajón final.

El podium final sin Kruijswijk | Foto. Movistar Team
El podium final sin Kruijswijk | Foto. Movistar Team

Finalmente la 'maldición oranje' se cebaba de forma dramática con Steven Kruisjwijk, que deberá esperar al próximo año para poder romper el maleficio.