En una de las carreras mas emotivas del año, Greg Van Avermaet, un ciclista que se caracteriza por triunfar en las carreras de un solo día, se adjudicó la victoria y la medalla de oro para Bélgica, la de plata fue para Dinamarca, de la mano de Fuglsang y el bronce se lo llevó Polonia, de la mano del gran escalador Rafal Majka.

El país brasileño recibió a los 144 corredores con un sol brillante, un escenario cargado de vegetación y una intensa humedad que sumado al duro trazado planteado por la organización daba una premonición de un espectáculo asegurado. En los primeros kilómetros, se movió el pelotón para construir la primera fuga del día conformada por Jarlinson Pantano (COL), Michal Kwiatkowski (POL), Michael Albasini (SUI), Pavel Kochetkov (RUS), Simon Geschke (GER) y Sven Erik Bystrom (NOR).

Más allá de este esfuerzo por parte de los fugados por mantener viva su escapada, el pelotón siguió rodando a un buen ritmo y mantuvo la diferencia controlada para no perder expectativas de obtener una medalla. Greg Van Avermaet fue uno de los tantos ciclistas que en la primera parte de la carrera sufrieron problemas mecánicos cuando pasaban sobre el duro pavé de Parc Flamengo.

A falta de un poco más de 70 kilómetros, las elevaciones duras jugaron su rol y la fuga se desarmó completamente, solo Michal Kwiatkowski (POL) y Pavel Kochetkov (RUS) fueron los sobrevivientes del calor extremo y el duro circuito. Los perseguidores apresuraron el ritmo con Damiano Caruso (ITA) encabezando el tren, un trabajo fino para una estrategia brillante de Italia. Junto a él  Greg Van Avermaet (Bélgica) y Geraint Thomas (Gran Bretaña), Sergio Luis Henao (Colombia) y Rein Taaramäe (Estonia) se sumaron a los punteros de la competencia.

En la Vista Chinesa, Richie Porte (AUS), unos de los que era candidato en la previa sufrió una dura caída que le imposibilitó seguir en la carrera donde previamente también tuvo que sortear problemas en la cadena durante el paso por el pavé. Mismo escenario donde cinco corredores llegaron la cabeza de carrera. Vincenzo Nibali (Italia), Fabio Aru (Italia), Jakob Fuglsang (Dinamarca), Rafal Majka (Polonia) y Adam Yates (Gran Bretaña) alcanzaron al lote de punteros. En ese momento se vio a Alejandro Valverde (ESP) tirar del pelotón, preso de una mala estrategia de España que veía como se le escapaban todas las posibilidades.

Pero la Roja, no tardó en pensar variantes y decidió mandar a Joaquim Rodriguez (ESP), que trabajando con el sudafricano Louis Meintjes (RSA), alcanzó al grupo de cabeza de carrera que lo conformaban Nibali, Van Avermaet, Fuglsang, Majka, Henao y Thomas.

Vicenzo Nibali (ITA) atacó en la última subida a la Vista Chinesa y solamente lo pudieron seguir Sergio Luis Henao (COL) y Rafal Majka (POL), el resto de los de cabeza de carrera no pudieron responder. Cuando todo parecía que la carrera tenía el podio sellado, Nibali junto a Henao se caían en el último descenso y dejaron ir las ilusiones de colgarse una medalla en el cuello. Rafal Majka pudo esquivar el accidente y se encontró a falta de diez kilómetros para la meta en solitario rumbo a la meta.

En el último tramo llano, el polaco se enfilaba rumbo a la victoria ante la falta de organización por parte de los que le querían dar caza. Greg Van Avermaet y Jacob Fuglsang decidieron marcharse del grupo y apretaron los dientes para bajar la diferencia con el líder. Y así fue que a falta de tres kilómetros, alcanzaron a Majka para determinar que el final de la prueba de ciclismo de ruta de los juegos olímpicos se iba a definir en un apasionante sprint.

La explosión de piernas por parte de Greg Van Avermaet no encontró rival alguno y logró el objetivo máximo de todo atleta, colgarse la medalla de oro en el pecho. Una cuota pendiente para Bélgica en la especialidad de ciclismo de ruta, ya que hacía 64 años que no pasaba tal alegría, desde Helsinki 1954 cuando André Noyelle se baño en oro. El resto de los ciclistas deberán esperar cuatros años para poder tener una revancha olímpica si es que alguna vez se les presenta la ocasión, sin dudas Van Avermaet escribió un sábado en Río de Janeiro en las páginas grandes del ciclismo mundial.