Un “error estúpido”, como él mismo admitió, le privó de ganar el año pasado. Un único despiste que marcó el devenir de una carrera casi impecable. Todos recuerdan aquella espectacular caída de Steven Kruijswijk en el helado Coll dell’Agnello que le hizo perder la maglia rosa e incluso el podio final de un Giro que el holandés tenía casi en el bolsillo, con una ventaja de tres minutos sobre sus más inmediatos perseguidores. Finalmente, y tirando de pundonor, Kruijswijk acabaría en un agridulce cuarto lugar, su mejor resultado en una grande.  

El ciclista de LottoNL-Jumbo regresa en esta centenaria edición con ganas de resarcirse, aunque esta vez (vista la sorprendente fortaleza de la que hizo gala en 2016) competirá con la etiqueta de favorito, junto a Nairo Quintana (Movistar Team), Vincenzo Nibali (Bahrain Merida Pro Cycling Team) y Adam Yates (ORICA-Scott). Un paso de gigante para el escalador neerlandés, que el año pasado acudía a la Corsa Rosa en calidad de outsider y acabó impresionando a propios y extraños cuando la carrera llegó a los Alpes.

Discreta preparación

‘La Percha’, como le apodan en Holanda debido a la anchura de sus hombros, llega a la ronda italiana con una preparación algo tibia en cuanto a resultados. Debutó en la Volta a la Comunitat Valenciana con un octavo puesto en la general, pero sin ninguna opción frente a Nairo Quintana en la etapa reina de Llucena. En el Tour de Abu Dhabi, durante la única jornada para escaladores, quedó en segundo plano, sin luchar por la etapa y fuera incluso del top-20.

Steven Kruijswijk, durante la cronoescalada de la París-Niza | Foto: Tim de Waele
Steven Kruijswijk, durante la cronoescalada de la París-Niza | Foto: Tim de Waele

El mejor resultado del holandés esta temporada se produjo en la Volta a Catalunya, con un séptimo puesto final

El holandés tampoco dio su mejor versión en la París-Niza donde, a pesar de sobrevivir a los abanicos de los primeros días, no estuvo con los favoritos en la cronoescalada ni en la primera etapa de montaña, tras la que se retiraría al día siguiente por enfermedad. La Volta a Catalunya es la prueba donde más regularidad ha ofrecido, con un séptimo puesto final, casi siempre luchando con los gallos. Por último, participó al igual que el año pasado─ en el Tour de Yorkshire, pero al verse involucrado en una caída durante la primera etapa, optó por retirarse con el Giro a la vuelta de la esquina.  

Una temporada pre-Giro que para nada debería alarmar, puesto que el año pasado Kruijswijk realizó una preparación similar (Andalucía, París-Niza, Catalunya y Yorkshire), cosechando peores resultados: fuera del top-20 en las tres primeras y un quinto puesto en la mini ronda inglesa. Luego vendría la Corsa Rosa y la exhibición del holandés…

Amor por el Giro, pese a todo

A pesar de su agridulce cuarto puesto del año pasado, si hay una carrera que ha hecho crecer a Kruijswijk esa es el Giro. En 2010 y con solo 22 años, el holandés debutó en la Corsa Rosa en las filas de Rabobank (antiguo LottoNL-Jumbo). Su presencia en varias escapadas le permitió finalizar en una más que notable decimoctava posición, mejorada al año siguiente con un excelente noveno puesto (octavo tras la descalificación de Contador).

Steven Kruijswijk, durante una etapa del Giro 2015 | Foto: Getty Images
Steven Kruijswijk, durante una etapa del Giro 2015 | Foto: Getty Images

Los problemas de salud le lastraron en 2013, su peor año en cuanto a rendimiento, y no fue hasta 2015 cuando recuperó su mejor nivel en la ronda italiana. Esa temporada acabó séptimo, siendo uno de los mejores escaladores de la prueba y estando a punto de ser nombrado el más combativo. El año pasado fue el de su confirmación, al pasar de ser un aspirante de segunda fila a todo un dolor de cabeza para Nibali, Valverde y Chaves, que no daban crédito al espectacular nivel del neerlandés en la montaña. No obstante, el destino se cebó con él a solo tres días de saborear la gloria.

Objetivo: llegar vivo a la tercera semana

Steven Kruijswijk es de esos corredores que llegan muy bien a la tercera y última semana de carrera. Si bien el año pasado ya se le pudo ver con los mejores desde el inicio, su mejor versión la dio a partir de la decimocuarta etapa, consiguiendo tres segundos puestos consecutivos (entre ellos, una excelsa cronoescalada que se le escapó por décimas) para vestirse de rosa con una ventaja que parecía insalvable para sus rivales.

La alta montaña y los puertos largos son del gusto de Kruijswijk 

El holandés sufre en los finales explosivos, pero los puertos largos y la alta montaña se ajustan bastante a sus características de sufrido escalador. Por tanto, su objetivo sería llegar con opciones a la durísima última semana con los Alpes en el horizonte, donde la acumulación de ascensiones podría venirle bien. Parece mentira que sus únicas victorias como profesional sean el Campeonato en ruta sub-23 de Países Bajos 2009, una etapa de la Vuelta a Suiza 2011 y la Arctic Race of Norway 2014.

Con un equipo bastante experimentado y dejando a un lado a sus característicos rodadores como Campenaerts, Keizer y Van Emden, el holandés debería estar algo más arropado en la montaña gracias a Van den Broeck o Clement. No obstante, si vuelve a ofrecer ese nivel, puede incomodar a rivales como Quintana o Nibali ─con escuadras, a priori, más potentes─ sin necesidad de compañeros.

Kruijswijk llegó a meta totalmente magullado en la etapa en que cedió la maglia rosa | Foto: Giro d'Italia
Kruijswijk llegó a meta totalmente magullado en la etapa en que cedió la maglia rosa | Foto: Giro d'Italia

Acabar con la maldición ‘oranje’

Hasta la fecha, ningún ciclista holandés ha conseguido ganar el Giro de Italia. Es más, grandes vueltómanos como Jan Janssen (vencedor de la Vuelta a España 1967 y el Tour de Francia 1968) o Joop Zoetemelk (Vuelta 1979 y Tour 1980), último holandés en ganar una gran vuelta, jamás disputaron la ronda italiana. El mejor resultado histórico para un neerlandés en esta prueba lo sigue ostentando Erik Breukink, con un tercer puesto en 1987 y un segundo en 1988.

Ni siquiera las generaciones posteriores han conseguido romper el maleficio: Bauke Mollema (Trek-Segafredo), Tom Dumoulin y Wilko Kelderman (Team Sunweb) formarán parte del desembarco ‘tulipán’ que liderará Steven Kruijswijk en busca de romper esa maldición que no solo afecta al Giro, pues 36 años sin una gran vuelta empiezan a pesar para un país con tanta tradición ciclista como Holanda.

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Sobre el autor
Óscar Sainz Mateos
Graduado en Periodismo. Afición por el ciclismo, el fútbol y la F1.