1985, un año histórico para lo bueno y para lo malo en la historia del ciclismo francés. Fue el año de la culminación de algo grandioso, pero al mismo tiempo el punto final de una dinastía. El 21 de julio de 1985, Bernard Hinault tomaba el relevo de Laurent Fignon en lo más alto del podio en los Campos Elíseos y conquistaba su quinto Tour de Francia, apuntalando un incontestable dominio galo que acaparaba por aquel entonces el maillot amarillo en nueve de las últimas once ediciones de la Grand Boucle. El comienzo del abismo, pues nunca más un ciclista francés ha vuelto a ganar el Tour.

Hinaul y Fignon, en el Tour de Francia. | Foto: Pinterest
Hinaul y Fignon, en el Tour de Francia. | Foto: Pinterest

1985, la culminación del éxito y el comienzo del abismoPor si fuera poco, en aquel año 1985 el propio Bernard Hinault (en dos ocasiones: el prólogo en Plumelec y la crono de Estrasburgo), Francis Castaing (en Reims), Frédéric Vichot (en Toulouse) y Régis Simon (en Pau) consiguieron cinco triunfos de etapa para el ciclismo francés, seis si incluimos el del conjunto La Vie Claire (posteriormente Toshiba) en la antes tradicional contrarreloj por equipos.

Han tenido que pasar nada menos que 32 años para ver alzar los brazos en las líneas de meta del Tour de Francia a cuatro corredores galos: Arnaud Démare en Vittel, Lilian Calmejane en Station des Rousses, Romain Bardet en Peyragudes y Warren Barguil en Foix. Grandes logros a nivel individual cuando aún faltan seis etapas para finalizar la carrera y que se trasladan al rendimiento colectivo, ya que seis ciclistas franceses se encuentran entre los veinte primeros de la clasificación general (y diez entre los treinta primeros).

Romain Bardet, el verdadero elegido para la gloriaRomain Bardet (09/11/1990, 26 años) se ha erigido en líder de esta nueva revolución francesa y en esta ocasión no se debe a la ilusión de la afición y la prensa gala por aferrarse a cualquier esperanza patria. Él sí es el elegido y lo es por muchas razones. La primera y principal es porque, como reza el argot ciclista, Bardet tiene un Tour en sus piernas. Se trata de un corredor completo, técnico, explosivo, sublime estratega y capaz de atacar como nadie subiendo y bajando. Como escalador, su punto débil es la contrarreloj, pero las cronos de las grandes carreras tienden a ser cada vez más cortas e incluso los perfiles de sus recorridos se van complicando. Lejos quedan ya aquellos tiempos de largas etapas contra el crono de hasta 50 kilómetros por tramos de autopista.

Bardet es un potencial ganador del Tour de Francia. | Fuente: L'Equipe
Bardet es un potencial ganador del Tour de Francia. | Fuente: L'Equipe

Bardet es un líder y lo demuestra en carrera, pero además es dueño de una fortaleza mental solo a la altura de los campeones y tiene el apoyo total de un equipo que se ha ido construyendo a su alrededor, siempre con aportaciones de valor añadido y con los roles bien definidos. La simbiosis entre el conjunto AG2R y Romain Bardet es perfecta y su estilo de ciclismo vistoso y atacante, basado en el profundo estudio de las etapas y en una estrategia meticulosa, está resultando fundamental para que el Tour de Francia 2017 esté siendo el más espectacular de los últimos años.

Vídeo: triunfo de Romain Bardet en los muros de Peyragudes. (Fuente: Le Tour de France).

Los Alpes, primera gran oportunidad para BardetTras el paso por la cordillera de los Vosgos, el macizo del Jura, los Pirineos y el macizo Central, Bardet es tercero en la clasificación general a tan solo 23 segundos de Chris Froome. Por delante, dos etapas en los Alpes (miércoles y jueves) que, por su tremenda dureza, pueden decidir el ganador de este Tour más que la crono de Marsella (sábado, 25 km). Hasta el momento Sky y Froome (o viceversa) han mostrado la versión más conservadora que le hayamos conocido, al británico se le ha visto hablar con Mikel Landa más que con cualquier otro compañero en estos años y ya son varias las ocasiones en las que ha atravesado momentos de dificultad. En cambio, Bardet y AG2R han sido capaces de romper la carrera sin necesidad de enormes puertos. Todo puede pasar, pero no resulta descabellado pensar que estemos ante la primera gran oportunidad de Bardet para recuperar la túnica sagrada para el ciclismo francés... y lo mejor es que no será la última.

Barguil es un escalador atípico y completo. | Fuente: L'Equipe
Barguil es un escalador atípico y completo. | Fuente: L'Equipe

Warren Barguil, un escalador combativo y llegadorPero el gran mérito del ciclismo francés no es solamente fabricar un potencial ganador del Tour como Bardet, sino también otros corredores con perfiles muy diferentes capaces de conseguir grandes éxitos. Es el caso de Warren Barguil (28/10/1991, 25 años), ganador de la décimo tercera etapa en la meta de Foix imponiéndose a ciclistas consagrados como Nairo Quintana, Alberto Contador y Mikel Landa. Cerca de asegurarse el maillot de puntos rojos del gran premio de la montaña (muy valorado por el pelotón francés), fue también segundo en la etapa reina del Jura con meta en Chambéry en una reñida pugna con Rigoberto Urán. Barguil es un escalador atípico, combativo, capaz de bajar con destreza, rodar bien en el llano y rápido en las llegadas. Un corredor de un buen perfil para los Campeonatos del Mundo e incluso para el Giro de Italia.

Vídeo: Barguil se impuso a grandes ciclistas en la meta de Foix. (Fuente: Le Tour de France).

Calmejane, el heredero natural de Voeckler. | Fuente: L'Equipe
Calmejane, el heredero natural de Voeckler. | Fuente: L'Equipe

Calmejane, el heredero del indómito VoecklerProclives a buscar sucesores, el ciclismo francés parece haber encontrado un buen heredero para el indómito Thomas Voeckler. Curiosamente, su relevo no podía estar más cerca. Lilian Calmejane (06/12/1992, 24 años) comparte equipo con Voeckler en el Direct Energie y ha sido capaz de estrenar su palmarés en el Tour de Francia precisamente en la última carrera de su veterano compañero. Su triunfo en Station des Rousses dejó estampas muy propias de Voeckler, sacando la lengua al pedalear y estirando sus gemelos en los últimos kilómetros antes de llegar en solitario a la línea de meta. Para que a la escenificación del relevo no le faltase ningún detalle, Calmejane se vistió ese día con el maillot de puntos rojos que tan bien le quedaba y defendía Voeckler en sus mejores tiempos. Habrá que estar atentos a la progresión de este joven y prometedor ciclista francés, que ya se ha situado en el escaparate internacional.

Vídeo: Lilian Calmejane llegó en solitario a la meta de Station des Rousses. (Fuente: Le Tour de France).

Démare ya es un velocista de primer nivel. | Fuente: L'Equipe
Démare ya es un velocista de primer nivel. | Fuente: L'Equipe

Arnaud Démare, un velocista de primer nivelEl joven velocista Arnaud Démare (26/08/1991, 25 años) se ha convertido en la principal apuesta del histórico equipo Française des Jeux (FDJ), que lo designó jefe de filas para la presente edición del Tour de Francia. Démare estaba respondiendo plenamente a las expectativas, plantando cara al intratable Marcel Kittel en la segunda etapa, venciendo con suficiencia en la meta de Vittel (cuarta jornada) y llegando a enfundarse el maillot verde de la clasificación por puntos. Lamentablemente, una noche en un hotel con el aire acondicionado estropeado le causó un resfriado que le dejó sin fuerzas en pleno macizo del Jura. Tal era la confianza depositada en él que el conjunto FDJ intentó que Démare salvase la etapa reina con la ayuda de tres compañeros, pero no fue posible y los cuatro llegaron a Chambéry fuera de control. A pesar de esta circunstancia, Arnaud Démare está llamado a ser uno de los grandes esprinters del pelotón internacional.

Vídeo: Arnaud Démare fue el vencedor del polémico esprint de la cuarta etapa. (Fuente: Le Tour de France).

Los equipos de base y el calendario de carreras, claves del éxito francésUn potencial ganador de grandes vueltas (Bardet), un escalador llegador (Barguil), un todo terreno (Calmejane) y un velocista de primer nivel (Démare), además de otros grandes corredores como Pinot, Chavanel, Gallopin, Vuillermoz o Latour, son la muestra inequívoca del gran trabajo que se está desarrollando en el ciclismo base francés. A pesar de la crisis económica internacional, Francia ha sido capaz de seguir manteniendo en pie un gran número de clubes ciclistas de formación, estratégicamente ubicados a lo largo de su geografía en función de su estilo de ciclismo y del tipo de corredores a desarrollar. La vasta cultura ciclista francesa ha calado en los colegios, donde no solo muchos niños sueñan con llegar a ser profesionales sino generando además un profundo arraigo y sentido de pertenencia a esos equipos de base.

Pero el ciclo no termina ahí. Poco sentido tendría formar jóvenes ciclistas si después no hay carreras donde puedan participar y desarrollar su talento antes de llegar a profesionales. Por eso Francia ha trabajado mucho y bien por construir y mantener un gran calendario nacional de carreras de formación y de categoría Continental, favoreciendo no solo la progresión natural de sus corredores, sino también la inversión de patrocinadores cuyas marcas lucen durante todo el año por las carreteras francesas, siempre cerca de su mercado y de sus potenciales clientes.

El equipo AG2R está ofreciendo espectáculo en el Tour. | Foto: TDF
El equipo AG2R está ofreciendo espectáculo en el Tour. | Foto: TDF

En deporte cuando los procesos son coherentes, estructurados e impulsados por gestores capaces e imaginativos, sus posibilidades de éxito aumentan de forma considerable y esto es exactamente lo que está ocurriendo con el ciclismo francés. En este momento de sinergia máxima entre el Tour de Francia y la Vuelta a España, que comparten propietario tras la compra de Unipublic por parte de ASO, convendría realizar un análisis de los factores que están funcionando bien en el país vecino para aplicarlos, siempre en la medida de lo posible, en la formación de nuestros jóvenes corredores que garanticen el futuro del ciclismo español. Recordemos que estamos ante la edición del Tour en la que menos españoles participan (13) desde el año 1983. Es hora de una reflexión profunda.