Hay temporadas en el ciclismo que resultan históricas debido a lo que significaron para la trayectoria de un gran ciclista, y lo que al largo plazo significaron para este deporte en general. El año 2017 bien podría considerarse dentro de este grupo debido a lo logrado por Tom Dumoulin. Esta ha sido la temporada en la que los buenos augurios que el corredor holandés venía mostrando desde hace algunos años se hicieron realidad en la forma de una histórica victoria que posiblemente será el punto de inflexión para su carrera: el primer lugar en el Giro de Italia del centenario, la primera victoria para un holandés en esta competición.

Desde el año 2015 el potencial de Dumoulin comenzaba a mostrarse en la Vuelta a España. La derrota que le infringió un Fabio Aru más escalador y con mayor equipo en esa Vuelta fue quizá uno de los catalizadores del corredor que vimos esta temporada vistiendo el maillot del Sunweb, un equipo que a primera vista podría parecer insuficiente para las ambiciones del holandés, pero al que el corredor de Maastricht se mantiene leal.

El viaje épico de Dumoulin en este 2017 comenzó en el Tour de Abu Dhabi, carrera con la que algunos otros de los grandes nombres del pelotón iniciaron su temporada. Dumoulin, que venía de un 2016 satisfactorio, comenzaba a anunciar sus buenas condiciones con un tercer lugar en la única etapa montañosa de la carrera con llegada en Jebel Hafeet, ascensión en la que se mostró muy combativo pero eventualmente superado por Rui Costa e Ilnur Zakarin.

Tras Abu Dhabi llegaba la temporada de clásicas, un terreno no muy fértil para el de Maastricht debido a la fuerte competencia de los clasicómanos, pero que le valió para acumular kilómetros y ganar ritmo de competición de cara a otros objetivos mayores. Su mejor resultado en la primera parte del año fue el 5to lugar en la Strade Bianche, y vale mencionar su aparición en los kilómetros finales de la Milán San Remo trabajando para Michael Matthews como sus momentos más destacados.

Tom Dumoulin en acción | Foto: Zimbio
Tom Dumoulin en acción | Foto: Zimbio

También en los primeros meses del año obtuvo el sexto lugar en la general de la Tirreno – Adriático, carrera en la que obtuvo un segundo puesto de etapa en la segunda jornada, en la que cruzó la línea de meta por detrás de Geraint Thomas. La general de la carrera de los dos mares  finalmente para Nairo Quintana, pero Dumoulin, con un minuto de diferencia con el colombiano, cerraba una muy buena actuación y confirmaba que venía con un buen estado de forma. No obstante, el gran objetivo de su año estaba marcado en el Giro de Italia, en su edición No. 100. Dumoulin llegaba a tierras italianas con las credenciales de haber hecho buenos papeles en grandes vueltas en el pasado, sin embargo la opinión se encontraba dividida entre aquellos que le auguraban buenos resultados y otros que no le veían mayor opción que victorias de etapa.

Huelga decir que tuvieron razón los primeros. El camino hacia la maglia rosa comenzó para él en la etapa nueve, con llegada en el Blockhaus; hasta ese momento de la carrera no se habían marcado diferencias importantes entre los favoritos y el nerviosismo en el pelotón iba en crescendo conforme se acercaban las durísimas rampas del puerto final en las que Nairo Quintana iba a llevarse la victoria pero Dumoulin iba a confirmar su fortaleza como escalador al cruzar la línea tercero y ganando tiempo valioso sobre corredores que eran considerados más favoritos como Vincenzo Nibali, Ilnur Zakarin o Steven Kruijswijk.

El del Sunweb finalmente vería consumado su objetivo de vestir de rosa al día siguiente tras una soberbia actuación en la contrarreloj de Montefalco en la que destruyó el tiempo de sus rivales. Quedaba claro que a pesar de sus buenas condiciones en la montaña, la fortaleza del holandés contra el cronómetro no había menguado ni un gramo, convirtiéndole en un rival de cuidado.

Dumoulin veía en Quintana y Nibali a sus dos máximos rivales en el Giro | Foto: Giro
Dumoulin veía en Quintana y Nibali a sus dos máximos rivales en el Giro | Foto: Giro

Pero la jornada que es seguramente la joya del año para Dumoulin bien puede ser la etapa 14 con llegada en alto en Oropa, en la que se llevó la victoria del día y venciendo ni más ni menos que a algunos de los mejores escaladores del pelotón: Nairo Quintana, Vincenzo NIbali o Ilnur Zakarin, por decir unos nombres. Los aficionados presenciamos un verdadero despliegue de fuerza y sobretodo inteligencia por parte del holandés, quien más remontó una posición inicialmente desfavorable en la que cedía terreno, para finalmente llevarse la etapa. Este es el día en el que se confirmó su favoritismo para la victoria final en Milán y sobretodo el día en que el líder del Sunweb dio el salto de un estilo defensivo a uno agresivo en lo que se refiere a terreno de montaña.

Su capacidad de manejar situaciones adversas encontraría su cúspide en la insólita etapa 16 de este Giro, jornada entre Rovetta y Bromio, que fue el día del conocido incidente con la parada de emergencia que el holandés tuvo que realizar justo al inicio de la última ascensión del día. Sus rivales directos, Quintana y Nibali se limitarían a mantener su ritmo en un primer momento, aunque ya después se pondrían al ataque, dejando al Dumoulin en una situación muy desventajosa en la que tuvo que invertir mucha energía para perseguir a sus rivales, y si bien no perdió la maglia rosa sí vio su ventaja disminuida dramáticamente.

Finalmente sus fuerzas en la montaña comenzarían a menguar en las últimas, durísimas etapas, del Giro a través de los Alpes. No obstante, su gran clase en las cronos se terminaría imponiendo con holgura en la etapa final entre Monsa y Milán, en la que en tan sólo dos tercios del recorrido lograba recortar la ventaja que Nairo Quintana le había sacado en los últimos días de competición, para en línea de meta llevarse el Giro por 31 segundos.

Dumoulin alzando el título conquistado en el Giro | Foto: Giro de Italia
Dumoulin alzando el título conquistado en el Giro | Foto: Giro de Italia

Tras la hazaña histórica de convertirse en el primer holandés en ganar el Giro de Italia, una serie de buenos resultados terminarían de pavimentar una temporada genial de Dumoulin, comenzando con una buena actuación en la etapa de escalada de las Hammer Series, un evento que es más una curiosidad en el ciclismo, pero que no dejó de ser significativo por la habilidad de escalador que el holandés demostró. Y es que en su capacidad de conjugar su natural talento para el crono con su progreso como escalador está la clave para que Dumoulin pueda convertirse en un ganador de más grandes vueltas.

Su dominio del panorama mundial en lo que a contrarreloj se refiere quedó confirmado, perimero, con la obtención del título de campeón nacional holandés contrarreloj obtenido hacia Junio, superando a Stef Clement por 24 segundos y al veterano Robert Gesink por 58.  Pero el verdadero reto que tenía que afrontar era campeonato mundial de la especialidad, en el que se llevó el primer lugar con una ventaja incontestable de 57 segundos sobre el esloveno Primoz Roglic, Dumoulin se hizo del maillot arcoíris, el cual lucirá durante las cronos del año 2018 como recordatorio de su versatilidad y grandes condiciones en este tipo de etapas.

Entre el campeonato nacional y el mundial, el de Maastrich aún pudo coleccionar algunas buenas actuaciones, siendo la más relevante la victoria de la general en el BinckBank Tour, que cimentó gracias a una gran actuación en la etapa seis, en la que se llevó el segundo lugar al cruzar la meta justo por detrás del ganador del día Tim Wellens tras haber hecho la última parte de la etapa solamente entre los dos. Otro buen resultado obtenido previo a los campeonatos del mundo fue su meritorio cuarto lugar en la Clásica San Sebastián, en la que el líder del Sunweb mostró la cara uniéndose al grupo perseguidor en los kilómetros finales, tras haber superado el siempre decisivo ascenso al Murgil. Dumoulin y los que perseguían al final no tuvieron nada que decir frente a un gran Michal Kwiatkowski que ganaría la carrera, pero hicieron gala de buenas condiciones y de mucha entrega y eso es también de valorar.

Como se puede ver, esta ha sido una temporada de invaluables avances en la carrera de un Tom Dumoulin que ahora, con el título en el Giro como antecedente y motivación, sueña con conquistar otras grandes vueltas. A lo largo de este 2017 mostró, además de mucha calidad, tener los pies puestos sobre la tierra a la hora de manejar su recién adquirida condición de favorito, cualidades que le hacen uno de los corredores más populares del pelotón, además de uno de los más exitosos.