Que Dios te perdone si todavía no crees en el cine español
Foto: Warner

La guinda que faltaba a un pastel que estaba resultando algo más insípido que otros años hasta el momento. Esto ha supuesto para nuestro cine la segunda película del director Rodrigo Sorogoyen que lleva por título Que Dios nos perdone.

En este 2016, hasta la fecha el cine español ha dado a la luz 114 largometrajes que se han estrenado en salas. De ellos, solo 35 han conseguido recaudar más de 100000 euros, 15 han superado el millón de euros y únicamente cuatro películas han logrado sobrepasar los 5 millones de euros en ingresos durante su periplo en las salas por el momento.

De estos cuatro éxitos, dos han sido thrillers de muchos quilates. Cien años de perdón y El hombre de las mil caras. El primero alberga tensión a raudales y el segundo, con tono más político, muestra nuevamente el virtuosismo de Alberto Rodríguez y su equipo para contar historias en la gran pantalla. Entre los que superaron el millón de euros, también se encuentra otro thriller que se hizo con el apoyo incondicional de público y crítica por su modo de contar una historia potente y con garra, Tarde para la ira. 

Que Dios nos perdone: la elegancia narrativa

Pero si hay un filme que ha reventado todos los registros ese es Que Dios nos perdone. Lo nuevo de Rodrigo Sorogoyen llegó a los cines con la resaca de la Fiesta del Cine de por medio y no va a lograr entrar en el top 10 de lo más visto durante 2016 en España, pero sí ha logrado con su resultado final ser una ficción exquisita a ojos de los espectadores que han apostado por adentrarse a ver la historia protagonizada por Roberto Álamo y Antonio de la Torre.

Que Dios nos perdone es un thriller policíaco pero por encima de eso es un largometraje sobre los personajes que lo conforman. Una historia que tiene mucha carga social, en la que el verano y la ciudad de Madrid en 2011 así como el ambiente que se respiraba por entonces en la capital española juegan un papel determinante en el aura de la película. Precisamente transmitir este ambiente confuso y de tensión en las calles no era una tarea fácil y Sorogoyen y su equipo lo han conseguido reflejar con creces.

Roberto Álamo y Antonio de la Torre brindan al espectador un combate interpretativo, al borde de la extenuación, de los que uno desea que acaben en tablas por la calidad de ambos púgiles en el que, durante los asaltos finales, se une a esta fiesta actoral un Javier Pereira irreconocible en físico con respecto a sus anteriores trabajos. El madrileño resulta tan intrigante en pantalla como repugnante a ojos del asistente a la sala de cine por la maestría con la que transmite su personaje. Ya lo hizo en Stockholm y ahora vuelve a demostrar que nuestro cine necesita a este actor en más producciones.

Porque Que Dios nos perdone es también eso, un camino central que desemboca en muchos senderos. Tantos como personajes aparecen en el filme. La psicología está muy presente al igual que en el primer trabajo en la gran pantalla de Ruy Sorogoyen y su trama es una carrera de fondo en la que nadie quiere quedarse atrás en el sprint final.

El filme es elegancia pura en montaje, fotografía y desarrollo del guion. Sus dos horas de duración reúnen fuerza, garra, desconcierto, angustia, miedo, valentía, amor, odio y violencia.  Pulsaciones a 200 en el velocímetro del corazón del espectador. La precisa definición de thriller. Con solo dos películas en su cartera, Sorogoyen ya es capaz de esto. Esperen a lo siguiente.

Foto: Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña en el Festival de San Sebastián     Foto| Antena 3
 Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña en el Festival de San Sebastián |Foto| Antena 3

¿Todavía sigues sin creer lo que puede conseguir crear en el espectador el cine español?

Que Dios te perdone.

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