Crítica de Perfectos Desconocidos
Foto: Sensacine.com

La privacidad no está muerta. Está más que enterrada, aniquilada. Ya uno no se puede mostrar tal y como es por miedo a que alguien lo esté escuchando o no dice ciertas cosas por el móvil por miedo a que alguien lea sus mensajes. Es triste, pero es lo que está ocurriendo.

Planteado a modo de comedia dramática, “Perfectos Desconocidos”, remake de una película italiana estrenada en 2016 con el mismo título, hace que el espectador se vea reflejado en ella y que se ponga en la piel de los protagonistas, ya que es algo que podría suceder perfectamente cualquier día en una comida familiar o con amigos.

El filme cuenta la historia de un grupo de amigos que se reúne a cenar a casa de una de las parejas. Todo va normal hasta que plantean un juego, que consiste en dejar sus teléfonos móviles encima de la mesa para que todos tengan acceso a los mensajes y llamadas que reciban a lo largo de la noche.

Solo por el argumento, ya apetece verla. Aunque uno ya sabe cuál es la dinámica que va a seguir la cinta, es bastante interesante y se vuelve inesperada en su tramo final. Mantiene siempre un clímax de tensión por saber qué es lo siguiente que va a ocurrir y cómo van a ir cambiando los personajes.

A pesar de breves tropiezos como el de “Mi gran noche”, Álex de la Iglesia confirma estar en un momento pletórico. Después de volver a su esencia con la notable “El Bar”, con “Perfectos Desconocidos” logra un digno remake, muy interesante y con una propuesta muy diferente a la que nos tiene acostumbrados el director vasco.

Valoración: 4/5

Lo mejor: La intriga que genera en el espectador, deseoso por saber cómo acabará todo

Lo peor: No todos sus actores están al mismo nivel

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