Casualidades que ponen rumbo a una vida

Imagínense a un chico cualquiera de un barrio cualquiera y con una vida cualquiera.Para entrar mejor en situación mejor no se imaginen una vida cualquiera, piensen en un adolescente con una vida que está abocada a un futuro incierto y alejada de un camino definido a través del que encontrar la motivación necesaria para tener retos y crecer en alguna disciplina.

Imagínense ahora a un director que lleva dos años en la búsqueda de un actor que de vida al protagonista de su primera película. Daniel Guzmán movió cielo y tierra durante muchos meses para encontrar a ese chico anónimo y lleno de verdad que pudiese trasmitir lo que quería que Darío contagiase al espectador en A cambio de nada

Con más de 500 pruebas de casting a sus espaldas, un día se encontró a la salida de un teatro con Miguel Herrán, el chico cualquiera del que hablábamos al principio. Vio ángel en su mirada y la fortaleza necesaria para cubrir el personaje con garantías. Le comentó que si sabía montar en moto y ante la afirmación a la pregunta y la incredulidad de Miguel, Guzmán le propuso realizar unas pruebas para hacerse con el papel. Tras varias jornadas en las que Miguel no lograba convencer al equipo, Daniel fue fiel a su instinto y decidió que él sería el que daría vida a Darío. Miguel haría latir una parte importante de sus historia.

Gracias a la importancia que dio Guzmán a la dirección de actores, Miguel Herrán consiguió moldear y mejorar sus capacidades interpretativas día tras día hasta bordar un papel que le vino finalmente como anillo al dedo. Acompañado por un reparto que también ejerció su labor de sobresaliente, se propició que A cambio de nada contase con esa luz y esa sobredosis de sentimientos que dan un chute de vida y realidad al espectador que la ve.

Meses después de su estreno, Miguel Herrán recoge los frutos de un trabajo concienzudo por aprender y mejorar en un ámbito en el que ahora tiene toda una vida por delante para seguir sembrando ilusión y de este modo seguir creciendo.

Visiblemente emocionado, Herrán saltó al escenario para recoger un Goya al mejor actor revelación que dedicó con humildad a la persona que le ha ayudado a encontrarse con sí mismo. “Has conseguido que un chaval sin ilusiones, sin ganas de estudiar, sin que le guste nada, descubra un mundo nuevo y quiera estudiar, quiera trabajar y se agarre a esta vida nueva como si no hubiera otra. Me has dado una vida, Daniel. Gracias”, comentó Miguel tras recibir su galardón.

Decía Pablo Neruda que "Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas". 

En el caso de Miguel Herrán aquel casual encuentro marcó el punto de inflexión más feliz de su vida.

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