Crítica de'Kiki: el amor se hace': Oda al gozo
filmaffinity.com

El cine español tiene un profundo trauma con la sexualidad y a priori una comedia que se llama así misma "erótica" podía ahondar aún más en ese pozo negro de estereotipos mal usados que el cine patrio arrastra desde tiempos inmemorables. Con el cuidado y la diligencia suficientes, el trabajo de Paco León se presentaba en un principio juguetón e inofensivo. La cinta va desarmando al espectador a medida que avanzan las provocaciones que harían ruborizarse a la mismísima madre del director, la cual ya conocemos. El gozo es el pegamento que mantiene unido a las diferentes historias, articulando un círculo vicioso de sexo, parafilias, y perversiones muy estimulante a los ojos y demás sentidos existentes. Con un ambiente dinámico y fuera de complejos, la naturalidad de la cinta brilla en la pantalla sin ningún rubor que pudiera ensuciar el olor a fresco que desprende cada fotograma.

Las actrices y actores que encarnan a los "enfermos" se codean entre los planos acertados y las secuencias juguetonas para crear un universo desenfadado. No hay moraleja ni moralidad que pueda "sanar" a estos dolientes del placer que hubieran encontrando la serenidad tras dosis de terapias buenrrollistas. No es el caso en "Kiki". Aquí nadie se esconde de sus filias, las exaltan y las promueven de una manera catártica.

La cinta es una nueva versión de The Little Death, película australiana dirigida por Josh Lawson. La versión latina del director sevillano es otra muestra más de este curioso género que podríamos denominar costumbrismo surrealista. Una mezcla que estalla ante los ojos del espectador que lo único que puede hacer es reírse a carcajadas durante la más de hora y media que dura el gozo. Siendo una mezcla entre Jodorowsky y Almodóvar se constituye un ambiente de surrealismo de verbena que deja atrás las pretensiones de comedias más elaboradas pero menos divertidas.

Paco León dejó de ser el pánfilo del pueblo, después se convirtió en el patriarca de los leones para finalmente afianzarse como un creador original, sin prejuicios, fresco y valiente. Gozar con Paco es un verdadero placer.


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