Crítica de 'La Leyenda de Tarzán'
Tarzán y Jane en "La Leyenda de Tarzán". Foto: Canal Freak

Una nueva película de Tarzán. La primera vez que uno lee esta noticia ya puede imaginarse lo peor, teniendo el actual contexto cinematográfico de rehacer las buenas películas pasadas pero con mayor factura visual. En esta línea, es muy de agradecer el rey de la selva que propone David Yates (saga Harry Potter 5-8). Desde el principio de la película, intenta dejar claro que ni es más de lo que ya hemos visto, ni busca acción sin parar con un mero guion de colchón de fondo. Un interesante punto de partida sobre intereses comerciales y políticos en El Congo, un paisaje de belleza propia de un buen documental, una vibrante y bien medida secuencia inicial… Esto pinta bien.

¿Qué historia contará este tan aparentemente nuevo Tarzán? Foto: Libroslectureka
¿Qué historia contará este tan aparentemente nuevo Tarzán? Foto: Libroslectureka

Sin embargo, innovar puede ser muchas veces una espada de doble filo. No hay que olvidar que el título del film es “La LEYENDA de Tarzán”. La película trata más sobre la leyenda que sobre el rey de la selva que todos conocemos. Bien, porque no es lo mismo de siempre; mal, porque los constantes ecos a aquella figura que todos conocen y aman no hacen más que dejar la miel en los labios. Aquella historia que se presentó ciertamente atractiva y novedosa, una vez se ha asentado en África y ha mostrado el paso del tiempo con respecto a la historia original, se torna en una mera carrera contrarreloj por la selva para rescatar a la amada. En este punto, el guion original que se nos presentaba ya se ha rebajado al nivel típico de muchas películas.

La figura de leyenda de Tarzán encajaba a la perfección con el anterior tramo, pero ahora que se requiere al rey de la selva, falta fuelle. Hay que reconocer que poco a poco el personaje va evolucionando progresivamente conforme se va quedando sin ropa, y deja varias escenas asombrosas para el recuerdo que realmente evocan ese carácter salvaje y heroico que mucha gente espera ver. Pero casi se queda en eso, en una mera anécdota, demostrando que sí es una leyenda de Tarzán pero ya no es Tarzán. De hecho, se puede apreciar en la interpretación de Alexander Skarsgard como él podría ser el perfecto rey de la selva, pero el guion le ha dado un tono más contenido e intimista, que se agradece al ver como va creciendo y

Belleza visual sobre un Tarzán que no acaba de ser el rey de la selva. Foto: Psicocine

resucitando esa leyenda, pero que cae al no llegar a culminar del todo la figura mítica de Tarzán.

El apartado visual tan delicado y cuidado que hacía disfrutar de la naturaleza como si se tratara de un documental es lo que más se agradece en todo este tramo de la historia. Pase lo que pase, cada plano es una bellísima ventana a un mundo fantástico, bello a la vez que peligroso. Realmente, “La Leyenda de Tarzán” es una película para ver en el cine, que podrá entretener o gustar más o menos, pero los ojos desde luego que lo agradecerán. Merece la pena realizar este viaje, a pesar de sus daños colaterales.

Siguiendo en la línea de la leyenda y los ecos, no parece ser casual la caracterización y la personalidad del villano magníficamente llevado por Christoph Waltz. Esa vestimenta de aristócrata, ese sombrero blanco, ese carácter dominante… Su personaje es el más destacado del film, sobre todo por esa faceta salvaje que no cuadra con su aspecto. Una pena no poder decir lo mismo de la Jane de Margot

Jane, un mero objeto a lo largo de casi toda la película. Foto: Hobby Consolas
Jane, un mero objeto a lo largo de casi toda la película. Foto: Hobby Consolas

Robbie. Si alguien creía que su personaje en El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013) era demasiado florero, que vea su rol ultra-objetual a lo largo de toda la segunda parte del film. Simplemente, un mero trofeo que lo máximo que logra hacer es tirarse al agua y nadar rápido. Su personaje empieza de una manera muy interesante, con recuerdos, un drama personal, incluso cierto resquemor a su marido… Todo ello se quedará en nada a partir del desencadenante de la acción principal, a partir de lo cual apenas tendrá una línea de diálogo interesante. Al igual que ocurre con su compañero protagonista, en algunos planos y momentos se puede ver cómo serían la encarnación perfecta de los personajes clásicos, pero al final en su intento por innovar pierden demasiado potencial.

Tarzán y Jane, a medio camino entre ser la perfección de lo que todos conocíamos o innovar completamente. Foto: Acapulcotimes
Tarzán y Jane, a medio camino entre ser la perfección de lo que todos conocíamos o innovar completamente. Foto: Acapulcotimes

Hay más que motivos para ver esta secuela de Tarzán, y para verla en el cine. Todo el equipo se ha esforzado al máximo para exprimir al 100% sus respectivos roles, y se nota. Sin embargo, la causa por la que abogan se queda al 50% de su potencial. ¿Resultado? Una película más que digna y atractiva, con mucho potencial pero demasiado distribuido. Mucha leyenda pero poco Tarzán. 

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