Crítica 'La fiesta de las salchichas': a Dios pongo por testigo...
Imagen: Sony Pictures

Párate un momento a pensar, ¿qué pasaría si toda la comida que tienes en casa tuviese vida? ¿Y si pudiera pensar y sentir como nosotros? Es un punto de partida que un estudio como Pixar nunca podría llevar a cabo. Un planteamiento así exige llevarlo hasta las últimas consecuencias, y 'La fiesta de las salchichas' da lo que promete.

La película cuenta la historia de Frank, una salchicha que vive junto a otras dentro de un pack, en un stand de supermercado. Tanto su deseo como el del resto de productos que se encuentran allí, es el de ser elegido para abandonar el supermercado ya que piensa que fuera les espera una vida mejor. Pronto se darán cuenta de la terrible realidad que aguarda al llegar a la cocina.

El arranque, a priori, no es muy diferente del que pueda tener una película de Disney (con canción de Alan Menken, compositor de 'La bella y la bestia', incluída). Sin embargo, con solo escuchar los primeros dialogos se puede dar cuenta de que no se parece en nada más a las películas de este estudio. El lenguaje soez, los chistes sobre genitales, la violencia y el sexo explícito abundan durante todo el metraje. Desde luego, no solo no es una película que jamás debería ver un niño, si no que esta propuesta puede resultar desagradable para muchos.

Dirigida por Conrad Vernon ('Shrek 2') y Greg Tiernan ('Thomas y sus amigos'), se basa en una idea de Seth Rogen. El actor de 'Malditos vecinos' llevaba tiempo queriendo llevar esta historia a la gran pantalla, pero no encontraba una productora que se arriesgase, algo que se nota en el ajustado presupuesto. En un año en el que historias como 'Kubo y las dos cuerdas mágicas' de Laika Animation o 'Zootrópolis' de Disney han maravillado con la calidad de su animación, la simpleza que presenta 'La fiesta...' en este apartado es quizá el mayor defecto que se le puede achacar a la cinta.

Por otro lado, el atrevimiento de la propuesta no se queda solo en el papel, se aprecia una libertad creativa llevada hasta el salvajismo más extremo. Algo de agradecer en unos tiempos plagados de cintas de acción en los que no se ve ni una gota de sangre. Además, el libreto escrito a ocho manos por Kyle Hunter, Ariel Shaffir, Seth Rogen y Evan Goldberg aprovecha su argumento para realizar una crítica contra la sociedad, la religión e, incluso, el conflicto árabe-israelí, todo ello de manera muy acertada.

La hora y media de duración se pasa en un suspiro y sus creadores se guardan para el final lo más salvaje y divertido de toda la proyección. Sin duda, esta es la fiesta del año.

Nota: 8 / 10

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