Quentin Tarantino, ficción desencadenada
Montaje: Víctor Sánchez (VAVEL)

El mundo del cine no deja de ser el mundo de las historias. Los directores nos cuentan historias a través de sus películas ya sea para dar su visión respecto a un tema, adoctrinarnos o simplemente entretenernos. No hay que olvidar que la gran pantalla ha sido desde hace mucho tiempo uno de los grandes elementos para crear y formar opinión. Pese a todo, no todos los directores buscan un sistema didáctico a la hora de grabar sus películas, sino entretener al público con situaciones variopintas que enganchen al espectador. Este es el caso de Quentin Tarantino, un director por y para el cine.

Nacido en Knoxville (Tennessee) un 27 de marzo de 1963, Quentin Tarantino se ha convertido en uno de los grandes iconos del cine mundial para muchos. Un verdadero amante del cine que ha creado un estilo personal a raíz de mezclar sus géneros favoritos. Ganador de dos Oscar, dos Globos de Oro y dos BAFTA, entre otros muchos premios, demuestran su consolidación en lo más alto de la industria.

Estilo e influencias

Si por algo destacan las películas de Tarantino es por la violencia explícita que forma parte de la trama en cada una de las historias. Mezclando la acción con el gore se obtiene un resultado potente a la vista del espectador pero no del gusto de todos. Tarantino sabe a qué público dirige sus películas y es consciente de que su estilo causa muchos detractores que no son partidarios de las escenas excesivamente violentas o desagradables.

El estilo tarantinesco no se caracteriza únicamente por la sangre o los disparos. Otros aspectos como la iluminación, la estética o los diálogos forman parte de la estructura global. En cuanto a la manera de iluminar, que no alumbrar, sus escenas, se puede decir que es algo anárquica. Siguiendo las líneas generales del estilo, es una mezcla de esquemas de iluminación sin categorizar. En algunas películas utiliza un esquema más sombrío o apagado para resaltar la trama, mientras que en otros casos opta por la iluminación absoluta y fría que sigue el patrón de la vestimenta de los personajes. Es una combinación de vestuario e iluminación que siguen una misma línea. Respecto a la posición de los focos, es también muy peculiar, no suele seguir el esquema tradicional de luz de fondo- luz de contra- luz de relleno. Se decanta por un estilo propio que genera una escenografía muy personal y sin igual en el cine.

Más allá de la iluminación, el aspecto más destacable de la escenografía es el vestuario. Adecúa perfectamente las vestimentas para cada situación. Sus películas ambientadas en el lejano oeste como Django Desencadenado o Los odiosos ocho, muestran perfectamente el contexto de la época pero a su vez tienen un toque particular del autor que rompe ese contexto histórico para adaptarlo a los tiempos modernos.

Evidentemente, Tarantino ha recibido influencia de grandes cineastas que han compuesto su patrón de trabajo. Uno de los más importantes ha sido Sergio Leone. Sus películas de western muestran algunos de los rasgos principales de las películas de Leone, pero Quentin no se ha limitado a imitarlos sino también a sacar de contexto esos rasgos. En Kill Bill, el ejemplo del llamado espagueti western está muy presente.

Música, maestro

Otro de los grandes puntos a tener en cuenta en la trayectoria del extravagante Quentin Tarantino es la música que sumerge al espectador en las historias. La dos grandes figuras que marcan este apartado son Ennio Morricone y Johnny Cash. Melodías utilizadas tanto el género western como en tramas belicistas, añaden ese dramatismo tan característico que es otro de los grandes pilares de su cine. Otros artistas más a la sombra, pero no menos relevantes, son Dick Dale y su famoso Misirlou, intro en Pulp Fiction a la historia de Jules y Vincent, o Chuck Berry con su You never can tell en la icónica escena de la misma película cuando John Travolta y Uma Thurman protagonizan un escena de baile en un restaurante que queda marcada en la retina de todos.

Tarantino y Morricone. Foto: fotogramas.es
Tarantino y Morricone. Foto: fotogramas.es

Inicios como director

Quentin Tarantino no inició su carrera en los largometrajes a ciegas. En 1987 ya había filmado My best friend´s birthday. Un corto en blanco y negro que marcaría su trayectoria en el mundo del cine. Desde un primer momento ya puso sobre la mesa ciertos rasgos de lo que es ahora su estilo, como el aspecto musical. Para esto corto decidió contar con el ya fallecido Johnny Cash para elaborar la música de la película. Cinco años después llegaría su primera obra maestra, Reservoir Dogs.

Reservoir Dogs fue su primer largometraje. Foto: diariodelcineasta.com
Reservoir Dogs fue su primer largometraje. Foto: diariodelcineasta.com

Criticada en su día y en la actualidad, Reservoir Dogs ha sido una de sus obras que más ha dado de que hablar. Su aparición como personaje de la historia (Señor marrón) no terminó de convencer a cierta parte del público que pidió que se limitara al papel de director y dejara a otros la interpretación. Esta película fue la verdadera piedra angular de su cine ya que contó con un elenco de actores como Harvey Keitel, Steve Buscemi o Tim Roth que tiempo después se convertirían en los grandes iconos del cine de Tarantino. La aparición del gore en la película supuso la creación de su propio estilo mezclado con el suspense y la acción.

La otra gran obra de su periodo inicial fue Pulp Fiction. Lanzada en 1994, es probablemente la película que le ha convertido en el director que es hoy. Un conjunto de historias entrelazadas con actores de máximo nivel como Samuel L. Jackson, John Travolta, Uma Thurman o los clásicos Tim Roth y Harvey Keitel. También contó con la aparición de Bruce Willis. Un filme al estilo Tarantino y protagonizado por actores que nadie se hubiera imaginado en ese papel. La caracterización de John Travolta como mafioso a sueldo rompió con los cánones establecidos hasta el momento sobre el actor. Además, la nueva aparición de Roth o Keitel mantuvieron la esencia de su cine. Fue Keitel, con su personaje de Señor Lobo, quien definió el género a la perfección con su participación. Una serie de historias que se cruzan en el tiempo entre personajes completamente opuestos pero que reflejan a las mil maravillas el contexto social de la época y el nuevo estilo de cine que Tarantino estaba creando.

Pulp Fiction es considerada la gran obra maestra. Foto: lamula.pe
Pulp Fiction es considerada la gran obra maestra. Foto: lamula.pe

El boom de los 2000

Sus grandes obras de los noventa fueron las que le impulsaron a la fama en el nuevo milenio. Sin duda alguna, es la saga Kill Bill la que define esta etapa. Tanto la primera como la segunda parte fueron reafirmaciones del estilo que estaba planteando años atrás. El papel de Uma Thurman fue clave para la obra y la confianza en ella manifiesta. La historia de una madre a la que le quitan a su hija puede ser una de las más recurrentes en la gran pantalla pero Tarantino supo distanciarse de la normalidad y añadió un elemento a la película que la diferenció de todo lo demás, el gore. De esta forma, evitó ceñirse a un drama personal común para centrarlo en una aventura en la que la protagonista posee unas habilidades sanguinarias al igual que los antagonistas. También implementó ciertos toques del western de Sergio Leone a la hora de conformar la historia.

La esperada parte dos de Kill Bill no se hizo de rogar y llegó tan solo un año después. Una continuación de la trama que quizás no tuvo a largo plazo el seguimiento que tuvo la primera parte. El final de la historia no terminó de agradar a todo el mundo y se dijo que había perdido parte de la magia que caracterizó a la primera película. No obstante, el éxito fue global y se consolidó como una de las sagas cortas más relevantes del panorama cinéfilo.

En 2005 formó parte de otro de los grandes proyectos de las últimas décadas, Sin City. Aunque lo hizo como director invitado, su estilo se puede ver también en la película. La oscuridad manifiesta y la violencia explícita demuestran cómo Tarantino siguió en parte la estructura del expresionismo alemán de Fritz Lang o Murnau de principios del siglo XX.

Etapa actual: regreso al western

Al margen del estilo del lejano oeste queda Malditos Bastardos. Presentada en 2009, de género bélico y semirrealista, es otra de las grandes referencias del cine tarantinesco. Siguiendo un estilo realista pero sin abandonar el propio, Quentin Tarantino plasmó los crímenes del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial pero con un elemento desconcertante en términos históricos. Un grupo rebelde de judíos que se dedicaba a capturar soldados alemanes para torturarles y ajusticiarles. El elemento cómico también típico de este cine fue la esvástica que dibujaban los rebeldes judíos en la frente de los nazis con un cuchillo para asegurarse de que aunque se quitaran el uniforme tras la Guerra, fueran reconocimos como tal. Esta película se aleja un poco de lo que recientemente ha presentado Tarantino, pero al igual que en todas sus películas, mantiene la esencia violenta y ciertamente surrealista. La aparición de Brad Pitt como Aldo “el Apache” junto a la de Christoph Waltz como Hans Landa terminaron de dar el toque final a una historia alternativa que tuvo un gran éxito en taquilla.

Cristoph Waltz es otro de sus actores icono. Foto: bolsamania.com
Cristoph Waltz es otro de sus actores icono. Foto: bolsamania.com

Regresando a tiempos más actuales, sus últimas dos películas presentadas han sido Django desencadenado en 2012 y Los odiosos ocho en 2015. Suponen una reminiscencia de los inicios de Tarantino, inspirándose en el espagueti western. Django desencadenado ha sido catalogada como una de las mejores películas de los últimos años, tanto por su trabajada escenografía como por la propia trama. Una película que supuso la explosión definitiva de Jamie Fox en el papel de Django, rompiendo el contexto social e histórico del salvaje oeste de 1860. Un esclavo negro que es liberado por un cazarrecompensas alemán y que le ayuda a encontrar a su esposa. Además del impulso que recibió Fox por la película, también hubo una consolidación de Christoph Waltz como otro de los grandes personajes de Tarantino. El austriaco ya había triunfado como coronel Hans Landa en Malditos Bastardos y con este se reafirmó en su puesto. La gran capacidad de persuasión del Doctor Schultz le permite seguir avanzando en su historia a la vez que ayuda a Django, demostrando que la propia caracterización de Waltz había creado un personaje tipo alternativo en el western. Como si se tratara del ying y el yang, la otra mitad de la insignia la conformaron Leonardo Di Caprio y Samuel L. Jackson. Un hombre rico sureño, aficionado a las peleas de mandingos y déspota, y su viejo mayordomo negro, Stephen. El choque entre culturas termina provocando la crisis que desata una vez más la violencia y el gore justificados.

Su última obra, Los odiosos ocho, no terminó de encajar como muchos pensaban. Críticas hacia una trama aburrida, monótona o inmóvil definieron la película. Los escenarios reducidos a partir del segundo acto hacen que la historia se enlate demasiado dentro de la posada en la que transcurren los hechos. Un cazarrecompensas transporta a una fugitiva importante que forma parte de una banda muy perseguida. Acompañado por otros dos hombres, llegan a una posada para refugiarse del frío y hacer noche. En el mismo lugar se hospedan otros hombres que resultan ser los compañeros de la fugitiva. La historia se desarrolla en un espacio muy reducido, casi detectivesco, hasta que nuevamente se desata le locura y por ende el gore. Además de una nueva aparición de Tim Roth y de Samuel L. Jackson, es Walton Goggins quien se adjudica el puesto de protagonista junto a Jackson. Goggins ya fue influyente en Django Desencadenado como uno de los pistoleros de Calvin Candie (Leonardo Di Caprio) y con esta película se une al grupo de personajes tarantinescos. El final abierto también deja críticas hacia Tarantino, aunque no era la primera vez que escondía elementos de la trama, como ya hiciera en Pulp Fiction con el misterioso contenido del maletín.

El Tarantino actor

Una de las cualidades que más podría definir a este maestro del cine es su tendencia a la aparición como personaje secundario en algunas de sus películas. Si bien es cierto que no adopta un rol fundamental y primario, no ha terminado de convencer a ciertos sectores al incluirse en el plantel de actores. El antes mencionado caso de Reservoir Dogs y su interpretación como Señor marrón no ha sido una excepción, también tuvo lugar en Pulp Fictión, interpretando a Jimmie Dimmick, conocido de Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) que “ofrece” su casa como escondite para que los gangsters puedan deshacerse de las pruebas de un crimen accidental. Es una de las escenas más famosas de la película y en general del panorama cinéfilo, sobre todo en parte por la gran interpretación de Harvey Keitel como Señor lobo.

Aunque estas dos apariciones son las más conocidas en su carrera, tampoco hay que olvidar la que tiene lugar en Malditos Bastardos, como víctima, o en Django Desencadenado como explotador de negros que es asesinado por el protagonista. Además, se podría decir que tiene una capacidad polifacética ya que en su último trabajo, Los odiosos ocho, ejerce como narrador de la historia.

Tarantino en Django Desencadenado. Foto: cinemania.es
Tarantino en Django Desencadenado. Foto: cinemania.es

Visión general

Si por algo se ha caracterizado Tarantino ha sido por su estilo violento, dramático y con diálogos muy particulares. Todo ello demuestra que al igual que ya hacía Alfred Hithcock en sus películas, Quentin Tarantino es también un partidario de utilizar el llamado MacGuffin, un elemento que aumenta el suspense durante la historia. En una historia que se persigue un tesoro, ya sea físico o material como en Django desencadenado, se puede utilizar el MacGuffin, que no es más que un pretexto para realizar el viaje hacia el tesoro o meta. Se le da más importancia al trayecto y desarrollo que al desenlace final.

Un director rompedor que ha marcado un nuevo estilo. Montaje: wallpapercave.com
Un director rompedor que ha marcado un nuevo estilo. Montaje: wallpapercave.com

Todas estas características definen a Quentin Tarantino, más destacado por su faceta de director que de actor, como uno de los grandes cineastas de nuestro tiempo y además un innovador en su campo que ha buscado a lo largo de los años construir un nuevo tipo de cine alejado de lo común, para dar un toque personal a sus obras. El éxito de Quentin no se reduce únicamente a la recaudación de sus películas, sino a que casi cualquier amante del cine sabe reconocer una de sus películas gracias al estilo propio que ha puesto en escena y que tantos adeptos y detractores ha tenido en los últimos 25 años. Una nueva forma de hacer cine.

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