Iago Aspas Juncal

Iago Aspas Juncal

Football Player
Iago Aspas Juncal

1987 Moaña, Pontevedra.


Corría el año 87 cuando una brisa con olor a césped recién cortado y a cuero golpeado con una bota inundó la villa de Moaña, Pontevedra. Concretamente el 1 de agosto de 1987 el olor a fútbol inundó la localidad. Había nacido Iago Aspas Juncal, un niño bajito, con los ojos saltones y un balón siempre pegado al pie. 

Fuente: RC Celta.
Fuente: RC Celta.

Comenzó sus andaduras en el deporte con 8 años en el Moaña, dando muestras de su calidad, y un año después ingresa en las filas del Real Club Celta de Vigo. De hecho, para poder entrar en el equipo tuvo que hacer una pequeña trampa, como el mismo admitió en una entrevista para UEFA.com: "Cuando llegué aquí, la prueba era para los niños nacidos en el 86, y yo había nacido en el 87, y bueno, lloraba porque pensé que no me dejaban entrenar. Mi tío me dijo que cambiara el año de mi nacimiento, y así fue. Me salió bien, y al poco de llegar a casa nos llamaron".

Que empiece el show

Tras años en la cantera viguesa, Aspas debuta con el primer equipo del Celta el 8 de junio del año 2008 contra el Salamanca en el Estadio Helmántico. No fue un debut soñado, ya que, pese a salir de titular y jugar 60 minutos, su equipo perdió por 3-1. Sin embargo, el 6 de julio de 2009 ocurriría algo que pondría los ojos de toda la hinchada celeste en el joven Iago.

A falta de 3 jornadas para acabar el campeonato, el Celta de Vigo coqueteaba con el descenso a Segunda B. Recibía al Deportivo Alavés, un rival directo por la permanencia, y el entrenador de por aquel entonces Eusebio Sacristán mandó entrar al campo a Iago Aspas a falta de media hora para el final. Y qué media hora. El canterano moañés firmó un doblete agónico en el 80’ y en el 91’ que sirvieron para poner el 2-1 en el marcador y dar media salvación a su equipo. Había nacido la leyenda de Iago Aspas.

En los dos años siguientes, Aspas iría haciéndose con la titularidad en el primer equipo, dando muestras de su calidad técnica y su capacidad goleadora. El equipo mejoró y a finales de la campaña 10/11 acabaría perdiendo contra el Granada en los playoffs y quedándose a las puertas de ascender.

En la temporada siguiente Iago se desató. Marcó 23 goles y se convirtió en el máximo goleador español y el máximo anotador de un Celta de Vigo que culminaría el año con el ascenso a Primera División.

Ya en la máxima categoría del fútbol español tuvo sus momentos destacados. Principalmente se recuerda el cabezazo que le asestó a Marchena en el derbi contra el Deportivo que le costó 4 partidos de sanción y quizás, sus oportunidades de ir al Mundial de 2014. "Era un jugador al que estábamos siguiendo, teníamos buenos informes de él....Ha mandado al traste su temporada", declaró el seleccionador Vicente del Bosque.

Finalmente, el Celta acabaría esa temporada salvándose del descenso de forma agónica. El propio Iago culminó una jugada personal con una asistencia para el gol de Natxo Insa que significaba una permanencia, y, no menos importante, el descenso del Dépor. Sin duda una gran noche para el celtismo.

Un éxodo sin pena ni gloria

Tras los 12 goles que marcó en la campaña, muchos equipos pusieron el foco en el delantero celeste. El Celta de Vigo necesitaba dinero para saldar ciertas deudas, por lo que no vieron con malos ojos los 9 millones de euros llegados desde Anfield. Y así fue. El 13 de junio de 2013 Iago Aspas decía adiós a su casa para poner rumbo a la tierra de los Beatles. El moañés se había convertido en delantero del Liverpool. Y es que, como todo buen gallego, la morriña pareció no dejarle deslumbrar. Salvo dos o tres momentos de lucidez, Iago se vio avocado al banquillo frente a Luis Suárez y Daniel Sturridge, lo que acabaría con el sueño inglés del delantero, que pondría rumbo a Sevilla la siguiente temporada.

Entre flamenco y rebujito, el bueno de Iago aterrizó sobre el Sánchez-Pizjuán por 6 millones de euros. Y la historia no fue muy diferente. Un gol al Rijeka, un hat-trick al Sabadell y un título de Europa League fue lo que el gallego se llevó de tierras andaluzas. Bueno, y un sentimiento, el de que nunca debió abandonar su tierra.

Mamá, vuelvo a casa

El 12 de junio de 2015 el celtismo llora de emoción. Iago Aspas había vuelto a casa. El Celta había traído de vuelta al ariete a cambio de 4 millones de euros que buenamente hubieran pagado los hinchas celestes de su bolsillo. Y a partir de aquí, todo es historia.

La temporada fue un completo éxito. Aspas anotó 18 goles y formó una delantera de ensueño junto a Nolito y Fabián Orellana. Tanto fue así que el conjunto celeste acabó sexto en la tabla, clasificándose para la Europa League. Además, los celestes también alcanzaron las semifinales de la Copa del Rey eliminando al Atlético de Madrid con un 2-3 en el Vicente Calderón.

El año para soñar despierto

Iago Aspas había llegado para quedarse. Y vaya si lo hizo. El Celta volvía a jugar competición europea y el de Moaña tenía más ganas que nadie.

Los celestes pasaron como segundos de grupo, tan solo por debajo del Ajax de Ámsterdam. En los dieciseisavos tocaba enfrentarse al Shakhtar. La ida en Balaídos acabó con un 0-1 para los ucranianos. Llegó el partido de vuelta y sí, Iago Aspas forzó la prórroga desde el punto de penalti en el minuto 91. Cabral acabaría marcando el 0-2 y dando el pase a los celtiñas a la siguiente fase. En los octavos también selló la eliminatoria marcando al Krasnodar en su campo, e hizo lo propio para ayudar a batir al Genk en cuartos.

Llegó el sorteo de semis y cayó el coco, los vigueses se enfrentarían al Manchester United de José Mourinho. Rashford anotó el 0-1 definitivo en Balaídos y el pesimismo inundó las ansias de un título en las Rías Baixas. Ya en la vuelta, Fellaini adelantó a los locales y sólo Roncaglia fue capaz de igualar el partido. El Celta necesitaba un gol más y todo el mundo esperaba la aparición de Iago Aspas, pero el moañés no tuvo su noche y el Celta de Vigo quedó eliminado de la UEFA Europa League tras ser infinitamente mejor en el Teatro de los sueños. Iago dejaba la competición con 5 goles a la espalda y con ansias de volver: “Hemos luchado mucho por estar aquí y voy a volver a dejarme la piel por regresar aquí", declaró entre lágrimas al acabar el partido.

Por su parte, en Liga el equipo acabó 13º y Iago Aspas conquistó el Trofeo Zarra como máximo goleador español con 19 tantos (26 entre Liga, UEL y Copa). Y por último pero no menos importante, los vigueses llegaron nuevamente a semifinales de la Copa del Rey, y sólo el Deportivo Alavés en un partido horrendo de los celestes pudo arrebatarles el sueño de jugar una final esa temporada.

La llamada de la selección

El curso anterior no sería en vano para el delantero celtiña. Tras una lesión de Diego Costa, Aspas sería convocado con la Selección Española absoluta por primera vez en su carrera. Fue el 10 de noviembre de 2016 cuando fue llamado para jugar un amistoso contra Inglaterra en Wembley. Y, cómo no podía ser de otra forma, Aspas entró en el descanso y en el minuto 89 firmó un golazo como carta de presentación.

La temporada siguiente sería aún más espectacular en cuanto a números. Revalidó el Zarra con 22 goles en Liga por segundo año consecutivo, pese a que su equipo cada vez se alejaba más de puestos europeos. Esto le sirvió para contar en la lista de jugadores españoles que jugarían el Mundial de Rusia.

Iago no tuvo el protagonismo esperado ni por él mismo ni por la afición, pero anotó un gol agónico frente a Marruecos que fue decisivo para que España pasase como primera de grupo.

Ya en los octavos, la Roja se enfrentaría a la anfitriona, Rusia. Tras un partido aburrido, ambos equipos se jugaban el pase en los penaltis. En una tanda en la que De Gea no atinó una, Aspas se encargó de tirar el último penalti y lo falló. España estaba eliminada del Mundial.

Golpe de realidad

El Celta parecía que volvía a jugar como los ángeles. La llegada del ‘Turco’ Mohamed había dado un soplo de aire fresco al equipo, pero esa alegría duraría bastante poco. Aspas seguía entonado de cara a puerta, marcando 11 goles en los primeros partidos. Hasta que llegó el día que todos temíamos. Corría el minuto 50 en el Camp Nou durante el partido entre Barcelona y Celta de Vigo cuando Iago Aspas cayó lesionado. Esa lesión lo mantendría fuera de los terrenos de juego durante 3 meses.

Y qué 3 meses. El Celta caía y caía partido tras partido. La situación parecía avocar al conjunto celeste al descenso. Pero no. Iago Aspas volvió a jugar el 30 de marzo ante el Villarreal en Balaídos. Los locales necesitaban un triunfo con urgencia, pero se fueron al descanso con un 0-2 en el marcador. El balón volvió a rodar y el genio de Moaña apareció por enésima vez. Anotó de falta en el 51’ y, tras un gol de Maxi Gómez, volvió a marcar para sellar el 3-2 de la remontada. Tras ser sustituido, el delantero protagonizó una de las imágenes del campeonato. Iago Aspas rompió a llorar al ver a la afición volcada con él.

Finalmente, el Celta acabaría salvándose en la última jornada tras una temporada en la que el regreso del moañés sería más que clave, con 10 goles y 4 asistencias en los últimos 9 partidos de la competición. En total anotaría 20 goles que le valdrían para revalidar el Trofeo Zarra por tercer año consecutivo, en lo que fue, una de las mayores gestas de la historia del Celta de Vigo.

Actualmente Iago Aspas sigue anotando enormes cifras de goles con su equipo y parece no tener techo, al igual que su legado en el Real Club Celta de Vigo.

Sus datos

Ahora mismo (23/3/2020), Aspas ha disputado 335 partidos oficiales con el Celta, marcando 145 goles. Además, ha sido 3 veces máximo goleador español, 3 veces elegido Jugador del mes de Primera División y una vez Mejor delantero de Segunda División. Además, atesora 5 premios Manuel de Castro a mejor jugador del Celta de la temporada.

 

Escrito por Pablo Iglesias Verdeal.