Los entrenamientos libres del sábado pasaron factura a Max Verstappen, fueron espectadores del momento en el que el holandés fastidió su fin de semana. Red Bull era competitivo, estaba claro que iban a conseguir la pole, seguramente la victoria, como así ha sido.

Verstappen se picó con su compañero de equipo para ver quien hacía el mejor tiempo en esos libres, la diferencia es que Daniel Ricciardo sabe frenar y él no. Golpe contra el muro, muy parecido al de 2016, coche destrozado y con prisas para repararlo y conseguir estar en la clasificación.

Los mecánicos lo consiguieron, pero al encender el motor, fuga de aceite por la caja de cambios, no pudo disputar esa sesión tan importante. El equipo aprovechó para cambiar el MGU-K y ya era el tercera, lo que conlleva penalización de puestos en parrilla, pero saldría último de todos modos.

Poco a poco, sin altercados importantes, Vertappen ha conseguido quedar en novena posición en el GP de Mónaco, un trabajo excelente tras todo lo sucedido, pero es un resultado difícil de asimilar porque seguro que sabe perfectamente que hubiera luchado por la victoria con su compañero.

Lo que más le gusta al holandés, adelantar: “He disfrutado de la carrera, de los adelantamientos, es lo máximo que podía hacer hoy. El comportamiento del coche ha sido bueno, por lo que contento por eso”, dijo tras la carrera para los micrófonos de Movistar+ F1.

Tras las dos sesiones del sábado, Verstappen no habló con los medios, por lo que era el momento de preguntarle por lo sucedido, pero no quiso hablar del tema: “No me gustó, puso el jaque el fin de semana, pero es lo que hay”.

Sobre la carrera dijo: “Nunca ha sido fácil con los ultras, se sobrecalentaban y sufrían graining muy rápido, he tenido que gestionarlos y no ha sido fácil. Con los hiperblandos hemos sido mejores consiguiendo la vuelta rápida”.

El de Red Bull no se puso un objetivo al iniciar la carrera: “No tenía ninguna expectativa, he intentado hacer la mejor carrera posible”, indicó para finalizar.