A estas alturas de la temporada, ha quedo patente que Red Bull no cuenta con el mejor motor de la parrilla. Sus máximos rivales, Ferrari y Mercedes, cuentan con una unidad de potencia más fiable y con un mayor rendimiento que el motor Renault.
El trazado de Silverstone se caracteriza por la presencia de varias curvas que se hacen a fondo, prácticamente como si fuesen rectas. Es por esto por lo que la potencia del motor es importante en este circuito.
Red Bull, siendo consciente de que ese es su punto débil, optó por intentar reducir ese déficit de potencia con la configuración en sus alerones, tanto delanteros como traseros. Probó además distintas opciones con cada piloto.
Comenzando por el alerón trasero, optaron por un ala con poca resistencia aerodinámica. Lo mismo hicieron Ferrari y Mercedes, pero Red Bull puso un ángulo de incidencia menor al de esas dos escuderías, tal y como puede apreciarse en la imagen que encabeza este artículo.
Pasando al alerón delantero, Max Verstappen utilizó un diseño que ya se había visto en el Gran Premio de Canadá. Este cuenta con una sección de flaps que ocupa menos espacio, lo que ayuda a reducir la carga aerodinámica. Es así como consiguieron baja carga tanto en la parte trasera como en la delantera.
Daniel Ricciardo hizo uso de dos alerones delanteros diferentes. En la primera sesión de entrenamientos libres optó por uno que tenía una banda Gurney en el flap superior, lo que ayudaba a darle un mayor equilibrio al monoplaza en las curvas más rápidas. Ya en clasificación, utilizó un ala que no llevaba esta banda para conseguir una mayor velocidad punta aún sacrificando esa carga extra.
Esta táctica no les sirvió de mucho, ya que el resto de escuderías también optaron por una baja resistencia aerodinámica y, aunque la de Red Bull fuera algo inferior, no fue suficiente para alcanzar a Ferrari y Mercedes. Finalmente, el podio lo ocuparon Sebastian Vettel, Lewis Hamilton y Kimi Räikkönen.