Cuando más avanza una historia, más complicado es continuar enganchado a ella si el guión es previsible y el final está cantado. Eso pasa con la Fórmula 1 desde hace muchas semanas, parón de verano incluido. Sabemos que ganará un Mercedes, ya sea el de Lewis Hamilton o el de Nico Rosberg. Hay 22 pilotos en parrilla, y tan solo Daniel Ricciardo ha conseguido apartar en tres ocasiones de trece posibles a cualquiera de las dos balas plateadas.
En Monza ocurrió lo esperado, con algunos sobresaltos
Así que en Monza, más de lo mismo. Con algunos sobresaltos, eso sí. Mal arranque del británico, que permitió a su compañero volver a obtener un cómodo liderato –el que debía recortar se quedó detrás–. Gracias a los resbalones de los que salían por la parte sucia, ganaron los espectadores. Debieron remontar el propio Hamilton (de la cuarta a la primera), el finlandés Valtteri Bottas (de la undécima a la cuarta) y el rebelde Ricciardo (de la duodécima a la quinta).
Tras la remontada de Hamilton, 22 puntos separan a los 'colegas' en la clasificación
Pero nada es lo que aparenta. Y Nico Rosberg vio como Hamilton remontó tras su mal inicio. La presión le pudo, y cometió un error que dio alas al bueno. El público corroboró, en el bullicioso y precioso podio lombardo, la condición de villano del alemán. Pitado, con estruendo, fue Hamilton el favorito de los tifosi. Con permiso de Felipe Massa, muy contento tras volver a pisar los cajones reservados a los mejores después de un largo año en el mar de los puntos menores. Conclusión: 22 puntos separan a los colegas que se juegan el campeonato.
“Nadie debería ser pitado”, comentó Toto Wolff, el jefazo de Mercedes. Después del encuentro nada amistoso en Bélgica, al siempre agresivo Hamilton –con un historial mucho más largo en cuanto a golpes, roces y enemistades– se le ha puesto el graderío a su favor. “A lo mejor es algo a lo que debes sobrevivir para llegar a lo más alto”, concluye el hombre que gestiona las ahora turbias relaciones entre los coprotagonistas de la película. "Somos compañeros y siempre seremos amigos", dijo a regañadientes Hamilton, inquirido en el podio por Jean Alesi. Una pregunta a la que no se atreverían la mayoría visto lo visto...
Y es que no hay más primeras espadas. El tetracampeón está en crisis y volvió a ver como su jovial compañero le superaba sobre la bandera de cuadros. Sebastian Vettel no lo entiende y tampoco entiende demasiado Fernando Alonso. En Monza, en el paraíso rosso su monoplaza decidió claudicar. No era suficiente con tan solo luchar por “una quinta plaza”, que era lo máximo a lo que creía aspirar el asturiano.
Ferrari descarriló a lo grande en casa, ante unos 'tifosi' entregados a la nada
Ni eso, un objetivo mediocre para Ferrari en casa. No faltó la entrega de las gradas que tuvieron como recompensa un noveno de Kimi Räikkönen y el abandono de un resignado Alonso. Lo mejor para ellos fue el rendimiento de Massa, mejor que en otros años con el bólido rojo. Además, la escudería de Maranello perdió el tercer puesto de constructores tras un fin de semana redondo para los Williams.
¿Algo más a destacar? Los adelantamientos entre Sergio Pérez y Jenson Button, de lo más brillante de la jornada. Ganó el mexicano tras subir el monoplaza por los peligrosos bordes de las chicanes italianas, algo que no le salió igual de bien a Max Chilton, que se fue a las vallas con el primer vuelo del mediodía. El que se marchó con más estilo fue Daniil Kvyat, con un amago de accidente tremendo que aprovechó para demostrar sus habilidades en la disciplina mixta del F1-Rallycross.
Irremediablemente, Mercedes tiene el monopolio de la emoción
La historia está escrita, sólo falta por estampar el nombre del campeón. ¿Se podrá colar de aquí al final otro apellido en la lista de ganadores de la temporada? Los Mercedes no pueden permitirse ningún desliz en su lucha particular así que, probablemente, la respuesta es no.
Lo mejor del Gran Premio, por una vez, fue el previo de Antena 3 y la hermosura que tuvo el honor de pilotar Marc Gené. Aquí lo tienen por si no lo han visto: