Kvyat sonríe de nuevo. Después de una odisea contra sí mismo y la presión mediática, el piloto volvió a demostrar de qué pasta está hecho en Marina Bay. No solo consiguió finalizar en una meritoria novena posición –aportando dos puntos al mundial para su escudería-, sino que mantuvo un épico duelo con Max Verstappen, piloto que le sustituyó en Red Bull tras la cuarta carrera del mundial. Vuelta tras vuelta, el holandés metió morro y trató de adelantar al ruso en más de una ocasión sin éxito. A esto hay que sumarle que quedó por delante de su compañero de equipo, Carlos Sainz, que tuvo una carrera desastrosa desde la vuelta uno.

Daniil realizó tres carreras espectaculares con Red Bull a principios de año. En la de China logró un podio tras una maniobra muy arriesgada en la curva 1. Esta no gustó nada a Vettel, el cual le reprochó tras la carrera que su maniobra había sido peligrosa y que podían haber chocado si él no hubiera reducido. En ese momento, la mayor parte del público estaba a favor del piloto ruso puesto que él no había influido en absoluto entre el toque que protagonizaron los dos coches de Maranello y en el que la peor parte fue para Räikkönen.

Kvyat, orgulloso portador del #26 | Fuente: Zimbio
Kvyat, orgulloso portador del #26 | Fuente: Zimbio

No obstante, nadie se esperaba que en la siguiente carrera se cumplieran las predicciones del alemán. Tras una mala salida, Kvyat colisionó en la curva 2 de Sochi contra la parte trasera de su Ferrari SF16-H y en la siguiente, volvieron a impactar. El golpe fue tan fuerte que desestabilizó el monoplaza de Sebastian y acabó contra las protecciones. Tras esa carrera, el ruso sería degradado a Toro Rosso aunque, según Horner, no tenía que ver con estos incidentes y se debía a un cambio de planes de la escudería austriaca.

Desde entonces, el buen rendimiento de Daniil desapareció. Carrera tras carrera y sesión tras sesión se veía superado en la mayoría de ocasiones por Carlos. También hay que mencionar los diferentes problemas de fiabilidad que tuvo su monoplaza que sumaron varios abandonos en su casillero. A todo esto, la prensa comenzó a presionarle sobre su incierto futuro y los rumores que le situaban fuera de la parrilla para 2017. No obstante, con el parón de verano, consiguió recuperar su ritmo y en el Gran Premio de Singapur se hizo efectivo.

“Me lo he pasado muy bien. Volver a sentir otra vez esta pasión, vuelvo a estar normal. Estoy contento con lo que hice en Singapur aunque siento que no asumí riesgos. Fuimos muy conservadores pero sigue siendo un gran resultado para el equipo. Es muy gratificante volver a los puntos”, declaró el ruso tras la carrera del domingo.