Insaciable, luchador, con un carácter ganador innato e intacto que ha mantenido a lo largo de su trayectoria deportiva, nunca dando su brazo a torcer por muy difícil que sea su objetivo, Fernando Alonso encara con optimismo su futuro en la Fórmula 1 de la mano de McLaren después de los sensacionales resultados que el piloto asturiano de la escudería británica obtuvo en el Gran Premio de Singapur, tanto en la sesión del sábado como en la carrera del pasado domingo. Tal es su optimismo que fija entre ceja y ceja el título mundial como meta principal para el próximo curso, un año en el que los coches presentarán novedades con respecto a la actual campaña.

Ese optimismo 'radical' en cierto modo que presenta Fernando se puede compartir teniendo en cuenta los resultados obtenidos y la mejora en las prestaciones de fiabilidad de su monoplaza comparado con la pasada campaña, aunque debería moderarse, ya que la escudería británica se encuentra muy lejos de su objetivo actual, el podio y la victoria.

Analizando el fin de semana en el trazado singapurense desde el punto de vista de Fernando, no hay motivo alguno para dejar de perder la confianza ciega que el mantiene siempre. En la sesión clasificatoria del sábado, Fernando registró cronos con el neumático ultrablando entre 1:44 y 1:45 bajos, muy lejos de las expectativas que se marca el propio piloto, pero demostró de sobra que dando el máximo con un coche de prestaciones limitadas fue capaz de pasar a la Q3 y de dejar en el camino a escuderías como Williams o a su compañero de equipo Jenson Button por décima vez este año. Además, compitió cara a cara con sus rivales más directos por entrar en el top ten, Toro Rosso y Force India, si bien estas dos escuderías mejoran el ritmo de McLaren a una vuelta aún siendo un circuito donde las diferencias quedan reducidas al ser un circuito más técnico para el piloto que para el propio bólido.

Fuente: McLaren-Honda
Fuente: McLaren-Honda

Las buenas sensaciones que dejó Fernando en clasificación se corroboraron en carrera. Aprovechó la salida, uno de los puntos fuertes de su pilotaje, para adelantar a Kvyat y aprovechar el toque entre su compatriota Sainz y Hulkenberg para colocarse del noveno puesto del que partía al quinto. Una alegría que se quedó ahí y que se esfumó poco a poco una vez que los pilotos más rápidos que se quedaron más rezagados lo adelantaron más adelante. Aún presentando un ritmo de carrera irregular en las últimas carreras, lo cierto y verdad es que fue bastante notable, ya que no sufrió problema alguno en su coche y la estrategia planificada con sus ingenieros de pista fue impecable. Defendiéndose de Kvyat y Verstappen en el primer pit-stop, y saliendo por delante de Checo Pérez en el segundo, Alonso defendió esa quinta posición hasta que primero Vettel, y después Verstappen a falta de ocho vueltas del final y con neumáticos más frescos, le pasaron y truncaron un resultado que hubiese sido magnífico para las aspiraciones de McLaren, pero no se puede exigir mucho más a un piloto que trabaja hasta la saciedad con un coche muy limitado para lo que debería aspirar.

Mucho margen de mejora tiene McLaren por delante si quiere seguir compitiendo como lo está haciendo hasta ahora, pero que no falte un piloto como Fernando que siempre se deja el alma con un coche que da para más bien poco.